⌗ SOMNIA ♡̷̷%՞˖

XXII

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─ Majestad, los reyes de Galdin ya están aquí. Tan solo falta el rey de Octagonia y ya estarán todos reunidos.

─ ¡Perfecto! ─exclamó Dongpyo cerrando el libro que estaba leyendo─ ¡Han venido antes de lo esperado casi todos!

El joven monarca se levantó del sofá sobre el que estaba tirado, dejando el grimorio que leía a un lado y se marchó a recibir a sus nuevos invitados, a pesar de que iba en pijama y bata, no le importó, técnicamente, estaba en su casa.

Salió de la habitación para dirigirse al recibidor del palacio, encontrándose con los dos reyes centauros, junto a un grupo de soldados de la misma especie.

─ ¡Bienvenidos a Adrestia! ¿Ha ido bien el viaje? ¡Espero que sí! Adelante, por favor.

Mandó a unos cuantos sirvientes que los llevasen a sus respectivas habitaciones, incluidos los soldados, todo tenía que ir perfectamente, ya que era la primera vez que invitaba a alguien como rey.

Mentiría si dijera que no estaba emocionado con todo aquello, pese a ser una situación complicada. Tan solo esperaba que, después del buen trato recibido, le creyesen cuando dijera todo lo que estaba por ocurrir.

Al día siguiente por fin llegaron sus últimos invitados, el rey de Octagonia junto a su séquito.
Fue a recibirlos de la misma forma que los demás, para después organizar la asamblea esa misma tarde.

Normalmente, siempre se hacía una reunión conocida como el "Concilio de los Reyes" cada vez que pasaba algo lo suficientemente grave, como en aquella ocasión, la única diferencia es que solo se solía invitar a los líderes de las naciones más poderosas, estando Adrestia entre ellas.
Pero esta vez era diferente, el motivo, mucho más grave y, por lo tanto, todo el mundo debía asistir.

Una vez reunidos todos alrededor de una enorme mesa redonda, con toda la sala custodiada por soldados de cada especie, dio comienzo aquel concilio.

─ Bien ─empezó Dongpyo hablando─. Se preguntarán porqué les he reunido aquí, ¿no es así? ─la gran mayoría asintió y algunos simplemente, se limitaron a esperar y escuchar lo que tenía que decir─ La cuestión es simple: un inminente mal acecha nuestro mundo y, por lo tanto, está en peligro.

─ ¿Qué tipo de mal? ─preguntó uno de los invitados.

─ El mismo que llevó a los dioses a la extinción.

Realmente, Dongpyo se estaba sorprendiendo de su formal habla en aquella reunión. Nunca se había visto de esa forma, pero estaba orgulloso de sí mismo.

En cuanto a lo último que había dicho, todos comenzaron a cuchichear entre ellos, quedando finalmente en un gran silencio.

─ Por eso mismo les he reunido. Debemos unir fuerzas para detenerlo.

─ Hoggar se opone a esa idea ─habló el líder gólem─, preferimos defender a nuestra propia gente antes que unirnos a una batalla contra eso que habláis.

─ Octagonia tampoco se unirá.

─ Si no nos vamos a unir todos ─habló la reina de Wërohir─, mi reino tampoco formará parte de ese ejército masivo.

─ ¿No entienden que la seguridad del mundo está en juego? ¿O es que acaso no me creen? ¡Puedo demostrarlo!

─ No es eso. Es solo que la prioridad de cada rey es la seguridad de su gente y no de otros. Espero que lo entienda.

Muchos comenzaron a abandonar la sala, dejando a Dongpyo boquiabierto y decepcionado al ver que no los había logrado convencer, pero no quería persuadirles tampoco y parecer un pesado. ¿Qué debía hacer?

Por el momento, dejó que se marchasen todos aquellos que quisieron, quedando solamente él, junto a los de Galdin, Altissia, Ingénova y unos pocos más.

Realmente, era muy triste aquella estampa y más sabiendo lo que les venía encima. Pero no iba a darse por vencido.

─ Entonces, solo nosotros tendremos que unir fuerzas para detener el mal. Os explicaré lo que he pensado...