36 - A kiss to give up control

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Con la maravillosa fama que tenía en la universidad, ninguno de sus conocidos, compañeros, amigos e incluso familiares se podría imaginar a Lan Zhan gimiendo. Ese privilegio, ese placer, solo lo tenía Wei Ying. Saberlo le hacía codicioso porque tampoco acostumbraba a oírlo tan a menudo. Le encantaban sus gemidos, tan graves y tan expresivos. Y por otro lado, saberlo también le tranquilizaba. Habría sido un poco turbio que algún familiar —yo que sé, Lan QiRen por ejemplo— hubiese podido escuchar lo mismo que él en aquel momento.

¿Qué demonios? ¿Por qué se ponía a pensar en Lan QiRen cuando se la estaba chupando a su novio? Ah, sí, por esa vez que les pilló en mitad del asunto y le echó del cuarto de su sobrino a patadas.

Luego se desmayó.

Wei WuXian se detuvo durante unos segundos, borrando esos pensamientos de su mente. También lo hizo para provocarlo, para jugar con él y llevarle a extremos que, una vez cruzados, acabarían con su novio empotrándole contra el cabecero de la cama toda la noche. Sonrió. Le encantaba esa perspectiva, la verdad. Lan Zhan podía ser o muy dulce y cuidadoso o una fiera desbocada, y el estudiante de biomédica no tenía muy claro cuál de sus dos facetas sexuales le gustaba más, solo sabía que aquel día había decidido invocar a la bestia. Tenía ganas de un poco de sexo duro como Dios manda. Así que... ¿qué mejor forma de lograr sus caprichos que haciéndole a su novio la felación más fantástica que había recibido hasta el momento?

Lan WangJi estaba sentado sobre el colchón, con la espalda apoyada contra la fría pared —y la única que le ayudaba a conservar mínimamente la cordura, dicho sea de paso— y con su pareja entre las piernas. Una de sus manos se aferraba a las sábanas desperdigadas por ahí, mientras con la otra asía los sedosos y largos cabellos ajenos. Intentaba que fuese más rápido, pero a ese demonio era imposible forzarle a nada. Retorciéndose sobre sí mismo y jadeando de placer sin duda ofrecía una imagen muy poco habitual de su persona. De vez en cuando, Wei Ying alzaba la vista hacia arriba, disfrutando de cada cuadro y de cada expresión de gozo. Sus ojos traviesos resplandecían con el brillo de la satisfacción; encontraba en las reacciones de Lan Zhan el empeño que quería para seguir con su trabajo. Como era incapaz de abarcar toda su longitud dentro de la boca —porque, wow, Lan Zhan estaba extremadamente bien dotado, qué desperdicio para el mundo de la pornografía— se dedicaba a lamerle de arriba a abajo como si estuviese saboreando el helado más delicioso del mundo. Quizá fuese así. Con la lengua trazaba formas aleatorias, llevándola alrededor de su miembro, mientras con una mano le masajeaba la base. Los gemidos del de derecho se convirtieron en tensos jadeos cuando Wei Ying decidió introducirse todo lo que pudo en la boca, y se ahogaron consigo mismos cuando este empezó a moverse como si simulase embestidas. Lan WangJi quería mover las caderas, pero se veía incapaz. Su cerebro no era capaz de mandar tal orden en aquel momento y todo lo que le salían eran movimientos erráticos con los que pretendía acelerar su excitación. Cuanto más lamía Wei WuXian, más notaba ese poderoso cosquilleo debajo del ombligo extenderse más allá de su vientre.

-¡Wei... Wei Ying!

Su nombre salió de los labios ajenos casi más como una orden que como una súplica, aunque de ambas tenía parte. Fue por su culpa, por supuesto, porque había decidido centrar su atención en la cabeza de su miembro, que ya empezaba a dejar escapar el líquido preseminal. Aquello era una bomba de relojería a puntito de explotar, pero Wei Ying lo sabía, y le encantaba jugar con fuego. Por eso después de brindarle un excesivo cuidado con la lengua y los labios y de dejarle al borde del primer orgasmo de la noche, el de biomédica levantó la cabeza, rodeándole con una mano y apretando para evitar que se corriese todavía. La mirada de Lan Zhan ardía.

-¿Todo bien por ahí arriba? -Cuestionó con cierta sorna, sin despegar ni un solo segundo la vista de esos ojos dorados-. Porque aquí abajo Lan Zhan júnior y yo nos lo estamos pasando de maravilla.

-Deja... de jugar...

-¿Por? No quiero. -Se quejó, haciendo un puchero y frotando con la yema del pulgar el inflamado glande-. Te está gustando esto a ti tanto como a mí.

-¿Y tú no quieres que te haga nada?

-¡Pues claro que sí! Pero hay tiempo, Lan Zhan, no seas impaciente. Tenemos toda la noche para divertirnos.

-¿Toda?

-Toda todita toda. Aunque claro, eso dependerá de cuántas veces seas capaz de hacer que me corra.

Quizá esa charla fue un error, quizá no. Wei Ying solo supo que le encantaba la cara de Lan Zhan en aquel momento. Era esa expresión de "te voy a poner en cuatro y te voy a empotrar hasta que pidas piedad dos veces". Pero, ay, lo de pedir piedad no era lo suyo. Él prefería más bien tensar la cuerda hasta que se rompiese, acercarse a una bomba cuyo temporizador está gritando "explosión inminente" y jugar al baloncesto con ella. Y eso era justamente lo que había hecho. En menos de un parpadeo y sin haber logrado que Lan WangJi se corriera en su boca, se encontró apresado entre el colchón y el fuerte cuerpo de su novio, con sus erectos miembros presionados juntos y las piernas más abiertas que la puerta de su cuarto —y menos mal que Jiang Cheng esa noche dormía fuera, porque se habían dejado dicha puerta abierta de par en par—. Los labios ajenos capturaron a los suyos en un beso fiero y ansioso que desechaba cualquier pizca de contención. Con la misma sonrisa ladina, Wei WuXian le cedió el control mientras se besaban, tanto el de la noche como el de su propio cuerpo.

Al separarse, ni siquiera tuvo tiempo de recuperar la respiración.

Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora