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Sarah observaba cómo su mejor amigo devoraba las hamburguesas que ella le había llevado para almorzar, habían creado de aquello un hábito y Sarah nunca se cansaba de eso. Lo había extrañado mucho, cuando Azriel empezó a pasar tiempo con Elena para ayudarle a conocer a Jesús, Sarah sintió que él la había echado a un lado, y tenerlo allí en aquel momento compartiendo con ella cómo en los viejos tiempos, le devolvió gran parte de su felicidad.
—Te vas ahogar si continúas comiendo tan rápido.
Se burló Sarah, logrando que Azriel se llevara a la boca muchas papas fritas como respuesta, con cierta diversión.
—Extrañaba esto —Sarah confesó, mientras Azriel bebía de su batido.
—¿Extrañabas comer comida chatarra conmigo? —Preguntó Azriel, alzando una de sus cejas.
Él no lo sabía, pero aquel gesto a Sarah le encantaba.
—Digamos que sí.
Azriel sonrió.
A Sarah le encantaba cuando él sonreía.
—¿Estas consiente de que rompo mi compromiso con el gimnasio cada vez que estamos juntos?
Aquello hizo reír a Sarah. Era cierto, Azriel era un chico que por lo general se alimentaba bien, pero cuando estaban juntos, ambos rompían el código de alimentación saludable. Desde que se convirtieron en mejores amigos hacían aquello, y Sarah no entendía como Azriel no aumentaba ni un kilo, al contrario, siempre estaba en forma.
—Soy una mala influencia —Exclamó Sarah alzando sus manos, aceptando la culpa.
Azriel dejó escapar una carcajada ante su gesto, y llevó una mano hacia el cabello de Sarah, desordenándolo, algo que siempre hacía como una pequeña demostración de afecto, y aunque a ella no le agradaba aquello del todo, se lo permitía, porque era él.
—Y hablando de malas influencias, hay algo que debo contarte —Repuso Sarah, recordando el encuentro que había tenido con Jackson.
—Soy todo oídos —Dijo Azriel mientras recogía los restos de basura y hamburguesas que quedaron sobre la mesa del jardín.
Era una manía de él mantener todo limpio y ordenado. Lo había heredado de su madre.
—Me encontré con Jackson ayer.
Azriel dejó de hacer lo que estaba haciendo para prestar más atención a lo que Sarah iba a contarle.
—¿Qué sucedió? —Quiso saber de inmediato, suponiendo que el resultado de aquel encuentro no había sido para nada bueno.
Sarah tomó una bocanada de aire antes de hablar.
—Se desahogó —Dijo, como si estuviese restándole importancia.
