Capítulo treinta y nueve.

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Retrospectiva.

No pude dormir aquella noche después de lo sucedido con mi novio, la alarma de mi despertador retumbaba en mi habitación, realmente no quería ir al colegio, pero debía ir ya que tenía una exposición de grupo, me levanté para tomar otra ducha y me preparé para ir a clases.

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–Señorita Seo, no es día de deportes ¿Por qué usa el uniforme incorrecto? –cuestionó el inspector al pasar lista por mi clase.

–Es que mi uniforme... bueno... tuve un inconveniente –respondí titubeante.

–Tiene una falta a su disciplina, señorita –apuntó mi falta en su lista.

–Entiendo...

El inspector salió de la clase y en ausencia de un maestro a cargo todos se juntaron con sus grupos de siempre a platicar.

–¿Porque viniste con el uniforme deportivo? –me preguntó una de las compañeras con la que había bebido el día anterior.

–Porque mi novio me rompió la blusa –pensé para mí misma–. Es que ayer se ensució y no me dio tiempo de lavarlo...

–Danbi –se acercó otra compañera, una a la que rara vez le había dirigido la palabra. Su sonrisa cínica era escalofriante–. ¿Es cierto lo que escuché por ahí?

–¿Eh? ¿Qué escuchaste? –cuestioné molesta, no me agrada la actitud con la que se a acercado a mí.

Aquella compañera rio cínicamente mientras se sentaba en la banca delante de mí que estaba libre, cruzó una pierna sobre la otra y apartó su cabello hacia un lado para continuar con su intriga.

–No sabía que eras de ese tipo de chicas fáciles. Y con lo correctita fingías ser. Bien dicen que las que actúan como santas en realidad son las más perras.

–¡Oye! –reclamó mi compañera cercana–. ¿Por qué le hablas así a Danbi?

–Solo digo lo que se rumorea por todo el instituto y no finjas que no sabes, porque tú también estabas en ese grupito –la incitadora se retiró.

Volví rápidamente mi atención hacia mi compañera, jalé mi pupitre hacia ella para estar más cerca y susurré.

–¿Le contaste algo a alguien...? –cuestioné.

–Claro que no, ¿qué iba a contar? Yo no supe nada más después de que me fui, pero Danbi... Heejin y yo te esperamos casi media hora a que salieras de la casa de tu novio, pero tu... no saliste. ¿Pasaste la noche con él?

–No me quedé ahí, salimos por la puerta trasera de la casa...

–Sabes que puedes confiar en mi Danbi, no tienes que mentirme, yo no voy a juzgarte.

–¡Te estoy diciendo la verdad! –grité enfadada.

Rápidamente toda la clase tenía su atención puesta en mí y afortunadamente el timbre de cambio de hora sonó, todos tomaron sus materiales para la siguiente clase y salieron del aula.

–¿Qué tenemos? –me preguntó mi compañera.

–Computación... –respondí.

–En esa clase está... tu novio... deberías preguntarle si él dijo algo sobre lo que pasó ayer.

–Ya te dije que no pasó nada –tomé mi mochila y salí de la clase.

–Danbi, espérame...

–Tengo que darme prisa para hablar con él antes de que lleguen todos –dije y empecé a correr por el pasillo dejando a mi compañera.

RUDEWhere stories live. Discover now