Capítulo 38.

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Al principio, quiso negarse, pero luego comprendió que proporcionarle oxígeno a su cerebro, realmente le haría mucho bien. Buscó las zapatillas nuevas de deporte y se las dio. — ¿Seguro que podrás seguirme? Estoy acostumbrada a correr cada mañana, y tienes una fuerte resaca.
- Haré más que seguirte, ______, te dejaré muy atrás.
¿A sí? Su confianza le ayudó a olvidarse de su tristeza. También, la naturaleza competitiva, saltó a la vida.
- Entonces, ¿Por qué no me lo demuestras?
- Siempre exiges una prueba. Bien, ésta es una prueba que con mucho gusto te daré. Estoy deseando ver la expresión de tu rostro cuando la carrera termine y comprendas que te he pasado. Dos veces. — Con eso, se puso las zapatillas y se dirigió hacia la puerta de la calle.
La carrera había comenzado.
Veinte minutos más tarde, ella le mantenía el paso. No hablaban, concentrados en la competición. Corrían por un camino en zigzag situado a una milla de su casa. Era un camino que rodeaba el Parque de Earlywine y estaba destinado expresamente para los corredores. Todo a su alrededor eran radiantes árboles marrones y verdes que daban sombra, y toda clase de rosadas florecitas que crecían aquí y allí con gracia. Las ramitas crujían bajo los zapatos y el rocío besaba el aire.
Otros cinco minutos pasaron bajo un paso vigoroso. Sin reducir la marcha, Justin se quitó la camiseta y se la puso sobre los hombros. Ella abrió la boca para protestar, pero las palabras se congelaron en la garganta. El poderoso, bronceado y musculoso pecho brillaba por el sudor, y unas gotitas se deslizaban a lo largo del abdomen de tablita de chocolate. La vista la distrajo y tropezó. Riendo por lo bajo, aumentó la velocidad y la adelantó. _____ miró airadamente su espalda. Lo había hecho a propósito, el muy canalla.
Los músculos le quemaron a cada paso, pero aceleró hasta alcanzarlo. Otros diez minutos pasaron. Estaba cansada, pero no redujo la marcha. Justin ni siquiera mostraba signos de querer detenerse, el condenado
- ¿Vamos a correr para siempre? — soltó, resoplando y odiándose por ello.
- Yo puedo — fue la casual respuesta.
- Bien, yo también puedo — gruñó y reunió cada onza de fuerza que poseía para resistir. ¡Éste hombre no iba a ganarle!
Pero caray, tenía que haber algún modo de terminar con esto.
Inmediatamente, le vino una idea, y no se sorprendió de lo rápido que la mente trabajaba. Con todo el oxígeno que bombeaba a través del cuerpo, podría haber calculado la masa atómica de un elefante e inventando un plan para terminar con el hambre en el mundo.
- Una carrera hasta llegar a casa. El último pierde. — Dicho eso, se adelantó corriendo.
Trató de pasarle por la izquierda, pero ella viró por delante, bloqueándole el camino. Él se movió a la derecha, pero ya esperaba ese movimiento y se desvió para cortarle otra vez. ______ tocó la puerta un segundo antes y casi se cayó al tropezar con el periódico tirado sobre el porche, pero logró enderezarse a tiempo.
- ¡Ja!¡ Gané! — Las palabras abandonaban la garganta entre jadeos cortos, entrecortados por la falta de aire. Se habría reído en su cara, pero sentía el pecho como un volcán a punto de explotar.
- No has jugado limpio,______. — Parecía un poco jadeante.
- Por supuesto que no, Justin. ¿Qué tendría eso de divertido?
Él abrió la boca para contestar, pero un coche entró por el camino de entrada, desviando la atención. Inmediatamente, su extraterrestre se transformó al modo de superhéroe-salvador y sólo cuando el coche aparcó detrás de la camioneta y Gray surgió del asiento del conductor, Justin se relajó. Su hermano, sin embargo, lo miró de forma dura y glacial. Un poco resacoso, pero listo para batalla de todos modos.
La sonrisa de bienvenida de _____ se evaporó.
- ¿Gray?¿Va todo bien?
No le hizo caso. Otro hombre salió del coche, y Gray le susurró algo, con tono enfadado. El hombre era una pulgada o dos más bajito que Gray, por lo que era un poco más alto que ______. Tenía el pelo negro y los grandes ojos como los de un cachorro. Las mujeres, probablemente, se volverían locas por él, es más, si ______ lo hubiera conocido hacia unos días, también se habría vuelto loca, o al menos por una primera cita. Pero ahora los pensamientos estaban consumidos por el guerrero que tenía a su lado.
Gray subió al porche y, sin siquiera un saludo, entró directamente al asunto.
- Quiero contarte algo sobre la pasada noche, algunas cosas que Justin nos dijo a mí y a los muchachos.
Aunque su hermano hablara con ella, miraba a Justin. _____ se fijó primero en un hombre, luego en el otro. Justin tenía los brazos cruzados sobre el pecho; los ojos estrechos en diminutas rajas; y las ventanas de la nariz llameantes. Se enfrentaban a pleno día.
- Te abandonará en dos semanas — siguió Gray.
- Ya lo sé. — Los hombros se hundieron con alivio. Durante un minuto, había creído que le diría que Justin les había confesado que era de otro planeta.
-Ahora que eso está claro, tienes exactamente cinco segundos para pedir perdón por tu comportamiento — dijo, y
en un tono dulce como el caramelo, continuó — o te partiré el cuello como una ramita.
El hermoso forastero al lado de Gray rió. Era el primer sonido que había pronunciado hasta el momento.
- Me dijiste que era valiente, Gray — dijo el hombre, todavía riendo. — Pero no me contaste que era una
homicida.
Gray decidido entonces hacer las presentaciones apropiadas.
-______, Justin, éste es Steve Harri. Steve, ésta es mi hermana _____ y su amigo, Justin. Él es modelo de
portadas románticas. — La repugnancia ante aquel hecho tardó mucho en desvanecerse después de las palabras.
¿Éste era Steve? Pensó, sorprendida.
¿Éste era Steve? Pensó Justin sombríamente. ¿El hombre con el que los hermanos de ______ la querían casar?
- Es un placer — les dijo Steve.
- Igualmente. —_______ aún no había conseguido cerrar la boca.
Hirviendo, Justin permaneció callado, aunque la postura de si-la-tocas-mueres, era más que evidente. Por si acaso
Steve no cogía la indirecta, agarró posesivamente a ______ por la cintura.
Steve ni siquiera intentó estrecharle la mano.
- No puedo creer que estés tan tranquila. — Gray se pasó la mano por el pelo. — ¿Nunca sigues los consejos,______? ¿Qué te digo siempre?
- No hables con extraños.
- Eso no.
- Luchar hasta la muerte.
- No, eso tampoco.
- Lleva...
- Qué nunca pierdas el tiempo con un hombre que no se quedará.
______ colocó las manos sobre sus hombros, se alzó de puntillas, y besó a su hermano en la mejilla.
- También te quiero, Gray. Ahora sal de aquí. Tengo cosas de hacer.
- No hemos terminado con esta conversación. — Miró por encima del hombro y fijó los ojos en ______.
—Hablaremos más.
Su extraterrestre asintió rígidamente.
- No, no hablarás más tarde con él — le gritó.
Pero Gray no la oyó. Steve y él ya se habían montado en el choche y se marchaban.
Las manos de Justin le apretaron los brazos, amenazadoramente, y la sacudió.
- No volverás a ver a ese hombre otra vez.
- ¿A mi hermano?
- No, al otro.

Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA]  By: JavieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora