Me dejo caer sobre mi cama a la vez que me quito la peluca y la dejo a un lado mío.
Aún no puedo creer que accedí a esto. Faltan sólo unas semanas para Halloween pero se siente como si solo faltara un día, la escuela se ha llenado de carteles, recordándome cada día que debemos asistir a la dichosa celebración que habrá en el gimnasio, a pesar de que hay demasiado ajetreo en la escuela, Julie se las arregla para hacerme sentir en paz.
Normalmente ella compra sus fresas con crema en la cafetería mientras que yo compro dos emparedados, desayunamos en la banca que se ha vuelto nuestra confidente las últimas semanas.
Estar a su alrededor es extraño, pero de una forma agradable, si es que eso es posible. Me siento nervioso por los besos que nos hemos dado, no somos nada —no todavía—, hay veces en las que siento que podemos volver a besarnos, pero entonces llega alguien y nos interrumpe o la campa suena avisando que nuestro almuerzo ha terminado.
Con respecto a Kendall, todo es más complicado. Sé que me golpeó por haberme atrevido a salir con Julie, asumo la responsabilidad, pero ¿por qué tanto enojo si él fue quien la terminó? Esa pregunta ha estado rondando en mi cabeza todo el tiempo, no he preguntado nada a Julie porque no considero que sean mis asuntos, por más que me gustaría saber, incluso ahora, que estoy acostado en mi cama la pregunta no me abandona.
Cuando estoy por cerrar los ojos y dormir un rato, el timbre de mi casa suena, sobresaltándome un poco, a regañadientes, me levanto de mi cama, dejando la peluca sobre mi escritorio, mamá está cumpliendo su turno en el hospital y Charlie está en casa de una de sus amigas, así que estoy solo, abro la puerta, sorprendiéndome al instante.
—¿Siri? ¿Qué haces aquí? —pregunto incrédulo.
Lleva una falda de mezclilla junto con unos converse blancos y una blusa blanca, no creo que sea el mejor atuendo teniendo en cuenta el clima frío de los últimos días.
—Hola, Lane. —Su voz sale diminuta, apenas audible, una corriente de aire se suelta, haciendo que varios mechones de su cabello rubio salgan de su lugar—. Lamento si te molesto o interrumpo en algo, yo solo... Necesitaba hablar con alguien.
Asiento con la cabeza, haciéndome a un lado le indico que entre, ella lo hace de inmediato, tomo uno de los suéteres que cuelgo en la entrada, se lo ofrezco y ella vacila un poco antes de tomarlo y ponérselo.
Un poco confundido por la situación, camino con ella a mi sala, sentándonos uno alado del otro.
—¿Qué ocurre? —pregunto.
—Es sobre Kendall —dice, su voz rompiéndose al decir su nombre—. Sé que no es una persona fácil de tratar, pero lo intento, no sabes lo mucho que lo intento, pero parece que para él no es suficiente.
Es entonces cuando se rompe, no dice nada más y tampoco espero que lo haga, corto la distancia entre ambos y la abrazo, ella descansa su cabeza en mi hombro, sollozando y sorbiendo por la nariz. Me abstengo de insultar a Kendall, por más que lo merezca sé que eso no la hará sentir mejor, sino todo lo contrario.
ESTÁS LEYENDO
Nosotros después de la lluvia
Teen FictionHermosa, adorable, enigmática, alegre, curiosa y completamente perfecta ante mis ojos, no suele arreglar su cabello, siempre la he visto con tenis, ni siquiera cuando ocupa vestidos lleva zapatillas. Hablo de la chica con quién accidentalmente termi...