Eres mi goma de mascar

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No era la primera vez que Momo se detenía en el mismo lugar durante su camino a la universidad, de hecho, lo había hecho tantas veces que ya había perdido la cuenta. Como una goma de mascar en su zapato, lo que la llevaba a pararse unos minutos allí todos los días era la bonita chica que atendía la pequeña tienda a la que no le había dado mayor importancia hasta la aparición de la castaña que había robado su atención de forma completa por la gran sonrisa que parecía siempre mantener en su rostro.

Hasta ese momento Momo no podía sentirse peor por sentirse como una acosadora, claro que no lo era y no pretendía serlo pero en su defensa, todavía no reunía la suficiente valentía como para acercarse y hablar con la chica a la que había denominado como su goma de mascar; sabía que eso podría llegar a traerle problemas si la chica se daba cuenta de que la veía mucho cada vez que pasaba por ahí, aún si no era con intensiones pervertidas o similares a esas. Lo que hacía se podía llegar a malinterpretar muy rápido y tener un final desastroso era lo que le esperaba si no seguía con cuidado; lo que le quedaba era reunir valentía rápido... sí, eso haría los posteriores días... bueno, eso es lo que creía que haría.

No pasaron ni tres días cuando se encontró viéndola de nuevo preguntándose como debería acercarse a ella sin parecer estúpida o fallar en el intento, pues no era precisamente conocida por ser la más romántica y había una alta probabilidad de que no aceptara salir con ella  si lo primero que proyectaba ante ella era vergüenza ajena. Bien, un día más en el que se maldecía por dentro por ser tan vergonzosa y no saber decir las palabras adecuadas en el momento adecuado.

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Pasaron semanas en las que Momo evitó la tienda para agarrar un poco de valentía y planear lo que iba a decir y como iba a decirlo. Su conversación empezaría con preguntarle su nombre haciendo de todo lo demás lo que quisiera el destino para ella, a ver si en esta ocasión mantenía un poco de la suerte que muy rara vez tenía cuando se trataba de cosas como esas.

"Momo, Momo, Momo, por favor, no lo arruines"

Se dijo varias veces el día que estuvo decidida a conocer mejor a su goma de mascar y hacer que ella también la conozca con lo que Hirai Momo podía ofrecer. Cargada de incontrolables nervios, y volviendo a repasar lo que diría para que el destino o la vida no le jugaran en contra, se fue acercando a la tienda donde todo comenzaría - o terminaría - para su ilusionado corazón.

En cuanto se paró enfrente del ventanal por el cual solía fijarse en la chica castaña se fueron todos los pequeños retazos de valentía que poseía y considero muy seriamente seguir su camino y no decirle nada a su amada para no estropear el nulo progreso que se encontraba teniendo con ella. Aún así, fue muy tarde para retractarse, pues se encontró con los ojos de la castaña en cuanto salió de sus pensamientos sintiendo sus mejillas arder mientras veía a su contraria frunciendo el ceño al haberla descubierto espiando.

No espero mucho más, la resignada Momo entró en la tienda para enfrentar su destino, aún si era un golpe que dejara a su corazón fuera de juego.  En menos de un minuto se encontró frente a frente con lo que todavía no se sentía con fuerzas de enfrentar, aunque su corazón no paraba de latir emocionado ante el acercamiento siendo algo parecido a que estuviera masticando goma de mascar, algo indescriptible e increíble.

"¿Irrumpirás en mi corazón? Espero que así sea."

Fue lo único que alcanzó a pensar en cuanto vio el ceño de su contraria como algo menos definido haciendo que su cara se viera más apacible y tranquila. Una razón más para que su corazón se sintiera inflándose de esperanza y sintiéndose a explotar por la emoción.

—Mi nombre es Dahyun, un gusto conocerte— dijo la castaña tomando por sorpresa a su contraria.

—Yo...—Fue lo primero que atinó a decir Momo, mientras trataba de darle una explicación lógica a lo que estaba pasando sin fundamentarlo en que fuera un sueño.—Me llamo Momo, el gusto es mío.—Continuó, haciendo que sus mejillas volvieran a encenderse en un color rojo escarlata.

Estaba siendo difícil para la pelinegra no ser obvia con los sentimientos que había empezado a sentir por Dahyun aún sin conocerla y eso no solo la avergonzaba, sino que también la ponían más nerviosa a cada minuto que seguía conversando con la chica. Ha ese punto ella misma podía decir que la castaña ya se encontraba clavada en su corazón de forma que ya no lo podía controlar.

Cuando entraron en confianza, Dahyun se animó a decir lo que llevaba rondando su mente hace ya más de una semana y que no había podido resolver al ya no ver pasar a la pelinegra por la parte de enfrente de la tienda hace un buen tiempo.

—Momo, me gustaría decirte algo.

Esa simple mención hizo que la chica se sobresaltara y se pusiera alerta de lo que le podría decir su contraria esperando su inminente fin y un rechazo contundente. Estaba segura de que lo que le iba a decir no era nada bueno para su integridad emocional.

—Se que es algo obvio, pero me encantaría saber el porque de venir tan constantemente por aquí si al final solo te quedarás en la puerta.

Bien, era el momento para sacar su pequeña porción de valentía y confesarle sobre sus sentimientos, aunque apresurados, a Dahyun ya que estaba preguntando indirectamente por ellos con cierto interés reflejado en sus ojos ¿o acaso eso último se lo estaba imaginando?

—Se que esto sonará estúpidamente raro, pero, a fin de cuentas es la única razón verdadera que tengo para seguir viniendo por aquí diariamente sin importar si llego tarde a clases o no.—Tomó una pequeña cantidad de aire antes de continuar con su declaración.—He venido insistentemente aquí porque no he podido borrar tu sonrisa de mi mente desde la primera vez que la vi, y me siento tonta por no haberme acercado a ti, pero también me sentía avergonzada porque sentía que iba a arruinarlo todo...

Dahyun cortó el nervioso discurso de su contraria con un beso. Un pequeño pero significativo beso que hizo que Momo se volviera a sentir avergonzada ante lo que pasaba y lo que acababa de comentarle a la castaña, pero que aún así se sentía especial porque el sentimiento se sentía siendo correspondido por ambas partes y sus corazones no podían estar más descontrolados contra sus pechos.

—Se que es gracioso y algo un poco peculiar, pero, desde que noté tu presencia. Momo, has sido mi goma de mascar, has logrado empujar mi atención hacia ti aún cuando no querías ser notada y es por eso que me gustas. Es por eso que he decidido que si no das el paso tú, lo daré yo.—Dahyun miró a su contraria a los ojos y le dijo.—Ya que eres la goma de mascar más adictiva, espero aceptes salir conmigo algún día.

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𝑪𝒉𝒆𝒘𝒊𝒏𝒈 𝑮𝒖𝒎 │ DahMoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora