Estaciono el auto frente al instituto de Dylan brevemente y repaso mentalmente mis deberes mientras él se baja del coche. Bañar a Susy, trabajar, cambiarle los pañales, trabajar, darle de comer, trabajar, recoger a Dylan, trabajar…
Jordi, Maycol y sus familias todavía se van a quedar en el hotel por unas semanas. Después de todo, ellos querían privacidad. Y tres familias viviendo bajo el mismo techo no es lo que precisamente se considera “íntimo”. Georgiet y Maycol todavía tienen asuntos que arreglar, sobre todo porque la pelirroja está decidida con eso del divorcio. No me gusta abandonar a mi amigo, pero a veces es bueno alejarse de los problemas, sobre todo porque Amy está de parte de Georgiet, y seguramente terminaríamos dividiéndonos por defender cada uno a quien apoya. Así que salí del hotel en cuanto pude, y aparte porque Dylan necesitaba ir al instituto…no para estudiar, pero algo tendría que hacer ahí.
Los chicos que pasan se quedan mirando al hermoso ejemplar, que es Jess, por unos momentos antes de seguir su camino a clases. Admiran su brillo, su color rojo sin ninguna mancha. Parecen no haber visto un deportivo nunca por estos alrededores, o tal vez solo es algo nuevo porque los padres normales no traen a sus hijos en coches como Jess.
Por lo general son aburridos autos de lujo de colores oscuros. Ahora que lo pienso, debo parecer el hermano mayor de Dylan y eso me hace sentir incómodo.
Pero llevo un aro de matrimonio.
<<Podrías ser un hermano mayor joven que se ha casado>>
Tengo a Susy en el coche
<<Un desenfrenado adolescente que se olvidó de usar condón y ahora tiene una niña>>
Mierda ¿Qué debo hacer para parecer el padre de Dylan?
De pronto la idea de darle un beso en la frente y decirle “Adiós, pequeño Dylan” surca por mi mente, pero la desecho inmediatamente por lo incómodo que podría resultar tanto para Dylan como para mí.
De todas formas, él ya está fuera del coche y ha caminado una cierta distancia.
Se dirige hasta la puerta del instituto enfrascado en su móvil y no se da cuenta de que una chica igual de distraída que él (y por si fuera poco de su misma edad) avanza al mismo paso que él, hasta que, de pronto, ambos chocan en la entrada y rebotan hacia atrás.
La chica frunce el ceño desde el suelo y levanta la vista hacia Dylan. Él también la mira y entonces sonríe.
Ella se sonroja, agacha la cabeza y se pone de pie con torpeza antes de volver a intentar entrar por la puerta. Digo “intentar” porque la niña castaña se choca con la puerta de vidrio y luego, aturdida, entra al instituto con las mejillas al rojo vivo.
Dylan solo sonríe y luego se pone de pie para irse también.
¡Lo que hacen los Claytton con tan solo una sonrisa!
-¡Hey!--lo llamo. Dylan voltea la cabeza momentáneamente y yo levanto el pulgar con una sonrisa¾. Así se hace, pequeño.
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Paternidad ©--Pausada
Ficción General—Amy y Daniel Después de un año...Las cosas se vuelven un poco complicadas para los recién inaugurados padres: Amy y Daniel; sobre todo para el rubio, que está acostumbrado a la simple vida de pareja... Ya lo dijo alguien: Dos son compañía, tres son...