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     Caminé hacia el lugar donde se estaban llevando a cabo los registros. El torneo que se venía era el estatal académico, deportivo y cultural de nuestro colegio. Estábamos a unas horas de la inaguración del evento que año con año se organizaba.

     Eran demasiados participantes. En especial en lo deportivo. Todos esperábamos las órdenes de los coordinadores. Necesitábamos firmar algunos papeles para que, posterior, pudiéramos iniciar el camino a nuestro destino.
     Los camiones que nos transportarían a todos los participantes, aguardaban desde una hora antes que nosotros. Imagino su desesperación.

     Una camioneta blanca se estacionó cerca de donde nos encontrábamos todos. Mis amigos y yo observamos. De ella bajó la chica de mis sueños. Una amiga mía que conocía, sonrió de inmediato. La sonrisa más encantadora de todas. Se acercó lentamente a mí.

     —Hola Rob— Ella mencionó.
     —Hola Ale.
     Su mirada penetraba mi alma.
     Me abrazó muy fuertemente. Sus ojos brillaban de una manera tan linda. No cabe duda que desde que la conocí, siempre la admiré. Con el paso de los días, me terminé encariñado con ella, hasta el grado de gustarme.

    
     —Pst... José Luis, reacciona.
     —¿Qué?— Estaba tan centrado recordando lo que había pasado en la mañana que me desconecté del mundo— Perdón, ¿Qué decías?.
     —¿El año pasado dieron Botes de recuerdo?.
     —No, a penas y nos dieron una playera y una gorra.
     Había tenido la fortuna de haber participado en el encuentro estatal un año antes, por lo tanto, me convertía en una persona "experimentada" en aquel evento.
     —¿Y entonces qué esperamos?.
     —A que aparezca el gobernador supongo.
     Como si lo invocará, el señor tanto esperado apareció. Todos los coordinadores se volvieron locos. El evento dio inicio.
     Cada palabra que decían, me hacía aburrirme más.

     El camión venía lleno relativamente. Una hora de camino nos esperaba. Saqué mis audífonos, y, comencé a escuchar música. "Talking to the moon", una canción que me recordaba a alguien, comenzó.
     Volteé a ver si ella venía conmigo. Desgraciadamente no la vi. Era de suponerse, ella participaría en canto, por lo tanto, lo mandarían al camión de culturales.
     Minutos después, escuché su dulce voz. Esa melodía para mí. No sabía que me gustaba más de ella, su voz, su mirada, sus ojos, su sonrisa, sus sentimientos, su forma de ser o simplemente todo.
     De nuevo, escuché que iba cantando. Tuve la fortuna de escucharla desde la secundaria. Identificaba su voz casi de inmediato.
     Giré de nuevo para ver si estaba en mi mismo camión, pero, no la vi.
     Decidí mandarle un mensaje para saber en qué camión se transportaba.

     —¿En qué camión estás?.
     —En el que vienes tú.
     —¿Dónde estás?.
     —Atrás de ti tontito.

     Giré de nuevo. No la miraba, hasta que ella se puso de pie. Me sonrojé de inmediato, quería que la tierra me tragara.

     El gobernador terminó su discurso. La mayoría de alumnos se encontraban aburridos.
     —Es momento de que la coordinadora de nuestra escuela dé unas palabras.

     Llegamos al hotel, era muy lujoso. Parecía de película. Bajamos de los camiones, mientras nos organizabamos para ver quiénes dormirían juntos, me acerqué a Ale. Ella no se percató de la acción.
    
     —Debieron decirme que vendría a este hotel, así solo pedía venir a pasear.
     —Desgraciadamente, si tú te quedas acá, no habrá portero para la selección.
     —Y si tú te quedas acá, no habrá cantante.
     —De todas formas no soy tan buena— En realidad para mí, era la mejor.
     —Tanto que, si te pones a cantar ahorita, se rompe todo esto.
     —Claro que sí.
     —Es absurdo.
     —¿Qué cosa?.
     —Que digas que no eres buena si para mis ojos y oídos, eres la mejor.
     Ella me vio directamente a los ojos. Era evidente que me tenía paralizado. Sonrió de la manera más dulce que se le puede sonreír a una persona.

Enamorándome de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora