Tempo Rubato

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En un lugar como cualquiera, en una casa como cualquiera, vive una pequeña niña llamada Lily, de oscuro cabello y destellantes ojos, que curiosos buscan que mirar.

Ella con sus padres vive, y su casa distinta es de todas las demás, pues, aunque muchas habitaciones en ella hay, desocupadas y vacías en su mayoría están.

Entre las habitaciones de la casa, existe una que para Lily es especial,

en ésta todos sus juguetes están, y se divierte cada tarde antes del ocaso llegar,

Y como todo niño, Lily tiene un juguete que con amor y orgullo presume, pues distinto y único es a todo cuanto tiene para jugar, su muñeca de cera fina, Lila,

ella tiene un rostro pálido e inexpresivo, sus ojos dos cristales oscuros son,

que miran fijamente sin pestañear.

Ojos que muchas veces en el ondear de su cabello se suelen ocultar.

Viste un hermoso, pero a la vez anticuado vestido escocés,

y sentada sobre una silla de mecedor, en un rincón del cuarto, junto a la ventana está su lugar, pues Lily la tiene como una reina en lo alto de un pedestal, ya que la pobre por desgracia frágil es y se podría quebrar.

La pequeña niña no sale mucho de casa, pero siempre que tiene la oportunidad de salir llega con nuevas cosas, para el vacío de las habitaciones llenar,

y también para su cuarto de juegos adornar.

Un día Lily salió, y con muchas flores del campo llegó, feliz estaba y sobre un jarrón con agua junto a la ventana de Lila las dejó.

Ese día toda la tarde con la muñeca jugó, e intentó enseñarle cada uno de los colores de cada flor, hasta que el sol se ocultó y el sueño con su manto la durmió.

Entonces, sus padres junto al umbral de la puerta se acercaron, y así mismo felices la contemplaron, luego en brazos la cargaron, para a su cama llevarla, cerrando así, la puerta de la habitación de juegos tras de sí.

En este momento la luna su aparición en la noche hace, iluminando la cara de la dama de porcelana que yace junto a la ventana.

En medio del silencio hay pétalos de flores, que sobre la alfombra abundan en perdigones, y de repente algo inesperado ocurre, Lila la muñeca piensa inmóvil:

¡que feliz es Lily! ¡y que feliz soy yo!

Si tan sólo sonreírle cuando me sonríe pudiera, que el color

que ella dijo que es rosa, decirle yo que rojo era, y mis brazos estrecharle

cuando en su abrazo me sostuviera, pero no puedo, porque las muñecas ojos tienen, pero no ven, tienen boca, pero sin canción ni risa han de ser, tienen dos brazos, pero ningún movimiento han de tener,

¡tan frágil soy! Se lamentó.

Otro día nuevamente Lily, junto a sus padres salió, está vez con plumas y caracolas llegó, de diferentes formas y colores que recolectó, pues en un viaje que hicieron al llegar al mar las recogió.

Sin embargo, tan animada como otros días ya no estaba, pues en el transcurso del viaje la pequeña un resfriado tomó y su semblante decayó, con lo cual su madre jugar toda la tarde junto a Lila no le permitió, así que en sus brazos prontamente la cargó, y la puerta del cuarto cerró.

Entonces la muñequita de cera fina que sentada sobre su silla yacía, rodeada de plumas y caracolillas pensó:

¡Que mal Lily se siente! ¡y que mal yo me siento! Si tan sólo su frente pudiera yo tocar, y de su sueño velar mientras se recupera, pero no puedo, porque las muñecas tenemos ojos,

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⏰ Last updated: Sep 02, 2019 ⏰

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