Supuestamente, Wei Ying tenía una alarma puesta en el móvil, programada para despertarse una hora y media antes del comienzo de las clases en la universidad, sin embargo, nunca funcionaba. Nunca. O acababa tirando el móvil contra la otra punta de la habitación —y en el proceso que la batería saltaba por los aires y se apagaba— o lograba entre tumbos adormilados aplazar la alarma de manera indefinida. Por eso su mejor despertador era su marido. A él no podía ni tirarlo contra una pared, mucho menos estando dormido, ni posponerlo, y además le despertaba a besos. No había mejor forma de despertar que con los besos de Lan Zhan y el olor del zumo de naranja recién exprimido y del café recién hecho llegándole desde la cocina.
Un suave beso se posó sobre su frente con todo el cariño del mundo y del año que llevaban ya de matrimonio. Le siguió otro, y otro más. Wei WuXian se removió bajo la funda nórdica, abrazándose a la almohada sin gana alguna de salir de la cama. Gruñó algo inaudible casi como si estuviera suplicándole a Lan Zhan que le dejase cinco minutitos más. Hacerlo sin haber recuperado todavía el lenguaje oral era un poco complicado. Por suerte, el abogado sabía distinguir sus murmullos. Y para su desgracia, aunque no quisiera despertarle, tenía que hacerlo o ambos llegarían tarde al trabajo. Lan WangJi le besó en los labios, capturando momentáneamente su labio inferior y soltándolo al notar como su esposo parecía querer corresponder de pronto. Su forma de levantarle por las mañanas era peligrosa. Los días de diario no solían —no podían— permitirse algún desliz entre las sábanas, y controlarse costaba más de lo que cualquiera se pueda imaginar. Wei Ying estaba especialmente sensible al despertar, reaccionaba a cada roce como un gatito mimoso. Por suerte los fines de semana compensaban los polvos mañaneros que perdían durante los cinco días laborales.
-Wei Ying, levanta. -Susurró con obvio cariño sobre sus labios entreabiertos, besándole una vez más-. Se te va a hacer tarde.
-Cinco... minutos... -Gruñó adormilado, poniendo todo su esfuerzo y todas sus neuronas a trabajar para formular dos palabras entendibles.
-Van a dar las ocho.
Entraba a trabajar a las nueve. Y veinte minutos largos de metro hasta la universidad no se los quitaba nadie.
-¡Mierda! -De golpe, el profesor universitario se puso en pie. No le dio un cabezazo a su marido de milagro, porque Lan Zhan era hábil, rápido y con los años de experiencia, había aprendido a esquivarlo-. Y hoy tenía que ponerles un parcial a los de primera hora... ¡mierda, mierda, mierda!
-El desayuno ya está listo. ¿Te espero a que salgas de la ducha?
-Por favor y gracias.
-Te iré preparando algo de ropa.
Desde el baño, Wei WuXian gritó algo así que sonaba como a "te quiero". En la intimidad de encontrarse a solas en el cuarto que compartían, Lan WangJi esbozó una tenue sonrisa. Luego abrió el armario y buscó entre las prendas negras las favoritas de su esposo.
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Kissing [WangXian] [Mo Dao Zu Shi fanfic]
Hayran KurguA veces los abrazos se quedan cortos. Los besos también suelen, por eso a Wei WuXian le gustaba tantísimo pasar a palabras mayores, pero los besos es verdad que suelen ser capaces de dar una mejor definición del estado de una relación. ¿Eran amigos...