WEIGHT OF LOVE

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Lana, mi hermosa Lana, casi es violada por ese asqueroso hombre. Siento asco al imaginar, los terribles momentos que experimentó. Una vez más, me siento un inútil, un enorme tonto que no pudo hacer más ella. Perdóname.

La rabia que experimenté, tras leer esa parte del diario, hizo que, bajo un impulso y sin pensármelo dos veces, tomara el auto de mí madre y saliera rumbo a la casa del bosque. Me sentía frenético, furioso; con ganas de encontrar a ese hombre y hacerle pagar lo que le hizo a mi novia. Pero, esa electrizante sensación de enojo,  se esfumó tras unos minutos en la carretera. Fue entonces cuando medité, en si era capaz de hacer lo que Lana me pedía. Pasa que no es lo mismo actuar bajo el efecto del coraje y la adrenalina, que hacerlo en total calma y lucidez. Hablábamos de violar a una mujer y asesinar a un hombre, ¿en verdad era necesario? No, no lo era; sin embargo, el amor que mantengo por Lana me hizo seguir adelante y buscar lo que había preparado.

*****

Llegué a la bella cabaña de mis, fallecidos, abuelos, esa a la que me escapaba con Lana en los días de otoño. Era nuestro refugio, nuestro fuerte, nuestro lugar seguro. Buscando las llaves del sótano, entré a la habitación principal; la misma en donde, bajo el manto nublado de una tarde de octubre, descubrí la desnudez de mi amada Lana. Me recosté en la cama y recordé ese momento; cuando, poco a poco con mis labios, hice que se deslizaran los tirantes de su sostén sobre sus brazos.  Recordé la suavidad de su cuello, de sus senos, de toda su piel. Esa respiración entrecortada, fundida en pequeños sonidos mientras apretaba mis manos. Su cuerpo chocando con el mío, agitandonos y subiendo nuestra temperatura. Recordar todo eso, hizo que un escalofrío erizara mi piel. ¿Saben? Las pequeñas cosas no se aprecian hasta que se esfuman en los brazos del pasado.

Esa tarde, continué buscando hasta que, finalmente, encontré  las llaves en un viejo buró de madera.  Bajé al enorme sótano y busqué por horas lo que Lana mencionaba en su diario. Finalmente lo encontré, en un olvidado y muy antiguo baúl que pertenecía a la abuela. Era un portafolio, dentro había un manojo de euros en denominaciones de 100; no estoy seguro de la cantidad, pero estimo que eran unos 30.000 €.  Había un celular desechable, una hoja de papel con un número telefónico anotado, +34 1 948 342 9237; las cordenadas 40.465044,-3.700214, las cuales corresponden al número 18 de la calle de los voluntarios catalanes; y una pequeña nota.

Al abrir el pequeño pedazo de papel, leí lo siguiente:

"Llama al número que te he dejado. Tras escuchar la voz que te responderá, cuelga inmediatamente. Ve a las coordenadas y toca la puerta.

Muchas gracias, amor. Te amo"

Debo confesar que tenía miedo, en verdad me sentía aterrado. Solo me deje llevar, sintiendo que estaba seguro, que Lana había dejado todo preparado. Hice, tal cual estaba estipulado en la nota; llamé al número y respondió una voz femenina similar a la de una máquina contestadora. Colgué de inmediato y un par de minutos después; llegó un mensaje a ese teléfono:

"Mañana, 09:00 horas. En las coordenadas."

Me sentí un poco aliviado. Esa noche dormí allí mismo en la cabaña, bajo la tranquilidad del bosque y del frío.

Al día siguiente, a las 08:58 AM, ya estaba en el lugar de encuentro. Era una calle sencilla y tranquila. Había un montón de autos estacionados junto a la acera y un dulce olor peculiar proveniente de una panadería. Toqué un par de veces, pero no obtenía ninguna respuesta. De pronto, me percaté de que una enorme camioneta de color negro se aproximaba a mí. Una sensación alarmante me hizo caminar, apretando cada vez más el paso, sudando en frío y cubriendome de terror. La camioneta frenó en seco junto a mí; intenté correr y atravesar la calle, pero dos  enormes hombres vestidos con traje me subieron por la fuerza. Me colocaron una cinta de tela negra en los ojos  y me ataron los manos con cintillos. Creo que es imposible de expresar, el horror que sentía en ese momento.

El diario de LanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora