cuatro

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Capítulo IV: "Tormenta"

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Capítulo IV: "Tormenta"

18 de Julio, 2019

Tormenta, habían dado tormenta para hoy. ¡Qué suerte la mía! Encima le dije a mamá que venga a quedarse hoy y me dijo que no podía, la concha de la lora. Necesito que alguien venga a cuidarme, cualquier persona.

Escucho un trueno y mi cuerpo se eriza, necesito algo o alguien que me cuide. Tremenda japa es tenerle miedo a los truenos.

@gonzalo_montiel29 [Mejores Amigos]

@gonzalo_montiel29 [Mejores Amigos]

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DM

@chinomartinezquarta96

>voy
👀16:45

no vengas, es tu día libre<
👀16:50

pásalo con tu familia en vez de venirme a ver<
👀16:51

>tarde
👀16:52

>abrime la puerta.
👀16:53

Este pibe está loco, ¿Cómo va a dejar a su familia en plena tormenta sólo para venir a verme? Yo ni en pedo lo hago. A veces pienso que no la ama tanto como él dice o como ella presume, que sólo están juntos por los nenes, pero aquellos pensamientos se evaporan cuando veo cómo se miran. A veces también pienso que capaz él me sigue queriendo y que por eso hace todas esas cosas.

De lo que sí estoy seguro es que sí él me sigue queriendo va a tener que dejar a su mujer para estar conmigo, no quiero nada a medias.

No otra vez.

Con toda la pereza del mundo, me levanto a abrirle la puerta.

—Estás loco—. Digo mientras lo veo en la puerta. No tiene paraguas, ni bufanda, pero sí una campera que se nota que no lo abriga tanto como debería—. ¿Cómo vas a venir así cuando está lloviendo?—. Le pregunto, casi lo regaño y me hago a un lado para que pase a mi casa, cosa que hace. Cierro la puerta y voy hasta el sillón a sentarme, rápido. Lucas se toma su tiempo y, aún en el pasillo, murmura.

—Me acordé que le tenías miedo a los truenos y vine a cuidarte—. Explica y de  nuevo aparece aquel pensamiento erróneo de que me  sigue queriendo—. Guchi llevó a los bebés a lo de la madre y me dijo que descansara, y le dije que me habías dicho que te habías peleado con tu novia y me habías pedido que venga...

—Y viniste—. Él asiente—. Definitivamente estás loco—. Le digo y él sonríe.

—Te traje tu helado favorito—. Dice levantando una bolsa que tiene en la mano derecha—. Vainilla, Banana Split y Menta Grani...—. Lo interrumpo.

—¿Qué haces acá?—. Digo serio, cortándole el mambo, haciendo que su sonrisa desaparezca—. ¿Por qué abandonas a tu familia en medio de una tormenta? ¿No ves que los truenos es lo peor del mundo? Mirá sí Bati le tiene miedo a los truenos o Mía y vos no estás ahí para cuidarlos ¿Qué haces? ¿Por qué me preferís a mí antes que a ellos?—. Suelto un suspiro lleno de frustración y cansancio. Él hace una mueca y deja la bolsa en la mesa de roble que tengo enfrente del sillón.

—Porque me importas, me importas, Gonzalo. No sabes cómo me arrepiento de aquel error que me costó tu confianza, tu amor—. Se le escapa un sollozo y yo como no puedo verlo así de mal me levanto y lo abrazo—. Vos nunca me reclamaste nada, nunca... A veces quiero que me reclames las cosas que te hice porque así sé que te sigo importando...

—Me seguís importando, pero yo no te amo más. Ya te superé, Chino. No tenés que hacer ningún mérito para ganar mi confianza ni nada, ya te la ganaste, ya te perdoné. Hace mucho y no te tengo que reclamar nada, no tengo ningún derecho—. Le digo y siento que sonríe en mi pecho. Lo abrazo más fuerte.

—¿Vos me amas?—. Me pregunta y no le puedo mentir, lo sigo amando pero no como él quiere que lo ame. Levanta la cabeza mirándome fijo.

—Sí, pero como amigos—. Aclaro y sonríe, es una sonrisa triste pero sus ojos estaban brillosos. Brillosos de felicidad.

—Con eso me alcanza—. Dice y se separa de mí, me vuelvo a sentar—. Como te decía, te traje helado—. Abre la bolsa y me da el pote—. Lo abro y tiene mis gustos de helado favorito, que detalle lindo.

—Te seguís acordando de mis gustos—. Le digo sonriendo, de verdad me sorprende que se haya acordado, cuando estábamos juntos siempre me pedía un gusto mal.

—Obvio, papá, 'tas hablando con Lucas Martínez Quarta. Yo sé todo—. Comenta riendo y me tiento, Dios, es un cague de risa este pibe.

—¿Cuánto es la raíz cuadrada de 12?—. Pregunto poniéndome serio.

—No seas chupapija, conchudo. Sabes que me iba mal en matemática—. Habla señalándome con el dedo índice de la mano derecha.

—Buee, decidite, hermano. Un día querés que te chupe la pija y al otro no, ¿Quién te entiende?—. Bromeo y él murmura bajo "siempre quiero que me chupes la pija", cosa que me hace reír.

—Dale, sentate—. Digo cuando me doy cuenta que sigue parado, él se sienta y saca de la bolsa otro tarro de helado.

—¿Caramelo, Chocolate Blanco y Vainilla o me equivoco?—. Lo desafío.

—Vos también te seguís acordando de mis gustos—. Murmura sonriendo con la mirada perdida y yo asiento—. Bueno, poné el marginal y comemos helado—. Ordena y le hago caso. Diosito está hablando con el hermano y no sé porqué me hizo acordar algo y le tuve que preguntar—. ¿Y Agustina?—. Pregunto y él hace ésa mueca que hace siempre cuando no quiere responder una pregunta—. Sino me querés preguntar no pasa nada, eeh.

—No, nada. Guchi se llevó a los nenes con la madre, peleamos antes de ayer y se los llevó, vuelve mañana. Obvio hablamos casi siempre por los nenes y ya nos perdonamos, igual quedamos en que hasta fin de año íbamos a estar juntos y que sí yo me voy a Europa, ella se va conmigo para que los nenes estén con los dos, pero Agustina no va a vivir conmigo—. Me cuenta y lo dijo tan rápido que parecía que estaba haciendo el triple tempo de Trueno. Me tomé un par de minutos para procesar la información.

—Está bien, los dos quieren tener a los nenes, pero no tienen porqué estar juntos. Estás en todo tu derecho de conocer a alguien—. Acoto y él asiente, dándome la razón.

—Lo sé, por eso estoy acá.

Curiosidad | Lucas Martínez Quarta x Gonzalo MontielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora