El silencio de un secreto | Uchiha Madara

• Capítulo 44 •

Sarutobi Amaterasu.

Han pasado dos semanas desde que me internaron en el hospital debido a las heridas de mis manos, aún no sabían cómo curarme.

Las demás heridas que me ocasionó ese chico se curaron, pero no dejo de pensar en él. Había un pequeño detalle que no recuerdo, algo que me decía que era una persona muy peligrosa.

Mientras seguía pérdida en mis propios pensamientos y sentada viendo todo el cuarto, alguien golpeó la puerta, di permiso de entrar. Era Sakura, en sus manos tenía abrazando un libro verde y me miró sonriente.

Cada que venía a visitarme siempre me leía un pequeño cuento, suena algo infantil pero ella se toma la molestia de leerme algo, en lugar de entrenar para la ronda final.

Si, ella sería la próxima persona con quién tendría un combate en los exámenes. Pero no creo tener la fuerza suficiente para ganarle, si pude llegar a las finales fue porque la suerte me ha acompañado.

Yo no hubiera pasado la primera fase si no fuese por Shikamaru e Ino, también por Naruto y su discurso motivacional. En la segunda porque ese chico asesinó a mis oponentes y me dejó vivir. Y en las eliminatorias pude ganar por qué mi contrincante se rindió.

Valla forma de demostrar que yo puedo.

—He venido a leerte otro cuento— me dijo Sakura con tono tranquilo y dulce. Tomó una silla que se encontraba cerca de mi cama donde estaba y se sentó en ella a mi lado.

Un día soleado por la mañana, un cuarto grande de color blanco, con muchas medicinas a mi alrededor. Junto a la cama estaba una gran ventana donde podía ver todo.

Antes tenía vendas por todo mi cuerpo, ahora que me he sanado solo las tengo en mis manos.

—Deberias estar entrenando en lugar de venir a leerme cuentos—. desvíe la mirada hacia la ventana, no dejaba de sentirme culpable. Ella podría estar entrenando, pero prefiere venir a leerme cuentos.

—He estado entrenando—. arrugó su frente enojada —¿Que les pasa a ustedes dos? Solo vine a visitarlos como siempre y me reciben de esa forma— dio un pequeño suspiro de cansancio cerrando ambos ojos un momento.

—¿A ustedes dos?— cuestione mirándola de reojo curiosa por saber a quién visitaba a demás de mí.

Aunque era más que obvio quien era esa persona.

—Primero fuí a ver a Sasuke—, posó el libro en su regazo —y cuando te mencioné que te iba a leer un cuento, por qué me preguntó para que era ese libro, hizo el mismo gesto de desviar la mirada a la ventana—. tocó su frente indignada —Ustedes son tal para cual.

Reí nerviosa y rasque mi mejilla —Perdón, no quería hacerte enojar, sabes lo que pienso cuando vienes a visitarme—. bajé mi cabeza culposa.

Negó con su mano —Te he dicho que no te sientas así—. tomó el libro y lo abrió —Bien, mejor cambiemos de tema; hoy te traigo un nuevo cuento.

—¿De que trata?— pregunté curiosa, mirándola con mis ojos más abiertos de lo normal.

Los cuentos que siempre me leía eran de los mejores, unos eran de miedo, otros de risa y unos de tristeza.

—Este cuento una vez me lo leyó mamá—, posó su vista en libro con una pequeña sonrisa —y desde ese momento no he dejado de leerlo. Espero que te guste.

Me acosté en la cama y me tape con las sábanas mientras sonreía. Me gustaba tanto escuchar sus cuentos.

Abrió la boca para empezar a leer el gran cuento: