Me encontraba en otro coche distinto al que había venido. Había comenzado a llover con fuerza y aunque me sentía, de cierta manera, algo incomodo ante la situación y el momento, mi nuevo compañero, no parecía darse cuenta ya que estaba demasiado embelesado escuchando el estridente sonido de la música que había puesto, si a eso le llamas música, claro esta. Me arrope mas con una manta que me había puesto encima de los hombros y mirando de nuevo hacia afuera, seguí el rumbo que daban las gotas que caían por el cristal y a pesar de que la calefacción que había en el coche estaba puesta, seguía teniendo frío.
Bueno, no era un frío de tiempo atmosférico si no, algo mas interno. Tenia miedo y eso me había provocado temblar descontroladamente cuando Eliot me saco de casa de Leo. Estaba desconcertado y tembloroso al mismo tiempo debido a que había presenciado una especie de sueño turbio o pesadilla sarcástica. Sentía miedo y aunque no lo podía explicar con claridad, comencé a pensar, que es lo que había pasado exactamente.
Me encontraba en la cocina de Leo un poco nervioso y con el corazón golpeándome con fuerza en el pecho. Ya eran dos veces que había intentado besar a Leo ¿En que estaba pensando? Realmente no lo entendía. Era una fuerza superior a mis posibilidades y cuanto mas lo pensaba, menos lo entendía. Me sentía inquieto en su cocina y levantándome del suelo, oí un fuerte golpe que venia del salón.
-¿Leo? -pregunte.
Al no obtener respuesta, me inquiete. Era muy extraño ya que no estaba solo en la casa. Trague saliva y saliendo de la cocina con cierta cautela, me quede algo estupefacto ya que no me esperaba encontrar a Leo encorvado de mala manera en el suelo mientras su cuerpo se convulsionaba y se agarraba el estomago con fuerza. Me acerque a el y con cuidado, le zarandee el brazo.
-Leo... -le llame- ¿Que te pasa?
No obtuve respuesta por su parte. Al principio me preocupo un poco pero luego, tras ver que las convulsiones eran mas esporádicas, me di cuenta que, sus manos, comenzaban a ponerse de un tono oscuro y que encovaba mas la espalda.
-Vamos Leo -le zarandee con mas fuerza- No me esta-
Me calle de pronto ya que el había, de cierta manera, reaccionado. Sus ojos se habían puesto amarillos y enseñaba de manera amenazante, los dientes que comenzaban a afilarse. Yo también reaccione y me separe de el casi al instante pero el solo me miraba a mi y posando sus manos sobre el suelo, araño la superficie haciendo unas marcas notables sobre los azulejos ya que, sus uñas estaban creciendo.
-Des...
Intento hablar pero solo se llevo las manos a la cabeza arañando y arrancando la piel que cubría parte de su cara. Yo le mire con cierto horror pero tragando saliva, intente acercarme a el pero me gruño aunque, mas bien, sonó a un espantoso alarido que salio de lo mas profundo de su garganta.
Asustado y confuso, se levanto y jure notar que parecía mas grande de lo que era y abriendo una de las puertas que estaban cerradas, comenzó a descender por ellas. Yo le seguí pero el era mas rápido y se encerró en una habitación con una puerta metalizada que estaba a mano derecha. Me quede ante la puerta sintiendo el húmedo y frío ambiente a causa de la piedra caliza y de grandes bloques de granito.
Llame a la puerta de metal y solo escuche susurros y un eco atronador de la puerta de hierro oscuro. Volví a llamar pero, esta vez, la puerta emitió un estruendo grave y vibro de una forma extraña haciendo que yo me tambaleara hacia atrás. La puerta no parecía ceder a pesar de que los golpes continuaron. Yo le llame varias veces mas pero solo obtuve las mismas respuestas. Golpes secos sobre el metal o un silencio intranquilo.
-¿Leo? ¿Estas bien? -pregunte pero solo el silencio se apodero de la estancia.
El lugar permaneció en silencio durante una larga media hora hasta que, los golpes, mas fuertes que antes, se hicieron enternecedores y mis oídos me pitaban. Sentía como el metal era arañado emitiendo un chillido y unos bravos gruñidos graves.
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El bibliotecario y el guardián
Acak¿Creéis en el destino? ¿Pensáis que la sangre une algo mas que el destino? Eso es lo que pensaba Leo al encontrarse nuevamente con aquella persona que había jurado proteger pero, tenia un ligero problema. La luna es su peor enemiga. Des, es un bibli...