Capítulo Único

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Se sentía bien ahí, siendo iluminada por la luz de las estrellas. Su mirada viajaba entre las luces lejanas, buscaba a las tres Marías.

El aire frío calaba su piel, se filtraba entre las hebras de su pelo, entraba por su nariz y salía tibio por su boca. Imaginaba que el vaho era el humo de una locomotora.

Frotó sus manos, tenía frío. Sus guantes habían quedado dentro, por lo que se conformó con esconder sus manos en los bolsillos y su cara en la bufanda. Jugó con un papel de caramelo, las hojas de los árboles se movían al compás del viento, así como el césped, como las flores.

Miró al frente, el campo del vecino donde siempre habían vacas, ovejas u algún otro animal se encontraba vacío. Pensó que era por la inminente lluvia, pero no se movía. El paisaje tranquilo la acunaba, la hacía sentir sola y lejana a la vez.

Sus amigos estaban adentro. Probablemente amontonados en la salamandra. Debían de estar preparando la cena, sentía el olor.
Apaciguó su mente con la paz presente, siguió el ritmo de su respiración y cerró los ojos.

ㅡ Es cierto que en el campo las estrellas se ven más que en la ciudad.

Se sobresaltó.

Él estaba ahí.

Su corazón comenzó a latir más rápido, entrando en desesperación. De pronto, toda la escena cambió de rumbo. Se rompió, se volvió a hacer.

ㅡ Si... Es por la contaminación lumínica.

Estaba nerviosa y ansiosa. Hasta ese momento, no había estado sola con él, creía estar preparada pero... Bueno, no.

ㅡ "La luna está hermosa... ㅡ dijo, pues no podía decirle que le amaba". La frase encajaba, de alguna manera.

ㅡ Verdaderamente.

Esperaba que completara la frase. No iba a pasar.

No lo quiso mirar. Buscando otro foco, encontró a su perro inspeccionando el lugar como si se tratase de la primera vez. La situación se volvía incómoda y ella lo notaba, él no se daba cuenta. No lo mostraba.

ㅡQuieren que vayamos a comer.

Lo miró de nuevo, un segundo, pero prefirió el pasto escarchado.

El viento volvió a hacer ruido, meciendo las plantas. Había vuelto el paisaje solitario que él mismo había derrumbado hacía menos de cinco minutos. Ella no quiso entender, pero lo hizo.

Sin palabras, la puerta se abrió y se cerró.

Pero la luna seguía hermosa.

no pasó, no pasa, no pasará. ㅡ sendayanne.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora