Capítulo 2

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Hvitserk y Sigurd terminaban de desayunar mientras Ubbe y Ivar esperaban en la puerta, esa mañana iban a entrenar al claro. Unos pasos se escucharon tras ellos, sus hermanos ya habían terminado de desayunar, Ubbe empezó a tirar de la carretilla que llevaba a Ivar para ir más rápidos. Una voz les detuvo, su madre estaba en la puerta, saliendo seguida de unas esclavas.

-Después de vuestras practicas ¿Podéis pasar por casa de Floki? Mañana haremos una celebración por el fin del invierno.

-Claro madre. – Respondió Ubbe en nombre de todos los hermanos, tras esto, continuó tirando de la carretilla.

El sonido del metal contra metal inundaba el claro, Hvitserk y Sigurd luchaban entre sí, mientras Ubbe practicaba con el arco y Ivar lanzaba alguna hacha contra la cabeza de algún animal de los que decoraban el claro. No tardaron mucho en cambiar de pareja, Hvitserk empezó a luchar con Ubbe, logrando tirarle al suelo y manchando su cara de barro, momento que aprovechó para colocar la espada en su cuello.

-Gane. – Anunció Hvitserk mientras a su espalda se escucharon unos pasos. Una esclava apareció tras ellos.

-La reina Aslaug me manda a buscar a sus hijos para la comida.

-Ir yendo vosotros – Ubbe señaló a Ivar y Sigurd, a lo que Hvitserk le miró algo preocupado, pero decidió olvidarlo. – Nosotros iremos después de ir a ver a Floki.

Sigurd empezó a tirar de la carretilla de mala manera, mientras maldecía el tener que tirar de su hermano. Ubbe y Hvitserk caminaron por el bosque, en dirección a la casa de Floki, el mar ya se empezaba a oler, Ubbe se miró las manos.

-Mejor adelántate tú, yo iré a lavarme un poco. – Dijo mientras empujaba a su hermano en represaría por haberle manchado de barro. Hvitserk empezó a reírse mientras caminaba más rápido a la vez que veía como su hermano se desviaba del camino, en dirección a la playa.

No tardó mucho en llegar, Ubbe se agachó en la orilla y empezó a lavarse las manos el agua aún estaba helada, aún incluso cuando el invierno iba a acabar. Se desabrochó la camisa para no mojarse mucho la ropa y empezó a lavarse la cara, el agua salada de metía en sus ojos, parpadeó un par de veces para poder ver de nuevo, un ruido llamó su atención, levantó la cabeza del agua y miró al horizonte, parecía no haber nada. Continuó lavándose la cara, de nuevo el mismo sonido, levantó el rostro con agua aún en sus ojos y miró a las rocas, una joven estaba en el agua intentando esconderse tras las rocas, mirándole, viendo como se lavaba la cara. Ubbe se quedó mirando a la joven largos minutos, en silencio, la muchacha llevaba una especie de corona, parecía hecha de conchas. Como si una corriente de electricidad lo activase, Ubbe empezó a caminar hacia las rocas, tumbándose sobre ellas, quedando cara a cara frente a la chica, le parecía conocida, como un lejano recuerdo, miró más de cerca la corona, parecía estar hecha de conchas, coral y perlas, todo unido con un material transparente que no sabía identificar, bajó su mirada a sus ojos, unos ojos oscuros, como el cuero que él vestía en ese momento, pelo oscuro como la noche y piel como el cobre.

Ubbe alargó lentamente la mano para tocar suavemente el rostro de la joven, esta retrocedió, parecía algo asustada, Ubbe mantuvo el brazo extendido, hasta que la joven se acercó lentamente, rozó suavemente su mejilla, la joven elevó su mano hasta el cuello del muchacho, hasta rozar una fina cuerda que colgaba de él, Ubbe la detuvo, pero ella suavemente fue sacando el colgante de debajo de la camisa del muchacho.

-Eres tú... - Musitó Ubbe al ver el colgante ya casi había olvidado su origen. Miró a la joven a los ojos, recordando aquel día de su infancia. – Ven conmigo. – Fueron las únicas palabras que acertó a decir, la muchacha sonrió suavemente.

- Esta noche... - Unos gritos interrumpieron a la joven, que al instante se hundió de nuevo en las heladas aguas, dejando a un Ubbe solo y tirado sobre las rocas bajo la atenta mirada de Hvitserk y Floki, que le gritaban desde los límites del bosque.

- ¿Otra vez bebiendo agua de mar hermano? – Bromeó Hvitserk.

- No, estaba apreciando mi bello rostro, ya se me revolvía el estomago de solo ver el tuyo – Contestó de la misma forma, ambos rieron.

Volvieron caminando al gran salón, donde su madre y sus hermanos les esperaban para comer. Ubbe intentó pasarse el resto del día distraído, afilando su espada, lanzando hachas Cualquier cosa que hiciera que el tiempo pasase más rápido. La cena finalmente llegó, él la pasó distraído, pensando en la joven "esta noche..." era la único que le había dicho, tenía claro que esa noche saldría en silencio e iría a la playa.

Bien entrada la noche, cuando sus hermanos dormían, Ubbe salió en silencio e la cama, se había acostado con la ropa puesta, tras asegurarse que nadie le seguía, empezó a caminar hacia la playa, donde en la mañana había encontrado a la joven, cuanto más se acercaba, más empezaba a escuchar una melodía. ( El espíritu del bosque – Cover de Raquel Eugenio)

Ubbe escuchaba su voz como si fuera la única en el mundo, caminaba intentando no hacer ruido, no quería interrumpir su canto. Al llegar a la playa, la joven estaba en las rocas, pero por primera vez no se encontraba en el agua, estaba sentada en las rocas, donde en la mañana Ubbe se había tumbado para estar más cerca, llevaba un vestido blanco sujeto en los hombros con unos broches. El joven empezó a caminar por la playa, hasta llegar a las rocas dónde un sonido interrumpió la melodía, había pisado una piedra dejándola caer al agua. La joven se giró lentamente para quedar frente al causante del ruido.

The soul of the seaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora