Alejandra: Madeja, madeja, ¿Qué quieres decir?
Giuliana: Amante sin habla. Novio carmesí. Por la orilla muda Tendidos los vi.—Se detiene mirando madeja.
Niña:—Asomandose a la puerta.—El hilo hasta aquí. Cubiertos de barro los siento venir. ¡Cuerpos estirados, paños de marfil!—Se va.)
Aparecen la Mujer y la Suegra de Erick. Llegan angustiadas.
Giuliana: ¿Vienen ya?
Esther:—Agria.—No sabemos.
Alejandra: ¿Qué cuentan de la boda?
Giuliana: Dime.
Esther:—Seca.—Nada.
Valery: Quiero volver para saberlo todo.
Esther—Enérgica—Tú; a tu casa. Valiente y sola en tu casa. A envejecer y a llorar. Pero la puerta cerrada. Nunca. Ni muerto ni vivo. Clavaremos las ventanas. Y vengan lluvias y noches sobre las hierbas amargas.
Valery: ¿Qué habrá pasado?
Esther: No importa. Échate un velo en la cara. Tus hijos son hijos tuyos nada más. Sobre la cama pon una cruz de ceniza donde estuvo su almohada.
Salen.
Mendiga:—A la puerta.—Un pedazo de pan, muchachas.
Niña: ¡Vete!
Las Muchachas se agrupan.
Mendiga: ¿Por qué?
Niña: Porque tú gimes; vete.
Giuliana: ¡Niña!
Mendiga: ¡Pude pedir tus ojos! Una nube de pájaros me sigue; ¿Quieres uno?
Niña: ¡Yo me quiero marchar!
Alejandra:—A la Mendiga—¡No le hagas caso!
Giuliana: ¿Vienes por el camino del
arroyo?Mendiga: ¡Por allí vine!
Giuliana:—Tímida.—¿Puedo preguntarte?
Mendiga: Yo los vi; pronto llegan dos torrentes quietos al fin entre piedras grandes, dos hombres en las patas del caballo. Muertos en la hermosura de la noche.—Con delectación.—Muertos, sí, muertos.
Giuliana: ¡Calla, vieja, calla!
Mendiga: Flores rotas los ojos, y sus dientes dos puñados de nieve endurecida. Los dos cayeron, y la novia vuelve teñida en sangre falda y cabellera. Cubiertos con dos mantas ellos vienen sobre los hombros de los mozos altos. Así fue, nada más. Era lo justo. Sobre la flor del oro, sucia arena.
Se va. Las Muchachas inclinan la cabeza y rítmicamente van saliendo.
Giuliana: Sucia arena.
Alejandra: Sobre la flor del oro.
Niña: Sobre la flor del oro traen a los muertos del arroyo. Morenito el uno,
morenito el otro. ¡Qué ruiseñor de sombra vuela y gime sobre la flor del oro!Se va. Queda la escena sola. Aparece la Madre con una Vecina. La Vecina viene llorando.
Naomi: Calla.
Agustina: No puedo.
Naomi: Calla, he dicho.—En la puerta.—¿No hay nadie aquí?—Se lleva las manos a la frente.—Debía contestarme mi hijo. Pero mi hijo es ya un brazado de flores secas. Mi hijo es ya una voz oscura detrás de los montes.—Con rabia a la Vecina—¿Te quieres callar? No quiero llantos
en esta casa. Nuestras lágrimas son lágrimas de los ojos nada más, y las mías vendrán cuando yo esté sola, de las plantas de los pies, de mis raíces, y serán más ardientes que la sangre.Agustina: Vente a mi casa; no te quedes aquí.
Naomi: Aquí. Aquí quiero estar. Y tranquila. Ya todos están muertos. A medianoche dormiré, dormiré sin que ya me aterren la escopeta o el cuchillo. Otras madres se asomarán a las ventanas, azotadas por la lluvia, para ver el rostro de sus hijos. Yo no. Yo haré con mi sueño una fría paloma de marfil que lleve camelias de escarcha sobre el camposanto. Pero no; campo-santo no, camposanto no: lecho de tierra, cama que los cobija y que los mece por el cielo.—Entra una mujer de negro que se dirige a la derecha y allí se arrodilla. A la Vecina—Quítate las manos de la cara. Hemos de pasar días terribles. No quiero ver a nadie. La tierra y yo. Mi llanto y yo. Y estas cuatro paredes. ¡Ay! ¡Ay!—Se sienta transida.
Agustina: Ten caridad de ti misma.
Naomi:—Echándose el pelo hacia atrás.—He de estar serena.—Se sienta.—Porque vendrán las vecinas y no quiero que me vean tan pobre. ¡Tan
pobre! Una mujer que no tiene un hijo siquiera que poderse llevar a los labios.—Aparece la Novia. Viene sin azahar y con un manto negro.Agustina:—Viendo a la NOVIA con rabia.—¿Dónde vas?
TN: Aquí vengo.
Naomi:—A la vecina.—¿Quién es?
Agustina: ¿No la reconoces?
Naomi: Por eso pregunto quién es. Porque tengo que no reconocerla, para no clavarle mis dientes en el cuello. ¡Víbora! Se dirige hacia la
Novia con ademán fulminante; se detiene. A la Vecina—¿La ves? Está ahí y está llorando, y yo quieta sin arrancarle los ojos. No me entiendo. ¿Será que yo no quería a mí hijo? Pero ¿y su honra? ¿Dónde está su honra?—Golpea a la Novia. Esta cae al suelo.Agustina: ¡Por Dios!—Trata de separarlas.
TN:—A la Vecina—Déjala; he venido para que me mate y que me lleven con ellos.—A la Madre—Pero no con las manos; con garfios de alambre, con una hoz, y con fuerza, hasta que se rompa en mis huesos. ¡Déjala! Que quiero que sepa que yo soy limpia, que estaré loca, pero que me pueden enterrar sin que ningún hombre se haya mirado en la blancura de mis
pechos.Naomi: Calla, calla; ¿Qué me importa eso a mí?
TN: ¡Porque yo me fui con el otro! ¡Me fui!—Con angustia.—Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera, y tu hijo era un poquito de
agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes. Y yo corría con tu hijo que era como un niñito de agua, frío, y el otro me mandaba cientos de pájaros que me impedían
el andar y que dejaban escarcha sobre mis heridas de pobre mujer marchita, de muchacha acariciada por el fuego. Yo no quería, ¡óyelo bien!, Yo no quería. ¡Tu hijo era mi fin y yo no
lo he engañado, pero el brazo del otro me arrastró como un golpe de mar, como la cabezada de un mulo, y me hubiera arrastrado siempre, siempre, siempre, aun que hubiera sido vieja y todos los hijos de tu hijo me hubiesen agarrado de los cabellos.—Entra una vecina.Naomi: Ella no tiene la culpa, ¡Ni yo—Sarcástica—¿Quién la tiene, pues ¡Floja, delicada, mujer de mal dormir es quien tira una corona de azahar para buscar un pedazo de cama calentado por otra mujer!
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Bodas De Sangre [CNCO Y Tú]
Fanfic¿Que pasaría si te estas por casar con tu novio, pero muy en el fondo seguís enamorada de tu ex novio de la adolescencia? [Historia Terminada]