Harry Potter y las historias de Hogwarts

Jugando a Cupido: Parte 2

Para Draco, haber escuchado a sus dos compañeros preguntarle si Potter le importaba había sido tan impactante como cuando su madre le preguntó de niño qué pensaba sobre tener un hermanito o hermanita. Haberlos oído había hecho también que tuviese que tomarse una poción calmante que tenía debajo de su cama y que se quedase tirado en la cama por el resto de la noche, sin poder dormir. Y cualquier pensaría, al ver sus ojos, que apenas había parpadeado.

Incluso si le preguntaban si estaba en la enfermería para comprobar si el chico estaba vivo porque le preocupaba o simplemente por curiosidad, habría tenido la misma reaccion, porque, por Merlín, nadie iba a ser capaz de pensar que él, con su linaje de sangre y la educación que había recibido, sería capaz de preocuparse por otra persona. La sola pregunta que Pansy y Blaise le habían hecho sacudió completamente sus sentidos. Un joven que desde muy pequeño fue educado por sus padres para nunca verse débil delante de otras personas y mucho menos para dejar ver sus emociones se había desmayado por cuatro malditas palabras dichas en el peor momento posible. ¿Cómo era eso posible siquiera?

Malfoy apenas había logrado dejar de sentir resentimiento contra Potter por haberlo rechazo el primer día de clases delante de todo el mundo luego de que él señalara su desprecio por Weasley y ahora debía estar lidiando con eso nuevamente; no poder dejar de pensarlo se volvía cada vez más insoportable. El sólo hecho de pensar en el servicio de sus padres y, prontamente, el suyo hacia el señor oscuro ya le daban fuertes dolores de cabeza y temblores en todo el cuerpo, así que pensar que, si por un milagro de Merlín, llegaba a tener algo parecido a una amistad con Potter sólo lo empeoraba. Para los sangra pura y la mayor parte de Hogwarts, él y su familia eran la clase personas que tienen un gran valor en cuanto al respeto y el ser conocidos por todo el mundo, pero no si se hablaba de admirarlos o ser queridos por todo el mundo. Lucius podía ser el primero en la lista de «Los magos vivos más odiados del mundo» y aún así, era uno de los preferidos del Señor Oscuro. Aunque, si bien lo era, eso no iba a evitar que en algún momento éste se cansara de sus padres y los matase a ambos y, muy probablemente, a él. Eso hacía que se preguntara: ¿Quién lloraría por él y por su familia si morían a manos de Voldemort?

Entonces, siendo ya adolescente, Draco no lograba dejar de cuestionarse sobre sus propios sentimientos, esos que sus padres tanto se habían esforzado por reprimir para que, llegada la hora, no demostrara su miedo ante el Señor Oscuro y no fuese asesinado por éste por ser considerado inútil. Y mírenlo ahora, esforzándose por no desmayarse por segunda vez consecutiva al pensar en el chico de anteojos y desordenado pelo negro. Y esos ojos esmeralda que hacen que cualquier joya en el mundo pierda total valor y...

¡Para ya, Draco Malfoy! ¡Estás siendo cursi!, pensó, sacudiendo bruscamente la cabeza y golpeándola contra su almohada.

Quizás era tonto, pero la simple pregunta había destruido de una sola vez los muros de Draco y eso había causado su repentino desmayo en la enfermería. Y luego de eso, fueron Pansy y Blaise quienes tuvieron que sacarlo y decirles a las personas que se cruzaban que se había dormido mientras estudiaba. O al menos eso fue lo que le contaron. En su fuero interno- pese a ser un adolescente que estaba preparado para afrontar cualquier situación critica que se le presentara-, sabía que había un pequeño niño desesperado por encontrar algo de amor humano que sus padres muy rara vez le habían dado y, conociendo a Har... Potter, él era esa clase de persona. Después de todo, había oído a sus dos amigos recordarle las veces que lo había defendido y que se había preocupado por él; y el moreno sólo se había excusado con un «intentaba ser justo».

Al amanecer, logró sentarse en la cama a pesar de sentir que el cuerpo le pesaba tanto como si lo hubieran pegado a la cama y dejado ahí durante horas. ¿Qué rayos le pesaba? ¿Y por qué actuaba como una chica Hufflepuff enamorada? ¿Acaso él...? ¡No! Era impensable. Menos de Harry-maldito-Potter.