Cuando alcanzaron la gasolinera más cercana, la camioneta rodaba con las últimas gotas de gasolina. Mirando airadamente a Justin, llenó el depósito y apuntó en su cuenta otros treinta y cinco dólares. Saltó dentro, recogió las cosas que necesitaba y se acercó a la caja. Justin le debía mucho por esto, y pagaría... Pero no con dinero.
Unos minutos más tarde, estaban otra vez en camino.
El viaje de cuatro horas a Lubbock duró un poco más de siete, y el sol hacía mucho que se había puesto cuando finalmente pasaron el cartel de Bienvenidos. Le dolía el trasero, pero sorprendentemente, el mal humor se había evaporado. Estar con Justin le proporcionaba tal sentimiento de alegría que sobrepasa con creces cualquier sentimiento negativo.
Ahora mismo, las gotas de lluvia se lanzaban sobre la camioneta, creando varios regueros de agua que se reunían y deslizaban tras el parabrisas. Cuando miró detenidamente por delante de los limpiaparabrisas, que formaban arcos perfectos sobre el cristal, y escuchó a la ola tormentosa por todas direcciones, condujo hacia el aparcamiento de un motel. No mucho después, Justin y ella eran los residentes temporales de la habitación número 314.
- Para cenar iremos a un restaurante. Estoy harta de la comida rápida — le dijo, dirigiéndose de nuevo a la camioneta.
Redujo el paso, al lado de ella.
- ¿Qué hay del psíquico?
- Cerrado. Tendremos que esperar hasta mañana por la mañana.
- Contigo siempre es mañana. — Suspiró.
Cenaron en Blues Wather, una marisquería cercana y Justin devoró el pastel de cangrejo con evidente placer. Cuando regresaron a la habitación del hotel, la luna ya estaba en lo alto, otorgándole un débil brillo dorado a las sombras de la noche.
Lo primero que hizo Justin fue recoger el control remoto de la televisión y empezar a apretar.
- ¿Qué hace esto? — Preguntó. En ese instante, las imágenes inundaron la pequeña pantalla negra. Por supuesto, el extraterrestre no trató de hacer añicos la televisión como había hecho con el contestador automático. ¿Por qué hacerlo? Estaban reponiendo los viejos episodios de Los Vigilantes de la Playa con sus bamboleantes carreras. Mirando el espectáculo con una devoción tan intensa que haría que la especie masculina se sintiera orgullosa, se tumbó encima de la cama, boca abajo, con la barbilla apoyada contra el codo.
Antes que _____ también pudiera relajarse, los gritos de una niña — Esta es mí hamburguesa — retumbaron a través de las paredes. Las agudas palabras fueron gritadas muchas veces, luego se mezclaron con otras; una voz, aún más molesta, gritaba — Mamá, Carrie no comparte. — Pronto, un dolor agudo comenzó a palpitar en las sienes de _____.
- Salgo — dijo. Era eso o salir como una tromba por la puerta con unos bozales y un rifle con tranquilizantes.
Justin ni siquiera le echó un vistazo.
- Iré contigo. — El tono estaba carente de convicción.
- ¿ Estás seguro de que puedes desengancharte? — dijo secamente. — Voy al Cahoots, un bar donde las personas beben –lámelo–, la música está muy alta, la gente es una camorrista y no hay mujeres en bañador.
- No irás a ese lugar sola. Iré contigo o... — En ese momento, niveló su intensa mirada con la de ella y los ojos, de pronto, brillaron por la pasión. — O podríamos quedarnos dentro de esta sala. En esta cama. — Se puso fácilmente de pie y se acercó despacio. — He intentado darte tiempo, ______, pero eso ha trabajado en mi contra. ¿Por qué no te demuestro todo lo que te perderás sino te casas conmigo?
Ella no se retiró. No, dio un paso más cerca mientras el alivio y la felicidad golpeaban a través de ella. ¡Todavía la deseaba! Y Señor, todavía lo deseaba. Sin otra palabra, los labios se encontraron. Con un gemido, la lengua recorrió el interior de su boca, caliente y exigente. Justin ahuecó los pechos con las manos y puro éxtasis inundó todo su cuerpo.
- Quiero verte — susurró tirando de las tiras del top.
- También quiero verte. — Sacó la camiseta gris de los vaqueros, y luego...
- ¡Mamá! Carrie cogió mis zapatos. — La voz de la niña penetró, otra vez, las paredes. — Devuélvemelos, cabezona. ¡Mamá! Haz que me devuelva los zapatos.
- Espera. — Jadeante, se apartó de Justin. Su primera vez no iba a ser dentro de una habitación alquilada mientras la semilla del diablo jugaba cerca. — Tenemos que parar.
Algo oscuro brilló débilmente en los ojos, eclipsando la pasión.
- Si esto es tu modo de castigarme, ______, por forzarte a venir aquí, escogiste sabiamente.
Las palabras la enfurecieron tanto que no lo corrigió.
- Si eres un buen chico durante el resto del viaje, te permitiré besarme cuando lleguemos a casa. — Lo dijo como un reproche, pero luego comprendió que quería que fuera una invitación.
- Dejémoslo así, antes que me tenga sin cuidado lo que me digas — con movimientos cortos y el cuerpo tenso, se ajustó sus armas .
Su sistema nervioso ardía todavía por el fuego y, si no se marchaba pronto, iba a olvidar los motivos para
terminar con el abrazo.
- Deja la espátula aquí, ¿Vale? Otra gente no podría entender los motivos por los que la llevas.
Desde luego, no prestó atención a la advertencia y se llevó la estúpida cosa.
Cahoots era un bar grande y el club estaba situado a las afueras de la ciudad. La tumultuosa música rock asaltó
sus oídos cuando Justin y ella entraron y caminaron por la negra y delgada moqueta en busca de una mesa. Alrededor
de ellos, los cuerpos giraban con un rápido ritmo, golpeándolos. El humo espeso y asfixiante de los cigarrillos
envolvía a los bailarines como una mano fantasmal. Quería sentarse en el fondo, pero todas las mesas estaban
ocupadas.
La expresión de Justin era apenada y estoica, aunque pareció un poco impresionado por la manera íntima en que
las parejas bailaban. Se sentaron dentro de una cabina y _____ puso las botellas de cerveza vacías en un rincón
tras ellos, despejando la superficie de la mesa. Entonces, con un suspiro, se acomodó en el asiento y simplemente
absorbió la atmósfera.
- ¿Qué opinas? — gritó sobre la música un rato más tarde.
La nariz se arrugó.
- Es... Interesante.
Los labios se estiraron, pero logró contener la sonrisa.
- ¿Quieres beber algo?
Él dio una sola sacudida de cabeza.
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Estatua ~Justin Bieber y tú~ [TERMINADA] By: Javiera
FanfictionCréditos a la creadora Javiera Nicole Mardones Muchas gracias por tu maravillosa historia ------- UN AVISO MUY IMPORTANTE las novelas que yo tengo en Wattpad NO SON MÍAS, las e publicado aquí porque las e encontrado muy buenas y quería que disfruta...