Capítulo cuarenta y dos.

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–Me llamo Sooyoung –se presentó sonriente la chica mientras se acercaba a mí.

–Danbi –correspondí la presentación.

–Los chicos me han hablado mucho de ti.

–¿De mí? –me sorprendí.

–Sí. La hermanita perdida de Owen, buena en las peleas y además la heroína que salvó a este tonto –miró a Bloo–, de morir desangrado. La gran Bambi de quien no eh parado de oír hablar.

–Wow... tengo un gran currículo –reí–. Pero no es Bambi con B, es con D y n... –miré a los demás–. Bueno no importa –sonreí–, todos me llaman Bambi.

–¿Qué hacen? –cuestionó West mientras entraba en la cocina mirando alrededor–. ¿Pasó un huracán por aquí?

Sonreí apenada por el desorden.

–Preparé el desayuno –expliqué–. Y me alegra que hayan venido todos porque creo que preparé demasiado...

–Waffles, ¡me encantan! –exclamó Naffla mientras se sentaba frente a la mesa.

–Todos tomen asiento –pedí.

–Vamos... ¿Nadie va a presentarme? –cuestionó el sujeto del cual desconocía su nombre–. Son una panda de mal educados.

–Preséntate solo como hizo Sooyoung –regañó Bloo.

–Soy Andy –caminó hacia mi sonriente.

–Gusto en conocerte –sonreí viéndolo acercarse.

–Si si, ya fue suficiente de presentaciones –Bloo se interpuso entre Andy y yo.

–Oye apártate –reclamó Andy tratando de evitar a Bloo, pero le fue imposible–. Déjame saludar adecuadamente.

–¿Qué dices tory? –Bloo fingió escuchar al perro– ¿Quieres que Andy te cargue? Si claro, ve con él –puso al perro contra Andy.

–¿Qué te sucede, Bloo? –cuestionó Sooyoung entre risas.

–¿Qué hacen todos aquí tan temprano? –cuestionó Owen al entrar en la cocina y saludó a sus amigos como de costumbre.

Me moví hacia la estantería y abrí la puerta buscando tazas.

–¿Necesitas que te ayude en algo? –cuestionó Sooyoung acercándose a mí.

–Solo hay que poner tazas para servir el café.

–De acuerdo.

Ella se dirigió hacia el armario de la vajilla y sacó las tazas, al parecer ella conoce bien donde están las cosas en esta casa.

Unos se sentaron a la mesa y otros tuvieron que permanecer de pie, pero todos comieron con gusto y me sentía aliviada de que les gustara lo que había preparado, aunque fuera tan simple.

Al terminar de comer tomé la mochila que había dejado en el espaldar de la silla en la que estaba sentada y saqué mis dos frascos de pastillas.

–Bloo, ¿ya tomaste tu medicina? –cuestionó Loopy al mirarme.

–Ah... lo olvidé –Bloo sonrió despistado–. Las pastillas están en mi habitación, iré a tomarlas –se puso de pie ya que había terminado también su desayuno.

–Quiero verte tomarlas –exigió Loopy con desconfianza.

–No exageres... –gruñó Bloo y se fue.

–¿Sigue mal? –cuestionó Sooyoung con evidente preocupación.

–Sigue bebiendo y fumando como un loco –suspiró Loopy–. Es decir... todos lo hacemos de vez en cuando –miró sus amigos–, pero él... –negó con su cabeza–. Incluso con esa herida en su brazo parece no importarle y sigue bebiendo, no toma le medicina... es como si... quisiera morirse y me da miedo de que haga alguna estupidez.

RUDEWhere stories live. Discover now