Acción... Reacción

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¿Qué está pasando? ¿Por qué me besa? No quiero. Quiero que se aparte. Mantengo los ojos abiertos. Poco a poco, mi consciencia despierta.

¡Qué bien sabe! La beso apasionadamente pero algo falla. Ella no me responde. Sin embargo continuo, acercándola a mí de la cadera, sintiendo como todo mi cuerpo se tensa.

Le aparto. Él para. Le veo confuso. No sé que hacer. Si darle una bofetada, o simplemente hacer como que no ha pasado esto.

-Yo... No...

Salgo corriendo. Salgo de el aula y entro al patio. Me quito los tacones y continúo corriendo. Me siento debajo de un árbol y comienzo a llorar. Me deshago mi recogido del pelo y me abrazo a mis piernas.

Ha salido corriendo. Voy tras ella, pero la pierdo la pista. Recorro todo el patio sin encontrarla hasta que oigo su llanto.

Siento el cosquilleo de costumbre. Alex está a mi lado. Me pasa un brazo por encima y yo me muevo acurrucándome en su regazo. Enseguida siento su apoyo y poco a poco dejo de llorar.

Cuando solo oigo su respiración entrecortada, la retiro el pelo de la cara. Le borro las marcas del rímel y recorro cada centímetro de su cara arreglando este desastre.

Es todo un caballero. Me limpia la cara y poco a poco siento que le necesitó más y más. Quiero que me proteja, que se quede aquí a mi lado.

La miro a los ojos. Veo a una niña que solo quiere que la protejan. Apoyo mi frente, mi nariz, contra la suya. Ambos cerramos los ojos. Entonces vuelvo a admirar su rostro. Tantas ganas de besar a alguien son irresistibles. Pero desisto. Sé que no debería.

Solo quiero besarle. El beso de antes debería ser de Alex y no de Miguel.

-Lo... Siento...-susurro con lágrimas en los ojos.

-Pues no lo sientas tanto. Fue mi culpa no la tuya.

-¿Crees que la noche... Podríamos empezarla de nuevo?-dudo de mí misma. Espero indecisa su respuesta. Entonces noto como me sujeta y a la vez que él, me levanto del suelo. Me apoya contra el árbol y me encierra con su cuerpo.

-¿De qué me hablas?- dice con su sonrisa pícara.

-Mmm... De nada.

Acaricia lentamente mi cuello hasta mi oreja con su nariz. Y siento como esa zona arde, con la sensación que él siempre me provoca. Quiero que me bese.

-Kira... Si te beso... ¿Huirías de mí?

-Mmm... Eso... No se pregunta.

Me aparto de ella. La veo dudosa. Pero es ella. Su cabello, su tez, sus ojos, sus labios... Me hacen contenerme constantemente de besarla. La quiero. No voy a hacerlo como ese capullo, no. Me acerco a ella y poso mis labios en los suyos.

¡Me está besando! Pero es muy suave, delicado; como si temiese que me pudiese romper. Encantador. Llenando cada rincón de mi interior de alegría, de ganas de gritar, de no dejar de sonreír. Nos apartamos y volvemos a apoyar nuestras frentes y narices en las del otro. Comenzamos a reír. Nos abrazamos y, en ese momento, me doy cuenta de que mi estancia aquí sin él sería imposible, que le quiero.

Pero, ¿cuál es tu historia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora