Capítulo 30

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Hoy llega Marco, por fin. Estos 15 días se pasan largos de verdad. Si viviese con alguien más pero es que estaba sola. Por mucho que quedase con las chicas se hace largo igual.
Se supone que llegaba a las 9:00 pero son las 10:00 y no ha llegado. Se habrá entretenido o algo. Espero que sea eso.
Estaba ya dando vueltas por la casa porque le he llamado unas cuantas veces y no me coge el teléfono pero el sonido del timbre me ha interrumpido mi trayecto.

- ¿Quién? - digo cogiendo aire por la carrerita que me he pegado.
- Un correo certificado - dice un hombre con voz grave.
- Hola - digo abriendo y encontrándome un ramo de rosas precioso y grande que casi me como.
- Hola - vuelve a decir el hombre con voz grave.
- Deja de hacer el tonto y abrázame - le digo a Marco. Como si no le conociese.
- Ven aquí anda. ¿No ha colado? - dice riendo.
- Al principio si pero luego ya no guapete. Me has tenido en vilo. ¡Son las 10:00!
- Lo siento, pero he ido a por un ramo y he tenido que esperar a que estuviese hecho y luego a por esto - dice sacando una caja grande donde hay un montón de cosas de chocolate.
- Como puedes ser tan bonito - digo cogiendo la caja y mirándole con una cara de enamorada bestial. Es como me tiene, enamorada hasta las trancas.
- En realidad a las 9:00 si que estaba aquí - dice rascándose la nuca.
- ¿Que a las 9:00 si que has estado en casa?
- Si, he soltado la maleta y me he ido a por el ramo y el chocolate.
- Pero si no me he enterado.
- Estabas entretenida con Rome en el patio y yo he hecho el menor ruido posible.
- Ah muy bonito. Vienes a casa y no me dices nada - digo de broma.
- Vamos a entrar ¿no? Que hace calor.
- Vamos anda.
- Mi amor - dice haciendo que me gire.
- Dime.
- ¿Que te parece si anulamos el plan que hicimos de estar en la cama tumbados, viendo lo que tu quieras?
- Pues mal. Llevo esperando este momento desde hace 15 días Marco.
- Pero es para bañarnos en la piscina y estar tumbados en la hamaca.
- Bueno, entonces vale.
- Ya te habías enfadado eh - dice riendo.
- Casi te mato por anularme el plan.

Y como ha dicho Marco llevamos todo el día entrando y saliendo del agua. Nos bañamos, nos tumbamos los dos juntos en la hamaca y así continuamente. Hemos parado para hacer la comida y comer y hemos vuelto a lo mismo.
Ahora estamos los dos tumbados, tranquilamente, empapados porque acabamos de salir del agua y yo estoy con una pelea interna.
Tengo que contarle una cosa a Marco y no se como hacerlo. Aunque parezca una tontería es difícil contar esto si no estás seguro de que a la otra persona le guste lo que le voy a decir.
A Pao, Sara y Sof ya se lo he contado. Ahora falta Marco que es el más importante.

- Cariño - dice Marco interrumpiendo mis pensamientos.
- Mm - digo en señal de que puede hablar.
- Estás como en otro mundo.
- Estaba pensando en mis cosas.
- Ah vale.
- ¿Qué querías?
- ¿Que te parece si vamos hoy a cenar a algún sitio?
- Perfecto. Ya sabes que no sea muy de ricos que no me gustan esas cosas.
- Cariño, somos ricos.
- El rico eres tu. Ya sabes que no me gusta que se gasten dinero en mi en sitios tan caros.
- Lo somos los dos. Mi dinero también es tuyo. Y tu ya sabes que a mi me encanta gastarme dinero en lo que tu quieras o en ti.
- Lo de en ti parace que me das dinero pars operarme - digo soltando una risita.
- De perfectamente que nunca me vas a pedir dinero para eso.
- Ni para otra cosa te voy a pedir dinero. Lo sabes.
- Lo sé. Y tú sabes que si lo necesitas para algo lo tienes.
- Si lo se. Vamos a dejar de hablar del dinero que luego discutimos por tu cabezoneria.
- ¡Pero si la cabezota eres tú! Eres tu la que no quiere mi dinero.
- ¡Y tú el que te empeñas en que lo utilice!
- Venga vamos a dejar el tema fea.
- Que pronto cedes - digo para picarle levantando un poco mi cuerpo y apoyándome en el suyo para mirarle.
- No me piques. Y lo hago para que no discutamos.
- ¿Sabes?
- Que sé.
- Te quiero.
- Yo también te quiero - dice para después besarme.
-Esta noche cuando volvamos de la cena te tengo que contar una cosa.
- ¿Y por qué no me lo cuenta ahora?
- Porque no.
- Venga anda, cuéntamelo ahora.
- Es para estar más preparada cuando te lo diga.
- Pues en la cena. Te doy tiempo.
- Tampoco. Tiene que ser aquí en casa.
- Joder vale.
- Bueno, podría ser en la cena también. ¿Donde prefieres?
- Dónde tu quieras y estés preparada.
- Pues en la cena.
- ¿Pero no querías en casa?
- Si, porque la cosa que te voy a decir era dándote una cosa pero esa cosa puede esperar a cuendo lleguemos a casa.
- Pues me lo dices en el restaurante. ¿Nos vamos a preparar?
- Vamos. ¿Nos ponemos pijos o normales?
- Pijos. Que el sábado es tu cumpleaños. Vamos a celebrarlo ¿no? Que ya lo celebraremos el sábado también. Pero no con restaurante.
- ¿Qué me tienes preparado?
- ¿Yo? ¿Nada?
- Marcoo... - digo insistiendole.
- Aahh.
- Pues no te digo yo lo que te quería decir.
- Sabes que me lo vas a decir. Y me lo tienes que decir. Si a ti te queda un día para saberlo si no te pones a cotillear mañana la casa para saberlo.

Lo mejor que ha pasado ~ Marco Asensio ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora