Capitulo 23

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El nuevo pastel salió del horno y totalmente perdida en mis pensamientos, busqué los ingredientes para el siguiente, vaya decepción me llevé cuando descubrí que había agotado toda la harina y los huevos... ¿Qué haría ahora para alejar los pensamientos que tanto me agobiaban? Había pasado toda la noche añorando el cantar del gallo, con la esperanza de que un nuevo día de trabajo consumiera mi mente; pero en lugar de ello, el manto nocturno se volvió eterno y mis pensamientos no dejaron de revolotear en mi cabeza desde que llegamos a casa. En otra ocasión hubiese agradecido que los festejos agotasen toda la energía de mis hermanos, pues como pocas veces en mi vida, ahora podía deambular por la casa sin que ellos se despertasen. Pero la vida no podía ser más irónica. Ahora que gozaba de mi tan ansiado silencio, deseaba con toda mi alma que todos despertasen, que la casa se llenara de ruido hasta aturdirme, que se pelearan por juguetes o hiciesen alguna travesura, cualquier cosa...

Mi paz parecía haberse quedado en la mansión Stephen. No había podido dormir en toda la noche, pues cada vez que cerraba mis ojos Abraham o Andrew se turnaban para atormentarme. Me ahogaban las pesadillas en que una serpiente de dos cabezas se enroscaba alrededor de mi cuerpo, le veía picar a mis hermanos y uno por uno caían por su veneno. Y luego estaba aquel lobo, tan dulce y cariñoso, pero que de pronto se transformaba en una fiera de gran tamaño, arisco y posesivo, capaz de hechizarme con su mirada. Abraham era un ser peligroso, impulsivo y violento que podría hacernos daño en cualquier momento. Pero al menos con él era capaz de mantenerme alerta, Andrew por supuesto era otro tema... Me aborrecía mi propia actitud y al minuto siguiente me hallaba intentando buscarle un por qué lógico a su comportamiento.

— ¿No podías decir que querías que fuéramos amigos? ¿O que nos conociéramos? ¡Incluso hubiese aceptado alguna de tus payasadas! — Me estaba volviendo loca y mi mente parecía empeñada en rememorar una y otra vez el cómo permití que sus labios jugaran conmigo. — ¿Por qué tenías que besarme...?

Agobiada oculté mi rostro entre las manos deseando volver a mi niñez, donde todo era más sencillo y mamá estaba allí para guiarme...

— ¿Naomi?...

Aquella ligera vocecita fue como una piedra pesada sobre mi cuello. El aire escapó de mi pecho y debí recordarme como respirar para no desfallecer sobre el suelo de nuestra cocina, mis palabras se repitieron en mi mente y quise hundirme en el suelo. Escuché los pasos de mi hermana adentrarse en la cocina y supe que guardar silencio no me haría invisible.

— Deberías estar durmiendo, Elizabeth.

Mi hermana se adentró en la cocina guiándose por las paredes y finalmente se sentó en uno de los taburetes, sus brazos chocaron con las bandejas de masa de galletas y me sentí sumamente tonta por mi comportamiento.

— Bueno... Toda la casa huele a pastel de manzana. ¿Me das una rebanada? — La aparente inocencia de Elizabeth debería haber tranquilizado mis nervios; sin embargo, la conocía demasiado bien como para eso. — ¿Cuántos has preparado ya?

— Cinco... Y una bandeja de galletas quemadas. — Murmuré a regañadientes.

— Vaya, entonces el problema es grave. — Comentó ella llevándose un trozo a la boca, la vi masticar pacientemente mientras yo moría de angustia. — Entonces, ¿Puedo saber quién te beso? ¿A caso Bill finalmente conquistó tu corazón?

Mi soñadora hermana seguramente imaginaba un hermoso cuento de hadas donde el amor no correspondido de mi niñez finalmente había llegado a mí. Pero la realidad era otra y la tormenta que me ahogaba era demasiado para soportarlo sola.

— Andrew Stephen...

Su reacción no me pareció exagerada en lo absoluto; sin embargo, debí correr en su ayuda cuando la impresión provocó que se ahogase con el trozo de pastel. Irónicamente, mi hermana exteriorizó lo que yo llevaba sintiendo todas esas horas. Frustrada me dejé caer a su lado cuando la pobre fue capaz de calmarse, pero la tormenta no había hecho más que comenzar.

Jeune fille indomptableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora