Capitulo 1

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Narra _______:

UMM hola me llamo _______ Esmeralda Pérez Santiago y hoy es el peor día del mundo, ¿Por qué? Se preguntarán..... Pues mañana es mi cumpleaños, y bueno ¿Eso que tiene de malo? Es que se supone que una muchacha que va a cumplir 15 años esta reventando de felicidad por su gran fiesta, pero ese no es mi caso, en fin, yo vivo con mi mamá adoptiva, papá adoptivo y su hija que significa que ella es mi hermana, a la que detesto y en conjunto son la peor familia del mundo, con letras grandes, enserio, lo digo con todo el sentido de la oración, de verdad.

Mi madre y hermana siempre han sido mandonas, egocéntricas, presumidas hasta los ovarios, podría seguir con la lista pero sería una gran pérdida de tiempo, además de que mi hermana es una maldita roba novios, no lo digo por qué me lo halla hecho a mí, sólo que como somos hermanas, toda su mala reputación recae en mí y eso es un fastidio.

Hoy me toca escuela y tendré que aguantar todos eso imbéciles, que tengo por compañeros de clase, pero bueno, no creo que este día pueda empeorar.

— Buenos días tonta, ya alístate que se nos hace tarde. — Me dijo usando ese maldito tono de voz de niña pendeja que tanto me sacaba de quicio. —

_______: — Oh eso creí, pinche puta oxigenada. — Pensé con fastidio mientras movía mis ojos a la derecha. — Ya voy. — Dije en voz alta para proceder a levantarme de la cama. —

Narrador:

Cuando _______ bajó las escaleras vio a tres personas, Andrea, una chica de su misma edad altura 1.57, de cabello lacio y largo hasta el principio de la cintura, color castaño oscuro, amarrado en una cola alta bastante bien hecha; vestida con un uniforme que consistía en una blusa blanca planchada, acompañada de una falda que iba desde la cintura hasta 7 dedos por encima de la rodilla, color azul marino con cuadros de tonalidades más claras, más abajo tenía unas medias totalmente blancas que llegaban hasta debajo de la rodilla, calzaba unos zapatos negros de charol relucientes; tez morena clara, ojos cafés, con lentes color morado, nariz respingada y boca mediana de labios delgados pintados de color rojo carmín.

La mujer a su lado tenía el cabello hasta un poco más allá de sus hombros, suelto y de color rojo extremadamente llamativo, obviamente teñido; vestía sólo una pijama de que consistía en una blusa y pantalón ligeros color azul claro con corazones blancos y unas pantuflas de color rosa claro; su piel era un poco más morena que la de Andrea, ojos color café muy oscuro, tenía una nariz un poco más gruesa que la de Andrea y un poco torcida ya que tenía el tabique roto, algo de pecas en los cachetes, labios delgados sin maquillaje, sólo tenía unos lentes color negro y blanco, toda su imagen daba la impresión de que se acababa de levantar de la cama.

Por último, el hombre que veía tenía el cabello color negro, con un peinado elegante, portaba un traje negro refinado, zapatos negros de cuero, piel clara, ojos cafés, labios medianos, nariz un poco gruesa, una mirada seria mientras veía su celular.

Nuestra protagonista media 1.72 cm. Cabello totalmente negro, un poco más allá de los hombros, de piel morena, ojos cafés oscuro, cara con un ligero acné que no llamaba mucho la atención, pechos pequeños que resaltaban un poco más por su cintura y abdomen un poco trabajados pero no con tanta tonificación ya que no la dejaban hacer tanto ejercicio, decían que dañaría su crecimiento, por lo que claro tenía un poco grasa de más en la cadera y pansa, tenía unas piernas gruesas y largas que resaltaban gracias a su trasero mediano y caderas un poco anchas; vestía exactamente igual que Andrea, con el pequeño detalle de que ella no iba maquillada, su falda estaba cuatro dedos por encima de la rodilla y que sus zapatos eran negros con retoques amarillos.

Estaban todos en el comedor de 7 sillas de madera refinada color café y mesa rectangular de vidrio con un delicado mantel blanco; desayunando una ensalada verde que contenía en su mayor parte espinacas, las cuales ella odiaba, eso era rutina, desde siempre; podía reprocharles mil cosas, menos su alimentación, en eso jamás fallaron, sólo podía decir gracias a ellos de alimentarla aburridamente bien, gracias a eso gozaba de buena salud, un cuerpo que se podría decir bien formado, además de tener un poco de músculo y fuerza en sus brazos y piernas; ella se sentó en una silla que estaba separada de la de su madre y finalmente se dispuso a comer esas horribles verduras que al final de cuentas sabía que le harían bien.

Bad AppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora