Pov Bárbara
—a ver si entiendes, el si yo muero tu mueres no era tan cierto. También tienes que dejarme hacer mi trabajo, te dije que llamaras a los putos refuerzos. ¿Y qué hiciste? viniste a tratar de salvarme, yo no necesito que me salven. Tienes que hacer lo que yo te diga. ¿está claro?— estoy tratando de no alterarme mientras coloco la pistola detrás de mi pantalón, entre la espalda—al menos mírame a la cara, esto no es un juego oficial Achaga, esto no es un puto juego.
Solté un suspiro moviendo mis hombros, ni siquiera es capaz de hablar y no hace más que bajar la cabeza y asentir, ahora estoy en la oficina de mi padre, le estoy explicando lo que debió de hacer en aquella situación. Por suerte que si llamó a los refuerzos, ahora ese pendejo se encuentra detenido y pronto se le tomará declaración.
—hice todo lo que usted me pidió y más, llamé a los refuerzos, verifiqué el área. Le di los primeros auxilios a la víctima y luego traté de que usted no muriera, así que si hice mi trabajo—levanté la vista ante su cambio en su tono de voz, ante su cambio en su rostro.
— Bien, ya que si hiciste tu trabajo. Camina conmigo, que esto a penas empieza oficial Achaga —la miré de arriba a abajo casi muriéndome de la rabia, tiene todo mal puesto otra vez— ven aquí...
Ella se acercó volviendo a ser la chica tímida de esta mañana, mientras yo estaba intentando arreglar su chaleco, cada vez que la veo siento que estoy mirando a Gabriela, es como si fuera la misma. Pero no, no lo es. Mi subconsciente la extraña por eso la veo en cada persona, porque aún la sigo amando como el primer día que la vi.
— ¿A dónde vamos a ir?—me preguntó después de que la dejé como una oficial decente, a penas es el primer día y me ha dado más dolores de cabeza que en toda mi vida. Solté un suspiro mientras terminaba de colocar bien su arma, por unos segundos levanté la mirada, dándome cuenta de que sus ojos son muy azules. Tan azules que puedo verme reflejada en ellos, pero me aparté de inmediato al escuchar que la puerta se abrió.
—Agente López, tenemos una pista sob—levanté una ceja cuando alguien entró a la oficina sin tocar— perdón, no quería interrumpir, es que—
—Gonzáles ve al grano, por favor—él asintió terminando de entrar, espero que sean buenas noticias, observé que Achaga tenía intención de salir—quédate—
—Agente según algunos informantes, nos enviaron información de que hoy estarán reunidos los integrantes de la banda Mechotas, estarán en el bar, ese donde está la otra banda. ¿cómo es qué se llaman?—
— eso no importa mijo, necesito hora, segundo e información detallada. Los único que me interesan son los Mechotas, debemos atraparlos si o si.
—Por fin vamos a hacer justicia por Gabriela, por fin vamos a atrapar a los hijos de puta que la mataron—inhalé aire dejándolo salir, odio ver a Gonzáles, siempre me anda preguntando que fue lo que pasó en realidad aquella noche, pero no puedo decir nada... la verdad es que pasó algo más.
Nos hemos pasado varios años detrás de esos pendejos, los últimos seis años los he dedicado casi por completo a tratar de atrapar a esa banda de drogadictos, de narcos, que no hacen más que hacer daño, como quitarle la vida a mi chica de ojos bonitos. Se quien lo hizo, estaba ahí cuando uno de ellos disparó, ella se interpuso y recibió el disparo. No pude hacer mucho la verdad...
—esta vez tenemos que hacer las cosas diferente, no podemos sólo entrar a por ellos. El bar seguro estará repleto de sus matones— continuó hablando Santiago, yo me senté encima del escritorio e invité a Achaga para que tomara asiento en uno de los sillones—tenemos que ser más inteligentes—