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Una semana había pasado después de esa noche, una semana en la cual no le habló, la ignoró por completo, no contestaba sus llamadas, mensajes y tampoco le abrió la puerta de su casa todas las veces en que fue a verlo, no había hablado del tema con nadie, ni siquiera con su mejor amigo que, de hecho él tampoco tenía idea de su paradero, Aleks pasó esa larga semana reflexionando sobre que haría al respecto, se atormentaba una y otra vez al recordar todo, se replanteo la idea de seguir con ella, pero su orgullo era más fuerte que eso, él jamás perdonaría una "infidelidad".

Hoy era el último día verano, la última fiesta que se daría, ambos jóvenes estaban repletos de notificaciones en sus móviles sobre lo que se comentaba, a ninguno de los dos les importó, estaban cada uno sumergidos en sus tristes pensamientos, Vahi recordaba cada uno de los momentos que vivió a su lado, realmente ese chico le hacia bien, era feliz con él, Aleks también recordó cada momento vivido con ella, no pudo evitar derramar un par de lágrimas, pero inmediatamente se las secó bruscamente con su mano, se levantó de su cama en la cual estuvo acostado toda la semana, caminó hasta su baño privado y se miró en el espejo después de varios días, su aspecto era fatal, lucía desaliñado, tenía una pequeña barba en su rostro, unas ojeras que podrían llegarle hasta más allá del suelo, su piel estaba más pálida de lo común, pues se la pasó bebiendo sin parar, se tambaleaba de un lado a otro, se apoyó en el lavamanos, una sonrisa torcida y amarga se hizo presente en su rostro, se dijo así mismo que ya no soportaría más esa situación, cogió su móvil y marcó el número de ella.

—Vamos, contesta Vahi —murmuró mientras esperaba a que ella atendiera a su llamado.

¿Aleks? —dijo con un tono de voz de confusión.

—El mismo —dijo obvio y escuchó un suspiro de alivio por parte de ella.

¿Necesitas algo?

—A ti.

Vahi al otro lado de la pantalla se encontraba sentada en un rincón de su habitación, se tapó la boca con su mano, no quería que él la escuchara cómo lloraba, sentía como las cálidas lágrimas caían sobre sus mejillas.

Me has ignorado toda esta semana —dijo una vez que recuperó su habitual tono de voz.

—Pero aún así te necesito...

¡Deja de mentirme! ¡No me digas que me necesitas cuando no es así! —elevó su voz al borde de estallar en un llanto desconsolado —Ni siquiera sabes lo que sientes por mí... —su voz le falló y se le quebró al final —No eres capaz de decírmelo en la cara —dijo entre lágrimas.

—Te veo en la fiesta de Ariadna.

Cortó, no quería escuchar cómo ella lloraba, le partía el alma, caminó hasta la tina de baño y viró la manilla para que saliera el agua caliente, dejó caer su pantalón chándal y se metió dentro para poder despejar su mente. Al terminar de bañarse, se quedó un rato en el baño, cogió una máquina de afeitar y comenzó a rasurar su rostro, volvió a quedar como el Aleks de siempre, así que salió de allí y se vistió, lo esperaba una larga noche donde no esperaba nada bueno.


***

—Vamos Aleks, hoy estás más odioso que nunca —dijo un Catriel bastante ebrio dándole un cariñoso abrazo.

—Jodete —lo hizo a un lado.

Catriel y Aleks estaban en la fiesta, ambos habían bebido demasiado, pero al último ya no le hacía efecto absolutamente nada, esperaba a que ella entrara por la puerta principal, sabía que vendría, la conocía a la perfección, más de lo que ella pensaba. Vahi estaba a unas cuadras de la casa de Ariadna, caminaba junto con su mejor amiga, Muna le dijo que le diera una lección al que supuestamente era su novio, ya no sabía que eran, en fin, iba vestida casual, pero con un poco de sensualidad, estaba ansiosa por verlo, sentía que hoy arreglarían sus problemas y todo volvería a ser como antes.

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