Capítulo 24

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~LEXA~

Clarke me frotó sin parar, arrancando los gemidos de mi pecho. Estaba llegando, el hormigueo que conducía a la explosión.

-Abre las piernas. Susurró, su intimidad palpitante frotando contra el exterior de mi muslo. Pensar en ello me hizo gemir más fuerte de lo que nunca había hecho. No sabía que me estaba pasando. Sólo sabía que necesitaba abrir las piernas.

-Ábrelas más. Gruñó Clarke y yo obedecí. Temblé descontroladamente mientras el orgasmo me agarraba desde muy adentro.

Incliné mis caderas hacia atrás, buscando sus dedos, suplicando sin palabras una caricia más firme. Ella me dio lo que quería y me aferré a mi orgasmo el mayor tiempo posible.

Apenas registré en mi mente cuando ella se irguió sobre sus rodillas y tomó posición entre mis muslos lascivamente abiertos.

En el momento en que algo hizo contacto con mi culo, salté.

-Baja la cabeza.

Sus dedos sacaron la humedad que yo había creado y la aplicaron con destreza en el apretado anillo de músculos. Me agité sin control.

Estaba muy sorprendida de descubrir que mi miedo surgía a partes iguales del bochorno atronador de ser tocada en un lugar tan secreto, como del dolor que implicada ser penetrada ahí.

Esa no era una parte de mi cuerpo que debiera ser vista. Yo en verdad nunca la había visto. Pero recuerdo cada hombre después de mi padre que me obligó hacerlo por esa parte.

Cuando uno de sus dedos traspasó mi entrada y embistió esa secreta parte de mí, se volvió la única parte que sabía que existía. Me doblé contra la intrusión, pero importó muy poco.

Ella presionó hacia dentro despacio, pidiéndome que me relajara antes de salir y entrar otra vez. Parecía que iba a seguir para siempre y todo el tiempo me sentí más concentrada en no avergonzarme que en lo que estaba haciéndome en ese momento.

Poco después, ya no dolía más. Aparentemente satisfecha, se aparato y busco algo en el armario. Veo con horror como de pone un arnés con un dildo rosa. Regresa a la cama y me sujeto firmemente por la zona lumbar. Algo increíblemente grande presionó contra mi entrada. Me quedé congelada. No había ninguna maldita manera de que fuera a meter aquella cosa dentro de mí. Me rebelé. Luché contra lo inevitable.

-Relájate, Gatita. Relájate. Inspira profundamente... bien, otra vez.

Me estaba partiendo por la mitad. Mi universo volcó patas arriba. Me sujetó firmemente mientras se abría camino empujando dentro de mí, todo mientras me daba instrucciones.

Escuché atentamente sus palabras seguras e intenté hacer exactamente lo que me pedía. Pese a que el dolor sobrepasaba al placer, hice lo que pude para meterme las sábanas en la boca.

Pasó un buen rato antes de que me llenara por completo. Se paró, y puso su cabeza sobre la mía, hablándome con dulzura.

-No luches.

Acarició mis pechos, mi vientre, besó mi hombro, una vez más haciéndome gemir de placer contra mi voluntad. <¿Contra tu voluntad? ¿De verdad?>.

Mi cuerpo se relajó y el enorme tamaño se asentó dentro de mí. Su respiración calentó mi nuca y ella dejó escapar un gruñido. El sonido, tan primitivo, me maravilló.

-Por favor. Susurré, pero no sabía lo que le estaba pidiendo. Estaba dentro de mí, en cada célula. Algo vibro dentro de mí y pude sentirlo.

Pero más que eso, sabía que ella podía sentirme a mí. No sólo mi temblor, sino a mí.

Cada día era más vulnerable que el anterior. Cada día ella me quitaba más conciencia de mí misma. Y ahora se había llevado la última que me quedaba, lo último de mí. Pero eso en ¿quién me convertía? En una extensión de ella? ¿En alguien nuevo?

No lo sabía. No quería saberlo. Se inclinó sobre mí, limpiándome a besos las lágrimas a los lados de mi cara. Y todavía no se movía.

No era suficiente con follar mi cuerpo, quería follar también mi mente. Estaba funcionando. Quería que fuera amable conmigo. Que me besara. Que lo hiciera agradable para mí.

Tenía miedo de que me doliera y una vez más le miré buscando protección. ¡Qué jodido era eso!.

Entonces ella me folló. En toda mi vida, nunca había sentido nada como eso. La sensación me asaltó, paralizándome, como si a mi mente no le fuera posible asimilar como debería reaccionar.

Todo mi cuerpo tembló y se agitó alrededor de ella mientras me empalaba una y otra vez, y aún entonces, había presente algo de placer morboso. Se acumulaba dentro de mí y suplicaba por liberarse. ¿Siempre era así? ¿ Porque no siento igual que con mi padre o los otros hombres?, ¿ Porque a ellos los odio y a Clarke no?.

Sentiría lo mismo que si me follara mi... incluso mis pensamientos ponían reparos a la palabra coño.

Clarke lo llama coño. Me corrí. Fuerte. Esa fuerza la mantuvo quieta dentro de mí mientras yo palpitaba rodeándole.

-Dios... sabía que serías así. Antes de que tuviera oportunidad de preguntarle qué quería decir, se movió en mi interior y todos los pensamientos huyeron.

Me corrí varias veces más mientras me follaba, cada vez me redujo más y más a ser alguien que yo reconocía menos y menos. Finalmente, apretó y tiró de mi culo.

-Seguro te sientes tan bien. Me encanta tu estrecho culito. Gruñó y se empujo contra mí. Gimió ruidosamente.

- iOh, joder! . Momentos después siento un líquido correr en mi adolorido culo.

Ella se derrumbó encima de mí, susurrándome al oído palabras reconfortantes. Lloré suavemente bajo ella, mientras se convertía de nuevo en todo suavidad y consuelo. Se estiró para alcanzar algo y lo colocó debajo de mí. Tiró suavemente del jugete saliendo de mí lentamente y causando un pánico insoportable.

Me contraje sin motivo y ella bufó. Otra vez había encontrado nuevas maneras de humillarme. Las lágrimas se derramaron por mis mejillas ardientes.

Nos bañamos juntas por primera vez, apretadas en bañera, mi cuerpo entre sus piernas, contra una parte de ella que aún no había visto. Mantuvo mi cabeza contra sus pechos. Lloré contra ella, indiferente y exhausta, con todas mis fuerzas agotadas.
Me acarició, me lavó, me habló.

- ¿Cuál es tu nombre?

-Gatita. Murmuré débilmente.

-¿Y el mío?. Se tensó entre mis dedos.

-Ama.

Maratón. Voy a subir tres capítulos hoy.

Este es el primero. ;)

Captive in his armsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora