Parte Dos : Regalos

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Siempre pensé que mi primo era muy sobreprotector conmigo, pero jamás imaginé que era tanto así. El día del sorteo, luego de que comprara la lana y los palillos, futuros regalos navideños para Naruto, me encontré con él. Ahí estaba en la esquina de la cuadra, detrás de un poste de luz, esperándome. No supe cuánto tiempo estuvo ahí parado, vigilándome, algo me dio mala espina, algo no andaba bien.

—¿Neji...?

—Hinata... ¿Qué hacías a estas horas por aquí? No deberías tomarte tu tiempo en un lugar donde estás lejos de casa, Hinata. Su vida puede correr peligro, y el señor Hiashi no me perdonará si algo le ocurre ¿entiende?

Estaba enfadado, sus ojos transmitían fríaldad, apoyado sobre el poste de luz y con los brazos cruzados.

—Lo siento mucho, Neji. Solo me detuve a hacer unas compras navideñas. Eso es todo.

—No tienes por qué hacer eso Hinata. Debería haberme dicho antes que realizaría estas compras.

—Si, no volverá a ocurrir.

—Otra cosa. Naruto no es la persona indicada para usted, tenga en cuenta que sino caerá todo el negocio familiar, sabiendo que usted va por un chico muy vulgar. Mantenga la dignidad de la familia, por favor.

—Si.

Esas palabras sonaron crueles. No quería alejarme de Naruto, ni mucho menos dejar de amarlo. Él se había calado en mi interior de tal forma que era imposible dejar de hacerlo. Sabía que mi familia no quería ese tipo de personas. El amor no se elige, primo Neji. Dije en mi mente. 

Mi familia disfrutó la cena que les preparé, como siempre lo hacían, pues esa noche no fue de mi agrado. La comida no tenía sabor y mis pensamientos estaban arremolinados en mi cabeza. La única persona que aparecía en mi mente era él, ¿qué haré, Naruto?

Al día siguiente llegué tarde a clases, fue un error haberme quedado dormida ya que si eso no hubiera pasado, Naruto no hubiera lidiado con los sermones crueles de mi primo. Le había advertido que no se acercará a mí a menos que no sea algo importante. No se ganaría su confianza tan fácil, sabía perfectamente que eso tomaría un poco más de tiempo. Me sentí culpable y ese día traté de disculparme con Naruto más de una vez, pero las palabras no salían de mi boca. Durante el resto del día, me ocupé de ignorar a todos, incluyendo a Naruto.

Por otro lado Naruto me observaba desde lo lejos absorto en sus propios pensamientos, jamás entendí qué pasaba por su mente. Intenté ignorarlo. Estaba segura que me odiaba por culpa de las amenazas de Neji.

—Lo siento, Naruto—me reprendí.


*  * *  * 


Naruto sabía perfectamente que sus sentimientos hacía Hinata eran de amor, pero el motivo por el cual no quería admitirlo era porque sino tendrían que romper su amistad, y eso era difícil para él. La amenaza de Neji sin duda no fue digno de temer, ya que no le dio importancia y solo se limitó a asentir resignándose a pesar de que en sí no lo había escuchado en lo absoluto. Resopló una y otra vez mientras miraba a la pobre muchacha que se había dispuesto a no dirigirle la palabra en todo el día. Resignado se estiró hacia atrás, apoyándose en el respaldo de la silla, y llevando ambos brazos flexionados detrás de su nuca, revoleó los ojos y luego suspiró.

—No la entiendo por más que lo intente—Soltó sin comprender, esperando a que su amigo Sasuke le dijera algo al respecto.

—Umh, estamos iguales—concordó el pelinegro dirigiéndole una mirada expectante a la pelirrosa que se encontraba a la par de Hinata, intentando hablarle—Ella también es difícil de entender. Las mujeres son así.

Una Navidad con Naruto (NaruHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora