Jose iba caminando hacía su casa dubitativo y somnoliento situación que ya era regular en su existencia, a su alrededor veía lo que alguien que no estuviera dentro de su cabeza describiría como un día radiante y espectacular, pero el solo veía bruma y tiniebla, sus pensamientos nublaban todo lo que se acercaba a él y todo lo que en algún momento le daba ciertos trazos de alegría se terminaba por difuminar entre sus pensamientos y aunque él atacaba todo con dosis de música fuerte para no oírse pensar la música terminaba por convertirse en ruido blanco en el que sus pensamientos hacían eco, de repente siente algo en su bolsillo, es su teléfono, roto, víctima de la desesperación de su dueño las veces que tocaba fondo, el lo miró y por un momento, al ver el remitente del mensaje, y mirar a su alrededor pudo ver lo que las personas a su alrededor veían, un día genial, situación que no se sostendría mucho pues al leer el contenido del mensaje vío lo que de nuevo lo aterrizaría en lo que él ya había aceptado que era la realidad, apretó sus manos con una fuerza que no es normal, puso su música de nuevo al tope y siguió caminando hacía una rutina que lo enloquecía y que no comprendía, en la cual busca a alguien para escapar de ella, persona que él siente que no llegará, pero en el fondo está convencido que no debe rendirse. Acelera el paso e intenta no pensar en el mensaje, ni en la rutina que lo consume, ni en los errores que ha cometido, ni en los que cometerá, trata incluso de no pensar si en lo que está haciendo es un error, ni en el mensaje, ni en el teléfono, trata de centrarse solo en la música y dejarse llevar, de intentar vaciar su cabeza para no explotar, de dejarse las emociones en un minuto, en beat o un solo de guitarra o tal vez un sampler, un bajo o una batería, pero sus pensamientos lo alcanzan de nuevo y se siente acorralado por ellos, Jose no sabe qué hacer.