En un corazón hecho de vapor.

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La noche está helada, aún más sin tu compañía. La ventana está empañada, gracias al aliento caliente de mí cuerpo y en ella dibujo un corazón donde pongo el signo de adición y a la izquiera mi inicial...pero ahora más que nunca siento un dolor enorme en el pecho al no poder poner la tuya, así que pongo solo un signo de interrogación.

¿Quién hubiera dicho que al abrir aquella puerta...cambiaría mi destino?

Los golpes en la puerta me sacan de aquella frágil melodía de sabores, tan salados y tan sinceros.

—  Gracias, Rusia.

Será que mi vida ya era una mierda antes de abrir esa puerta. Antes de ver las lágrimas saladas deslizándose por sus mejillas, antes de ver tu mano enredada en su cabello con tanta ira y presión.

— ¡Déjalo!

— ¡No! Es por culpa de este culiao' que tú ya ni me prestaí atención.

Bolivia, todo fue mi culpa no lo malinterpretes. Fuí yo, él que cometió el error.

Será que si él nunca hubiese puesto las manos en alto sobre su suave cabellera para aminorar el dolor que ejercías en su cuerpo, yo nunca hubiera visto aquel pequeño detalle. Aquel brillo inigualable, aquel...aquel...aquel hermoso anillo.

— Nada de esto es culpa tuya.

Permíteme llorar junto a ti, Argentina. Permitámonos llorar por el mismo idiota, de hermosas facciones, de una personalidad explosiva, de sentimientos tan confusos; como una bolita de estambre de distintos colores. Así que, Argentina, permitámonos llorar por el mismo infiel.

— ¡Chile! ¡Deja en paz a Argentina! Esto es entre tú y yo.

— Maldito inútil de mierda, ni para eso servís. Bolivia, perdóname.

Y me imagino en su lugar como todo buen empático con más corazón que cerebro. ¿Acaso lo hiciste por mi, Chile? Ayer estabas aprendiendo a garabatear en un lienzo diferente y ahora solo me traes las cenizas de un cuadro.

No puedo dejar de ver como la franja blancas y las celestes han tomado ahora un color diferente y quizá suene mal; pero es mi favorito, siempre amé el morado, Chile, pero ahora empiezo a reconsiderarlo. No se ve bien, Chile. Creo que ahora odio el morado.

— Argentina pasa por favor, hay que ver tus heridas.

— Weón, pero ¿qué estaí' haciendo?

— Ni se te ocurra tocarlo, Chile. ¡Mira el daño que le has hecho!

¿Por qué aún siento ganas de golpearte, Argentina? Quisiera empujarte y decirte todo aquello que una vez le dije a Perú, por idiota. Pero al ver el resplandor de ese hermoso anillo dónde llevas la inicial de Chile y la tuya, me pregunto ¿quién llegó primero y quién llegó después?

— Escuchame, weón...

Nunca creí volver a sentir tus manos en mi garganta de nuevo, Chile, no después de tu última promesa. Una promesa que me hiciste en un hospital parecido a este, después de tres días de estancia en el.

— Déjalo boludo, deja a Bolivia en paz ya me has lastimado a mí, ¿no te basta?

Gracias Argentina, gracias por intentarlo. Chile, mi amado Chile, nunca creí que te haría eso...pero me obligaste, ¡me obligase a golpearte!

Siempre supe que eras un lobo, Chile, también sabía que yo era un simple conejito. Un bocadillo con el que te gustaba jugar y al que te gustaba lastimar. Y es por eso que corro escaleras arriba, hasta llegar al segundo piso...para huir de tu ira.

¿Te encanta agarrar de la melena, Chile?

— Chile, boludo ya dejalo. ¡Ayuda! ¡Por favor...alguien ayudenos!

Argentina, siento mucho más dolor por ti que por mí. Tú no eres de los que pide ayuda jamás y eso me lleva a concluir solo una cosa...No sólo te ha dejado el rostro morado, yo lo sé. ¿Cuántos huesos te ha roto, Argentina? ¿Serán tantos cómo a mí?

— No lo toques, maldito.

Mi melena a perdido unos cuantos cabellos por el impacto. Rusia, te dije que te fueras...¿Por qué no te has ido?

— Hoy te vaí a morir, ruso culiao' de eso me voy a encargar.

Y lo último que recuerdo es ver tu cuerpo bajar las escaleras, ambos pisos mientras yo intento tomar tu mano. ¿Qué has hecho, Chile?

Rusia, nunca te lo he dicho pero, te ves más amigable cuando estás así; profundamente dormido. Quiero tomar tu mano y pedirte perdón, pero estas tan lejos. Rusia, quiero seguir despierto para velar tu sueño...pero tengo unas ganas tan profundas de dormir.

Escucho un bip muy largo y mi cuerpo tiembla, pero tengo sueño, mucho sueño.

— ¡Bolivia! ¡Pequeñin! ¡Un médico! ¡Médico!

Buenas noches, Rusia.

El perdón. [RusiaxBolivia] [ChilexBolivia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora