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Pero verlo llorar me hacía mal. Le ganaba al miedo que le tenía a mi mamma. Escuchaba cada sollozo, cada rezo. Lo escuchaba prometerme amor y protección eterna. Y quería abrazarlo y decirle que estaba bien, que solo necesitaba descansar. Que necesitaba un poquito de paz antes de regresar a la realidad. Antes de volver con él.

Ustedes no deben entender nada de lo que digo. Ni yo entiendo. Acabo de caer tres pisos por escalera y fui golpeada hasta la inconsciencia. Y hace horas, muchas horas, estoy en una hamaca desde donde oigo y siento todo lo que pasa alrededor de mi cuerpo. Pero mi conciencia está en esta hamaca de la cual no quiero bajar. ¿Qué pasa? Que alguien me explique.

Y fue ahí que escuche otra voz sobre el sollozo de mi amor. La de mi amiga. Pero estaba tan apagada que me costó reconocerla.

Hamaca al vacióWhere stories live. Discover now