Parte Única

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Rojo, verde... rosa

Sus ojos marrones recorrían el extenso jardín del parque en el que se encontraba. Su mirada posándose en cada una de las flores que adornaban la maleza, fijándose en cada detalle y pensando a fondo en cualquier cosa diferente que su mente captara.

Pensar

Con un suspiro, él recargo su espalda en el respaldo de la banca e inclinó su cabeza hacia atrás para mirar al cielo.

La luna llena brillaba en lo alto, nubes alrededor formandole una especie de altar. Todo era tan hermoso y él no podía dejar de pensar en como las nubes se movían, como tapaban y descubrían a la luna, en como el cielo negro de la noche parecía iluminarse de un azul oscuro y como la luna, a pesar de que las nubes se movían, sólo parecía seguirlo a él. Él sabía que realmente las nubes no se movían, era él o más bien la tierra la que estaba en constante movimiento. Las nubes, el cielo y la luna eran sólo un efecto visual, y era maravilloso y fascinante. La tierra se movía y los habitantes no se daban cuenta.

Cosas que para otros son simples acontecimientos del día a día a los que no tienen que tomar importancia si no maravillarse solamente, para él, era algo que le hacía pensar y mirar más a fondo. Siempre pensaba más de la cuenta, ese era su problema. Él pensaba cada cosa que pasará, cada mínimo acontecimiento, cada mínima acción; hablar, actuar, todo. Incluso, pensaba demasiado en sus sentimientos.

Su cabeza se enderezo y su mirada cayó casi de forma instantánea en un arbusto lleno de extrañas flores blancas, ¿cómo había dicho su amigo que se llamaban? Mmmm... ¡Ah sí! Lilys, claro. Eran las flores favoritas de su mejor amigo, Ranmaru Kirino.

Él sonrió tontamente cuando su foco de pensamientos se centró en su mejor amigo. Ellos se habían conocido desde que eran muy pequeños, se conocieron a los seis años para ser exactos y ahora con 15 años en su arsenal, llevaban nueve años de hermosa amistad. Sin embargo, de un tiempo acá, Shindou empezó cuestionarse su amistad con el pelirrosa. Él no estaba seguro de en que momento empezó a pensar tanto en Kirino; en qué momento su corazón empezó a latir tan rápido cuando el chico se le acercaba y en qué momento, él se sentía tan felíz por el simple hecho de verlo sonreir.

Su ceño se profundizó al darse cuenta que ahora eran más seguidos los pensamientos de hermoso y sedoso cabello rosa, de brillantes ojos cyanes que miraban con emoción. Incluso, muchas veces se iba a dormir con la sonrisa de Kirino en su mente y eso cada día lo hacía más consciente de algo. Él, Takuto Shindou, estaba enamorado de su mejor amigo Ranmaru Kirino. No estaba seguro si era algo bueno o malo.

— ¿Observando el panorama? — Una voz sonó cerca de su oído y cálido aliento choco contra éste haciéndole sobresaltarse ligeramente.

Volviéndose hacia el origen de la misma, se encontro con unos grandes ojos azules que miraban con ligera diversión y emoción en su estado puro, él no pudo evitar que una sonrisa se formará en sus labios.

— Kirino — pronunció suavemente y el pelirrosa sonrió antes de rodear la banca para poder sentarse al lado de Shindou.

— Discúlpame si te asuste — Kirino dijo una vez sentado al lado del castaño mientras observaba la hermosa vista del parque bajo el cielo nocturno.

— No te preocupes, realmente no lo hiciste — Shindou murmuró mirando de reojo a Kirino y este asintió con una pequeña sonrisa.

— No esperaba verte tan tarde por aquí —Kirino comentó iniciando una conversación.

— Yo tampoco esperaba verte por aquí tan tarde.- Shindou comentó con una ligera ventaja en su voz — Quiero decir, estás un poco retirado de tu casa.

ImpulsivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora