Karma

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La relación de JiMin y YoonGi siempre fue un tanto complicada.

Claro como todas las parejas tenían discusiones, que no duraban mucho tiempo y luego venía la reconciliación, una cena en un restaurante elegante para después irse al departamento que compartían y unir sus cuerpos, como lo habían hecho innumerables veces.

Fue un 10 de marzo, un día después del cumpleaños número 27 del pálido.

JiMin lo había citado en la cafetería que se ubicaba al costado del edificio en donde trabajaba como productor musical.

Pensó por un momento qué tal vez podría ser una sorpresa post-cumpleaños, pero nunca se imaginó lo que el amor de su vida le dijo ese día.

Entró a la cafetería y vió al rubio de mejillas regordetas al igual que sus manitas, éste revisaba su celular mientras reía a la pantalla, posiblemente hablando de algún tema divertido con sus amigos.

- Ya llegué amor. - Se acercó al menor a darle un beso en los labios pero este apartó su rostro.

Esto ya era algo común, cada vez que el pelimenta se quería acercar JiMin se alejaba, lo apartaba, lo evitaba e incluso lo ignoraba.

Así que acostumbrado a eso, rodeo la mesa y tomó asiento frente al contrario.

-YoonGi necesito hablar contigo. - el menor guardó su celular mientras pensaba que palabras utilizar para darle la noticia.

JiMin estudiaba danza en una universidad muy prestigiosa de Seúl, era uno de los estudiantes más destacados, todos estaban de acuerdo en que había nacido con el talento.

Todo iba bien en su vida, tenía un novio al cual amaba con todo su ser, tenía muchos amigos y una buena relación con su familia política.

Hasta que le ofrecieron ir al extranjero, era una oportunidad única, pero el no podía dejar su vida como si nada, no podía dejar a sus amigos, su familia y a YoonGi, realmente no quería dejarlo solo, incluso pensó en la posibilidad de que se fueran juntos a Nueva York, pero rápidamente esa opción fue desechada, el mayor no lo aceptaría. Aún así, reconsideró la idea de quedarse, su novio había pasado por una depresión unos años atrás, no era bueno para él estar solo, más por las noches, cuando era más propenso a sufrir sus ataques de ansiedad.

Pero JiMin fue egoísta por una vez en su vida, el pelimenta podría estar sin él por unos años, después cunado regresará todo volvería a la normalidad.

- YoonGi, tu sabes que te amo, ¿Cierto?

- Claro, amor, aunque últimamente has estado actuando extraño. - Oh, claro que lo sabía, había estado distante, siempre estaba pendiente de su celular ya que le enviarían todos los datos sobre su viaje y estadía en el extranjero.

- Lamento eso, pero lo que te voy a decir es la respuesta a tus dudas sobre mi comportamiento.

La cosas según la perspectiva de YoonGi se estaban tornando un poco misteriosas, bueno pero aún podía ser la sorpresa que el pensó antes.

- Soy todo oídos. - recargó sus brazos en la mesa para luego sostener su cabeza en las palmas de sus manos, como una flor.

- Yo recibí una oferta por parte de la Universidad - empezó a relatar el rubio, mientras pensaba en cómo reaccionaría el mayor - me dieron una beca.

- Oh, JiMin eso es estupendo, ¡Te lo dije! Naciste con el talento. - le felicitó emocionado el pálido.

- Pero es en el extranjero, en Nueva York precisamente.

Todos los ánimos del mayor se vinieron abajo, claro que estaba feliz pero serían capaces de mantenerse juntos a pesar de la distancia.

- Eso... Bueno, creo que si eso te hará crecer como profesional está bien.

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