Estaba decidida. Algo me empujaba hacia él. Tomé un taxi al terminal y al llegar me acerqué a las oficinas de buses, pregunté la hora de salida de los expresos, pero salían muy tarde en la noche y la verdad me daba algo de temor viajar de noche y sola. De fondo escuché un señor gritar −¡Valencia saliendo!−.
Sentí que era una señal divina. Mi piel se erizó entera ante la idea de irme justo en ese momento. Inspiré profundo y me acerqué al señor.
–Buenos días señor, disculpe ¿A cómo está el pasaje a Valencia?
–Buenos días señorita. Treinta mil bolívares por persona. Nos queda un puesto –declaró
–Muchas gracias, ¿Y cuánto demora en llegar? –inquirí
–Como unas cuatro horas, más o menos.
–O sea, ¿Llegaré como a la una de la tarde si salgo ahora mismo, cierto?
–Es correcto, ¿Pero usted va a Valencia? –preguntó
–No, no. Yo voy a Caracas, pero me dijeron que por escala era más rápido. Muchas gracias –intenté cortar la conversación, pero el señor prosiguió
–Si, como no. Es mucho más rápido, porque no se hacen tantas paradas
–Perfecto, ¿Y salen a cada rato los carritos?–indagué
–Si, se llena este y llega el próximo.
–Muchas gracias Señor. Voy por mi maleta y regreso –sentencié.
Ese era el día. No lo dejaría pasar. Otra oportunidad cómo está no tendría, jamás. Tomé un bus de regreso a la residencia e hice una pequeña maleta con dos o tres mudas de ropa, ropa interior, maquillaje y unas galletas de soda para cuidarme del estómago. No podía hacer una maleta muy grande, eso podía llamar la atención de mi madrina si me la encontraba por allí. Dios, sería un desastre. Debía verme normal, como quién va a la universidad.
Me dí un baño rápido, me vestí con un jean azul y franelilla negra con un suéter negro, me maquillé como siempre y me coloqué mis botines negros.
Llamé a mi madrina para saber dónde estaba y al saber que estaba lejos de Coro me fuí corriendo a la universidad para darle los últimos detalles a los chicos. Me los encontré en la entrada tomando un break en la panadería que quedaba al lado de la Universidad.
Les quité sus números de teléfono y quedamos de ponernos en contacto para que me informaran de todo lo acontecido en la uni. Estos chicos la verdad era muy panas.
Además de que les gustaba el chisme y querían saber en qué terminaría todo, si encontraría a mi None con sus manitas sobre alguna otra chica o si era un amor como yo lo describía.
Luego de eso, me corrí al terminal. Estaba haciendo tiempo para llegar a una hora que mi None saliera del trabajo y pudiera sorprenderlo con mi llegada. Ese era el plan.
En mi cabeza todo tenía sentido, todo cuadraba. Él salía a las seis de la tarde y ya estaba por ser medio día. Así que mientras se llenaba el carrito, llegaba a Valencia y tomaba el otro transporte me daba chance de llegar lo más cerca posible de su casa.
Cuando llegué al terminal aparte mi cupo en el carrito, pero no me aguanté. Tenía que llamarlo, había demasiado en juego como para ir gastar todo el dinero de mi semana en la universidad en un viaje por nada.
De verdad tenía miedo de encontrarlo con alguien más. No era tonta, sabía que él tenía necesidades y si yo no las cubría alguien más lo haría por mí, y estaba bien, pero si iba a Caracas por él, quería que tuviera tiempo para mí.
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Malditos Recuerdos (Saga Recuerdos #1)
RomantikEsta es la historia de Natalie, una joven común que no cree en el amor, pero la vida es caprichosa y se encargará de sumergirla en un triángulo amoroso entre dos chicos. Las confusiones estarán a la orden del día y no le permitirán decidirse por uno...