El ascenso de un humano a vampiro es un proceso que debe ser administrado muy meticulosamente. De lo contrario, podríamos estar creando un monstruo. No un monstruo, como cuando hablo de los vampiros, que pueden hacer cosas asombrosas y sobrenaturales. Me refiero a un verdadero monstruo, una criatura de horror que anda de noche escondido por las sombras, capturando presas y comiéndoselas crudas.
El asunto principal es que cuando uno pasa de ser humano a ser vampiro, tiene que morir. Esto es algo a lo que muchos no están dispuestos a someterse. La promesa de la vida eterna no es suficientemente buena como para cometer suicidio. Sé que suena irónico, pero es verdad.
Morir puede ser bastante traumático y ahí está el problema. Uno debe permanecer muerto por una noche entera. Eso hace que luego, cuando el cuerpo revive, pueda estar en un estado irrecuperable. Puede estar más allá de toda salvación. En ese caso, se debe capturar a la víctima y matarla. No hay otra opción.
Lo peor de todo esto es que no hay forma de saber de antemano si uno responderá positivamente al ritual. O si se convertirá en una bestia feral. Hay que estar preparado para ambas posibilidades.
Por este detalle es que los pocos privilegiados con el ofrecimiento no están seguros de aceptarlo.
El último caso que tenemos registrado, por lo menos en el Grupo De la Cruz, fue el de Marco Alba. Y fue un total fracaso. En la calle Abastos no les gusta hablar de ello.
Y es que a pesar de los riesgos, hay varias personas que viven con la esperanza de que les ofrezcan la oportunidad del ascenso. Muchas, muchas personas que quieren ser vampiros. Esto a mí me da asco. Pensar que hay seres humanos normales, sin enfermedades degenerativas o problemas médicos graves, que están ansiando convertirse en el mismo monstruo que tanto miedo nos inspira.
Todo por la promesa de la vida eterna. Lo que me repugna es el sacrificio. Es lo que implica. Convertirse en uno de esos monstruos puede ser justificable si es que uno está viviendo con intenso dolor o si sabe que va a morir pronto. En esos casos lo puedo llegar a entender. Pero tener una vida normal, como cualquiera de nosotros, y haber tenido la oportunidad de hacer algo memorable con ella como todos nosotros y haberla desperdiciado.
Eso es lo que me da asco. Que la mayoría de los que aspiran a ser acogidos por un vampiro lo hacen porque no han hecho nada con la vida que ya tienen. Creen que un cambio en el status sí los hará sentirse completos. Y el hecho es que completamente lo opuesto es lo que sucede.
He intentado estudiar el fenómeno o encargar que se investigue, pero no hemos podido llegar a nada concluyente. Es mi impresión que los individuos que se vuelven dementes cuando son transformados lo hacen porque no pueden tolerar el abismo de la eternidad. Saber que van a vivir para siempre puede resultar algo abrumador.
Se requiere de un balance y una estabilidad emocional particular para poder pasar por el proceso. Por eso hay protocolos, rituales, pruebas. No es algo que deba ser tomado a la ligera. Debe ser analizado con cuidado y decidido por alguien más que no sea uno mismo.
Con Marco Alba nos equivocamos. Pensamos que estaba listo. Desde entonces hemos tratado de mejorar nuestros procesos. Tenemos una sicóloga, Elizabeth Jane. Es doctora en teoría de desarrollo humano. Pertenece a la gerencia de recursos humanos y supervisa los ascensos laborales y las contrataciones. También se encarga de los procesos de transformación de humanos a vampiros.
Aunque, como ya dije, esto es algo que pasa muy esporádicamente. Hace tres años tuvimos que organizar uno de estos procesos. Sucedió que uno de los De la Cruz falleció en un accidente. Específicamente Darcy De la Cruz.
No sabemos bien cómo fue que sucedió. Es posible que haya sido un suicidio. Incluso que haya sido un asesinato, aunque no lo creo. Darcy era del tipo depresivo. Era un vampiro que contemplaba todo el tiempo la situación. Que siempre hacía los comentarios más profundos e innecesarios. Darcy era miembro del directorio del Grupo, por lo que lo tenía que ver por lo menos una vez al mes.
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Los vampiros de la calle Abastos
VampireErwin Martin es el gerente general del Grupo De la Cruz, el cual opera desde la calle Abastos. Su trabajo es particular por muchas razones. La principal de ellas: Sus empleadores son vampiros. Erwin tiene que mantener una operación que lleva sigl...