Matt había estado toda la noche esperando a que Lucas apareciera o a recibir algún mensaje de su padre, aunque en parte también estuvo pensando en el otro demonio de pelo albino y muchas más preguntas que rondaban por su cabeza.
—¿Tú comes?— preguntó Hiven, apareciendo en el cuarto de Matt.
—Puedo comer, pero no me es necesario.— comentó el ángel, levantándose de la cama.
—Vale, te prepararé algo de desayunar de todas formas.— el ángel asintió y bajó con la chica hasta la cocina, esperando sentado en la mesa que había allí.—¿Has descubierto algo más acerca de los portales?
—No, es algo muy curioso, me parece que solo los demonios de la realeza pueden hacer aparecer portales, pero seguramente puedan hacerlos de cualquier tamaño.— teorizó Matt, Hiven estuvo un rato callada, pensando en una respuesta.
—A lo mejor se debe a que Lucas es mitad ángel y mitad demonio.— respondió Hiven.
—Eso también explicaría el por qué solo tiene un cuerno y el por qué no tiene cola de demonio, aunque no parece tener rasgos de ángel.— asintió Matt, levantándose de su silla y acercándose a ver qué preparaba Hiven.
—Es café, a los humanos les da energía.— dijo Hiven, acercándole una taza a Matt, este la cogió y le dio un sorbo, escupiéndolo automáticamente.
—¡Qué amargo!— se quejó, dejando el café sobre la encimera.—¿No tienes algo más dulce?— Hiven rodó los ojos, sacando otra taza y preparando un Colacao.
—Toma, señor amargo.— dijo Hiven, dándole la taza con el Colacao, la cual Matt no rechazó esta vez. La chica se quedó con el café.
—Bueno, ahora solo falta esperar a que vuelva Lucas.— dijo Matt mientras se bebía su Colacao.—¿Podemos hacer algo mientras?
—Solo podemos esperar, no hay forma alguna de averiguar que está planeando Lucas.— contestó Hiven, dándole un sorbo a su café.
...
Durante unos días todo estuvo tranquilo, Lucas no apareció por ninguna parte y Hiven y Matt tuvieron tiempo para tratar de hacerse amigos, aunque Matt parecía ser demasiado serio y no parecía tener ganas de hacer muchos amigos.
—Bueno... ¿Y qué te gusta hacer?— preguntó Hiven, tratando de mantener una conversación con Matt sin tener que mencionar a Lucas.
—Nada.— contestó Matt, el cual ya estaba cansado de que Hiven intentara hacerse amiga suya.
—Oh venga, ¿No tienes ninguna afición? No sé... ¿Algo?— preguntó ella con tono curioso, Matt la volvió a mirar y suspiró.
—Me gusta tocar la guitarra...— murmuró, pensando que así la chica de alas grises se callaría de una vez.
—¿En serio? ¿Podrías tocar algo? ¡Quiero escucharte!— contestó la chica con entusiasmo, Matt se negó incontables veces.—Vale, vale,— dijo Hiven.—bueno a mí me gusta cocinar, es algo que los humanos hacen por diversión y luego comercializan, es muy interesante saber todo tipo de combinaciones que pueden hacerse con la comida.
—Ajá.— asintió Matt sin prestar mucha atención a lo que decía Hiven, que siguió hablando, contando otras cosas que le gustaba hacer.
—También me gusta mucho ayudar a la gente, hace poco en vez de trabajar en el hospital intervenía en guerras para intentar pararlas, así fue como me hice esta cicatriz.— dijo, señalando su ojo derecho.—Lo dejé por eso mismo...
—Deberías aprender a luchar, yo te enseñaré.— dijo Matt de la nada, sorprendiendo a Hiven.
—Yo ya sé luchar.
—Por eso te quedaste quieta cuando Insanus se lanzó a matarnos.— respondió Matt de forma cortante. Hiven se quedó callada y Matt sonrió de lado, soltando un bufido.—Lo sabía, no sabes luchar.
—¿Y tú qué puedes enseñarme? Solo eres un príncipe mimado.— contestó Hiven con un tono enfadado, lo cual enfadó a Matt.
Este le iba a asestar un puñetazo a Hiven pero ella pudo bloquearlo con su antebrazo.
—Soy de todo, pero no creas que soy un príncipe mimado.— retiró su puño. Hubo un momento de tensión tras eso y ambos se quedaron callados.
—Puede que me sirvan algunas clases de lucha.— murmuró Hiven.
—Siento haber asumido que no sabías luchar...— dijo Matt en un murmuro aún más bajo.
Hiven sonrió levemente y se acercó a abrazar a Matt, aunque éste se apartó antes de que el contacto ocurriera.
—Vale, nada de abrazos.— dijo Hiven, aún con su sonrisa en la cara. Matt no pudo evitar sentir una cálida y positiva sensación al respecto, la personalidad de la ángel era amable y amistosa, tratos que nunca nadie le había dirigido a él.
Sonrió inconscientemente, provocando una risilla de parte de la chica.—Deberíamos entrenar, está claro que nosotros dos no podremos con esos dos... Monstruos.— finalizó la frase a regañadientes, no sintiendo ningún remordimiento al llamarles así.
—Hay otra más en su grupo.— anunció Hiven.—Se llamaba Deva, es una súcubo.
—¿Una súcubo? Pensaba que ellas ya no existían... De todas formas el que ella esté en su grupo no son buenas noticias, son capaces de hacer que cualquiera se enamore de ellas y manipular a esas personas como quieran.— contestó el príncipe, cruzándose de brazos, pensativo.—También he oído que pueden hacer que dos personas se enamoren, pero eso es parte de leyendas.
Hiven asintió con un leve suspiro y empezó a pensar en por qué Deva no había venido al mundo de los humanos, y se cuestionó si habría más súcubos como ella, podrían ser una grave amenaza.
—¿Cómo se extinguieron?— le preguntó la chica al otro ángel.
—Bueno, todos dicen que dejaron de existir porque el mismo rey de los demonios lo decidió.— alcé una ceja, no podía ser así.—...Pero en verdad se extinguieron porque los ángeles acabaron con todas ellas.
Hiven tragó saliva, los ángeles, aquellos seres que solo se defendían o contraatacaban, habían sido capaces de acabar con toda una especie sin ningún tipo de remordimiento. No todo parecía ser tan color de rosa como parecía.
—Comprendo.— asintió Hiven, las guerras del pasado seguramente habían sido crueles y se tuvieron que tomar medidas drásticas.
—Las súcubo son las antiguas guerreras del infierno, en su momento eran las más poderosas que podían existir, deberemos tener cuidado.— avisó el chico de pelo rosa.
—Entiendo, entonces ¿Cuándo deberíamos entrenar?
—Sin duda alguna lo antes posible.
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La chica de alas grises
FantasyÁngeles y demonios. Dos razas diferentes que existen en nuestro mundo, siendo los ángeles capaces de vivir sobre las nubes y los demonios viviendo bajo tierra. Hiven, una ángel de alas grises que vive exiliada en el mundo mortal deberá aprender que...