El primer día del infierno

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Bryan Reynolds en multimedia 
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Esa noche no pude dormir, después de lo que pasó con Silva no fui capaz de reaccionar, sus palabras quedaron grabadas

-Tenemos que hablar y lo sabes Amaia, ese día lo nuestro no terminó, empezó.

Se repetía constantemente en mi cabeza, miré el reloj, necesitaba hablar con alguien y pronto.

Terminé mandando un whatssap a mi mejor amiga.

-Pau, estás despierta? Necesito hablar ya!

-Sii, con calma chica, que pasa?

-Esto es un infiernooo!

-Jajajajaja que me da algo.- Era la mejor, siempre me hacía sonreír y ni siquiera el mismísimo apocalípsis sería capaz de lograr que eso no pasara-. Bueno, dime que ha pasado que para que me hables tan formalmente, seguro que nada bueno.

-Te acuerdas de Silva?

-El brasileño con el que tuviste movida?

-Sí, el mismo, pues que sepas que está aquí

-Queeeeee!? Oh Dios, te has vuelto a liar con él!?  No me lo puedo creer!

-Calmaaaaa! En mi defensa he de decir que estaba borracha y creo que de tanto pensar se me ha pasado la borrachera y todo

- Nunca bebes...

- Lo sé, pero era necesario para aguantar a tanto tío hormonado

-Consígueme un novioooo! Me da igual que tú no los quieras pero tráeme al menos uno para mí.

-Jajajaja yo lo intento eh

- :) más te vale!

-Lo que iba a decirte, me dijo que tenemos que hablar que aquello hizo que empezara no que terminara

-Pero a ti te gusta?

-No lo sé, es horrible no sé ni siquiera lo que siento, necesito despejarme, mañana te llamo y te cuento todo con detalle, que por aquí no te lo puedo decir todo. Mañana hablamos

-Adiós guapa besos!

-Adiós princesa!

Me sentía más tranquila, con esto fui capaz de dormir las pocas horas que me quedaban restantes.

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Estaba de buen humor, hablar con Pau me había ayudado a desahogarme bastante, tenía que llamarla y urgentemente pero lo haría por la noche se lo debía por haberla molestado de esa forma a tales horas y dejándola con el caramelo en los labios sin contarle lo que había pasado en realidad.

Estaba desayunando con Cristina García, la otra chica de la convocatoria, representante de Colombia, mientras éramos objeto de las miradas de todos los chicos, parecíamos las presas de toda esa jauría de lobos hambrientos, lo que no sabían era que no podrían con nosotras ni todos juntos, el único problema era...

Silva.

Le había estado evitando desde aquel fatídico acontecimiento, fatídico para mí, para él creo que no tanto.

-Nos van a dejar como estamos, no hay cambios, ya he ido a hablar con el entrenador Kakeru y me ha dicho que todo sigue igual, habitación 154 ocupantes García, Uceda, Reynolds y Silva.- Repetí como un robot, odiaba estar en la misma habitación que Silva, pero lo bueno era que podía protegerme mi pelirrojo, menos mal que Reynolds estaba aquí si no probablemente hubiese hecho alguna locura irremediable.

-Odio compartir habitación con chicos, y menos con esos dos.-Mi mirada se tornó oscura al ver que se había metido con el irlandés.

-No vuelvas a decir nada malo de Reynolds, es amigo mío desde hace tiempo y lo que hará será protegernos de esa bestia brasileña que nos han adjudicado, no atacarnos el también, le conozco demasiado.- Dicho esto me levanté, cogí la bandeja y la deposité en su correspondiente sitio al volver agarré mi maleta y la bolsa para dirigirme a la habitación en la que me estaba esperando Reynolds.

Al llegar estaba parado frente a la puerta, la única persona a la que no quería ver, marqué el número del pelirrojo y me lo cogió en seguida

-¿Que pasa Am?- Se le notaba preocupado, puesto que no debería estar llamándole. 

-Está frente a la puerta, no puedo pasar sola sin dirigirle una palabra, no me dejará entr...- Me colgó y salió corriendo de la habitación empujando a Silva al salir, dobló la esquina y me abrazó, para que me tranquilizará, no me di cuenta hasta entonces que estaba conteniendo la respiración.

Entré en la habitación sin siquiera prestarle atención al moreno, se lo merecía por haberme atacado como lo hizo mientras yo estaba indefensa.

-Am, dónde está García, debería de haber llegado ya porque aviso que no ayudo a subir más maletas...- Me encantaba aquel irlandés que siempre hacía que la atmósfera fuese más suave para que nadie se sintiese incómodo. Le sonreí y me encogí de hombros.

 Me puse a ordenar toda la ropa en el armario ya que cada uno tenía el suyo propio, el de García y el mío eran bastante grandes y de un morado oscuro bastante agradable, los de los chicos eran azul claro y un poco más pequeño que el nuestro, la pared estaba dividida por colores, la mitad morada y la mitad azul, haciendo una separación en la habitación entre chicos y chicas, cada sexo tenía un baño diferente con cosas adecuadas para cada uno, el nuestro tenía desde secador y plancha hasta cuchillas para depilarse cosa que me sorprendió bastante.

Después de acomodarnos, Reynolds se tiró encima de mí y di gracias porque no fuesen literas ya que su altura y peso serían un grave problema.

-¿¡Qué mierdas haces!? ¡Me vas a lesionar y vas a tener que ver la asquerosa cara de mi primo!-La cara le cambió, él y mi primo no se llevaban bien, mi primo no le aguantaba, bueno no le guantaba ni a él ni a ninguna persona del sexo opuesto, demasiado sobreprotector y Reynolds porque estaba harto de que se metiera entre él y yo cuando sólo hablábamos. Tan sobreprotector que yo no podía ni hablar a solas con un chico...

-Te juro que como aparezca por aquí no sale vivo y menos si está en esta habitación.- La atmósfera cambió, cuando el irlandés estaba en un estado de ánimo distinto de la felicidad se notaba en el ambiente. Mientras, Silva se mantenía atento a lo que pasaba aunque sin saber los detalles de lo que ocurría.

-Reynolds, yo te ayudo a acabar con él, no le aguanto.- Cris que acababa de llegar se unió a nuestra conversación.

-Me voy a duchar -anunció Silva que no obtuvo respuesta por parte de ninguno de nosotros.

-¿Me vas a contar qué es lo que ocurrió entre Silva y tú en el campamento pasado?- Con la rabia y el poco gusto que le tenía a la historia, empecé a contársela ya que sabía que no se lo podía ocultar, llamé a Pau y lo puse en manos libres para que me ayudase a contar la historia por si yo no podía y así les podía contar a todos lo sucedido la otra noche.

-Bueno... García también puedes oírlo.- Se acercó a mi cama con cautela -.Tranquilos que no va a salir hasta dentro de una hora de la ducha por lo menos y por favor no preguntéis por qué lo sé.

-No coments -dijo la colombiana.

-Bueno, ahora sí, básicamente en ese campamento se puede decir que fue donde empecé algo con Silva, y donde a la vez lo perdí lo todo...

¿El deporte lleva al amor? (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora