Prisionera de su propia mente la novia huye,
La he visto tantas veces...
Sus ojos se mojan mientras su corazón se seca,
Su interior se ennegrece detrás del vestido blanco.
Tan perdida, tan morbidamente hermosa.Atrapada en una telaraña gigante la princesa muere,
En un fugaz vistazo la pude ver...
Resignada al ver su inocencia ser aplastada contempla su fragilidad en el espejo de sus párpados.
Tan perdida, tan morbidamente hermosa.Una niebla rojiza se cierne sobre la quietud,
Hadas y sirenas se alborotan presagiando la tormenta...
El paisaje tan conocido alrededor se deforma, siguiendo el paso de una respiración agitada.
Tan perdida, tan morbidamente hermosa.Autor: Darío Ferreira