¡Cupones!

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Aquella tarde Peter llegó muy contento a su lado, demasiado atento, quieto para ser él mismo, no porque no lo fuera, pero su imperatividad a veces no lo dejaba ser... raro. Igual lo estaría descubriendo tarde o temprano su mocoso no se quedaba las cosas mucho tiempo. Estaban en silencio un par de minutos cuando la televisión fue encendida, al parecer era de esas tardes tranquilas donde ambos solo quieren caricias y mimos por partes iguales. —Oye— reinició la conversación el menor —Farrier, adoptó un par de cachorritos— Maximoff como buen corredor siempre quería ir dos pasos adelante, más en ese momento dónde pediría algo—entonces se va mudar a un  lugar pequeño donde solo puede tener a uno— Logan ya se había acomodado para verle directamente, Peter jugaba con el borde de la camisa cuadriculada del otro intercambiando mirada entre sus dedos y los ojos almendrados que lo inspeccionaban —él sabe que me encantan las mascotas, hace años que no tengo una— expresa muy sincero —y quería saber tu opinión de tener a nuestro primer hijo— no detiene su jugueteo, trata de adivinar que puede decir su hombre.

Claro que Lobezno no estaba preparado para eso —mmmm...— recordaba que el joven "había adoptado" un gato en la mansión, cosa que duró dos días porqué el gato se extravió —Peter, no creo que estemos en las condiciones de traer un ser vivo a esta casa— trató de ser "delicado" —salimos mucho por más misiones y el espacio es pequeño para tener a un animal aquí—

—Mascota o hijo— corrige con seriedad.

—Mascota— sede un poco —necesita paseos, comida especial, cuidado, atenciones — para tratar de aligerar su "no" como respuesta le acaricia las mejillas y delinea su mandíbula —ayer por la mañana salimos y llegamos hasta ahora— razona.

—Sí, lo sé, pero puedo venir un par de minutos y volver a lo que sea que haga— aleja su mano de la tela —podemos pedirle a los chicos de la escuela que lo cuiden mientras no estamos si es muy necesario—.

—Cariño, se que suena fácil...— no quería tener esa pelea otra vez.

—Por qué es fácil, Logan—

—No podemos tener a un perro, ya lo habíamos hablado— había hecho mal en pensar que el tema estaba superado —es una responsabilidad grande, y de momento no podemos—

—Yo lo voy a cuidar totalmente, le voy a comprar su comida, todo— insiste.

—Peter no me hagas dar más motivos por los cuales no podemos tenerlo ¿ya te fijaste el espacio? ¿Va dormir con nosotros?— no le dejó tener un gato y ahora quería un perro, la próxima vez seguramente querrá traer algo más grande.

—Sí es necesario, sí— su postura sigue firme —no creo que crezca tanto, estoy seguro que con el paseo será suficiente para que este tranquilo el resto del día—

Logan alza una ceja tan incrédulo por ello —yo insisto que por el momento no podemos tenerlo, igual que tu amigo cuando nos mudemos a nuestra casa podremos tenerlo— saca su cartera y de ella un papel morado —gané, y no se vuelve abrir este debate hasta que sea necesario— le extiende el cupón levantándose por una cerveza.

—¿Qué? James, no es un juego, ese cachorrito se va quedar sin casa— no podía creer que le diera ese papel juntos ahora.

—No se quedará sin ser adoptado, alguien más lo hará— regresa a su lado con la gaseosa para su chico y su bebida fermentada en mano —ahora tienes el cupón que me diste— señala a su mano.

—¡Ahg! No debí preguntarte— hace bolita el papel y lo guarda antes de beber de la lata con algo de mala gana.

Dos días después.

—Peter— menciona en voz alta al llegar, cuelga las llaves donde siempre. Avanza un metro cuando una pequeña bola oscura de le va a los pies y comienza a girar a su alrededor moviendo la cola —niño ¿qué hiciste?— necesitaba una respuesta a ese acto tan desobediente.

—Se llama Deo, es un nombre bonito— se agacha a la altura del cachorrito para cargarlo —es un pastor de los Cárpatos— era un cachorro muy grande —es muy dócil, ágil, esta robusto y vive con nosotros— su sonrisa se extiende por su rostro. Es una raza proveniente de Rumanía; su cabeza es ancha y se afina hacia la zona del hocico, lo que le confiere un aspecto bastante lobuno,  además su nariz es ancha, de trufa negra y su hocico es igual de largo que el cráneo o algo más corto. Sus ojos, marrones, tienen una forma almendrada. Las orejas son triangulares, de tamaño mediano y pegadas a los carrillos.

—Dios mío— se pasa la mano por el rostro, si ese era de cachorro solo era indicativo que era una raza muy grande —¿Cuanto mide de adulto?— conociendo que su pareja ya sabría más del perro al igual que un veterinario.

—Llegan a medir 75 centímetros y hasta 50 kilos— acaricia el pelaje, es de estructura bicapa siendo la capa inferior densa y suave, la superior algo más larga y áspera. Éste pelaje es liso y recubre todo su cuerpo, aunque es algo más largo en el cuello; la parte posterior de las extremidades y la cola, más corto en la cabeza y la parte interior de las patas de un color el bayo oscuro, también denominado arena carbonado, en diferentes tonalidades, es más claro en los laterales del cuerpo y más oscuro en la grupa tiene marcas de color blanco, que han de estar poco expandidas por el cuerpo.

—Niño, eso come más que tu y yo juntos, será más grande que tú al estar en dos patas— esa cosa peluda iba ser un desastre total como el dueño.

—Sí, por eso es mío ¿está bonito, no crees?— lo baja para que el pequeño explore a su alrededor.

—Luego no te quejes de tu mascota. Eres el total responsable— mira serio al platinado, claro que no iba ser así él también ayudaría pero no le gustaba que le desobedecieron de tal manera.

—Ahí está, no te enojaste— el menor le da un beso casto en los labios con un aura tan triunfal.

—Sí corro al perro eres capaz de irte con él, y tus padres me van a sacar los huesos. No tengo muchas opciones— aún así siempre corresponde a sus besos que son más que sagrados para el mayor. Espera acostumbrarse a esa bola de pelos si no habría muchas discusiones respecto a ello y ya no tenía cupones.

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Deo está bien hermoso.

Bellísimo, ya más grande.