Cristina García en multimedia
Saque cruzado: sacar de una esquina a la diagonal opuesta.
Saque flotante: el balón no tiene giro y cae repentinamente.
Saque flotante con salto: igual que el normal pero con un pequeño salto.
Saque en potencia: lanzar el balón hacia arriba y en el punto más alto golpear el balón con fuerza.
______________________Después de desahogarme con García, Reynolds y Pau, me quedé dormida. Últimamente estaba cogiendo como costumbre dormirme tras una gran llorera.
Cuando me desperté tenía a un pesado pelirrojo enroscado en mi cuerpo y una latina atravesando mi cama, parece que no fui la única en caer rendida. Como pude, miré el reloj y vi que eran las 7,30, si no nos levantábamos pronto no desayunaríamos y lo necesitábamos porque hoy empezaban los entrenamientos y por fin me podría desahogar con mi querido amigo, mi mejor amigo, el balón de voley.
Desperté a esas marmotas todo lo deprisa que pude y corrimos como locos, terminando de prepararnos mientras que Silva ya se había ido. Seguramente después de ver esa escena en la cama no quiso ni preguntar, ni despertarnos, si intentaba humillarme haciendo que llegara tarde o que directamente no llegase se iba a enterar, él no debía de saber quién era Amaia Uceda todavía.
Bajamos corriendo las escaleras en dirección al comedor donde todavía había bastante gente. Finalmente llegamos a las 8 en punto al polideportivo que había fuera de las instalaciones, justo a tiempo.
El entrenador Kakeru nos presentó a sus ayudantes, un español, para ser exactos mi ex-entrenador, Mario Figueroa, un italiano ex-jugador profesional, Franceso Faoro y por último la máxima eminencia del voley americano, el estadounidense Andrew Petersen, tricampeón del mundo y medalla de oro en los últimos juegos olímpicos.
Simplemente con ver a ese equipo de preparadores sabía que no iba a ser fácil, pero eso no me importaba, simplemente haría lo que le prometí a mi madre los superaría a todos, no sólo físicamente, ya que para aguantar esos entrenamientos se requeriría mucha fuerza de voluntad y yo la tenía además de una gran determinación que me ayudarían a sobrevivir aquel infierno de entrenamientos que me esperaban.
Después de presentarnos sólo se quedó Adrew que según el planning de entrenamiento que nos habían dado, era el responsable de machacarnos ese día.
Cuando empezó a explicar los ejercicios nos dejó a la morena y a mi excluidas ya que no nos mencionó en ninguno de los ejercicios que se iban a realizar, extrañadas las dos fuimos a preguntarle.
-Entrenador, ¿qué se supone que tenemos que hacer nosotras?
-¿Vosotras? Recoger balones, ¿que más ibais a hacer?- No había dicho eso, era imposible que hubiésemos escuchado esas palabras salir de la boca de alguien tan reconocido-.Bueno, podéis sacar para no estar paradas.-Al ver nuestras caras se dio cuenta de que no estábamos conformes con la decisión pero no la cambió-. No estáis al mismo nivel que ellos, no puedo dejar que os hagan daño, son demasiado bestias y puede que os rompan alguna uña.- Se dio la vuelta y se fue.
Todos los lobos se quedaron mirando la escena estupefactos, ellos sabían de sobre que nuestro nivel era igual al suyo o incluso superior ya que nuestras recepciones y defensas eran mucho mejor que las suyas, pero no sé que fue lo que más me impresionó si que fueran todos a decirle que nos dejara entrenar o que se volviera a negar después de todas sus súplicas.
García y yo volvimos a la carga ya que nos parecía una gran injusticia que no nos dejase entrenar porque pensase que estábamos a nivel inferior.
-Dígame "entrenador", que deberíamos hacer para que vea que estamos al mismo nivel que los demás.-Estaba a punto de explotar por la rabia que llevaba dentro.
-No hay forma de que seáis igual, no pienso permitiros entrenar, os podéis poner a sacar al grupo de Reynolds para que practiquen la recepción.
Eso ya había sido la gota que colmaba el vaso, miré a García que se puso a recoger a balones.
-Morena, ¿qué haces recogiendo balones?
-Que no van a ser capaces de recibir ninguno y vas a necesitar más para sacar.- Ese comentario se oyó por todo el polideportivo, por lo tanto era imposible que el entrenador Andrew no lo hubiese escuchado aunque obviamente no se lo creía.
Reynolds me miró desafiante, el irlandés ya sabía lo que era recibir mis saques, no porque supiera sino porque nadie podía y no era el único en ese grupo que lo sabía, el mejor receptor de toda la concentración, el líbero Ashton Harries, también había coincidido conmigo en más campamentos y yo mejor que nadie sabía que su recepción era impecable restando mis saques que son los que mas le costaban y por último estaba Silva que tampoco había sido capaz de pararme en ninguno de los campamentos en los que habíamos coincidido.
-Bueno chicos, qué opináis, queréis un saque flotante, con salto o uno en potencia de los míos.-Los miré con una sonrisa de superioridad, pero iba sobre todo dirigida para Andrew.
-Dales el saque en potencia y terminas antes chica.-Me dijo el entrenador para reírse de mí, pero tuvo el efecto contrario en los lobos que tenían que recibir pues no es que fuese un saque que se pudiese coger de forma razonable, el salto en suspensión combinaba la flexibiladad de mi espalda para realizar más fuerza en él y toda la potencia de salto y brazo que yo tenía y para mi satisfacción se dio cuenta del cambio de la atmósfera.
Veinte saques después yo seguía fresca como una rosa y los lobillos estaban con los brazos destrozados, sudando de tanto correr y cansados como nunca.
-Bueno, nosotras ya nos retiramos porque si sigo sacando no van a ser capaces de seguir y si se pone a sacar García haciendo sus saques cruzados, ya los terminamos de arruinar por lo que creo que hoy hemos acabado, que tenga un buen día ''entrenador''.
Las dos salimos mirándole por encima del hombro sabiendo que ya no volvería a decirnos que nos romperíamos una uña, lo habíamos demostrado, habíamos enseñado nuestra valía y no podría volver a atacarnos con ello.
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¿El deporte lleva al amor? (EDITANDO)
Teen FictionEsta historia esta siendo editada desde el comienzo y antes de continuar con el final, debido a los fallos que había encontrado y al cambio de forma de escribir que se ha dado en mí durante la escritura de esta. Amaia, una chica de 16 años jugadora...