Capítulo XXI

1.3K 97 15
                                    

     Despierto con un sobresalto como si hubiera pasado demasiado tiempo sin respirar. Mis pulmones se expanden y comienzo a toser sin control. ¿Este despertar es normal luego de haber estado inconsciente? Mi cabeza duele tanto que es insoportable, el dolor me arranca un par de lágrimas y siento cómo la sangre corre por mi nuca. Al menos el golpe no ha sido lo suficientemente fuerte como para matarme, pero vaya que me ha hecho daño.

     Ahora que me doy cuenta… ¿Dónde estoy?

     Este sitio es demasiado oscuro, demasiado siniestro. El suelo es metálico y frío. Tiene que haber una forma de salir de aquí, pero la oscuridad me impide ver lo que hay a mí al rededor.

     —Perla.

     Me giro al escuchar la voz de James y sin dudarlo, lo envuelvo en un fuerte abrazo. Él me lo devuelve y me presiona con fuerza contra su pecho. Besa mi cabeza, causándome una punzada de dolor, y yo me siento momentáneamente en un sitio seguro.

     — ¿Estás bien? —me pregunta.

     —Mi cabeza —le respondo frunciendo el ceño y él se aleja para examinar la herida.

     —Estarás bien —asegura y vuelve a abrazarme con fuerza—. Te golpearon con tanta fuerza que creí que…

     — ¿A ti no te han golpeado? —le pregunto—. ¿Y dónde están los demás?

     —Aquí.

     Es la voz de Jackie.

     No puedo ver nada, pero de pronto me siento rodeada por todos ellos.

     Y aún así, alguien falta.

     — ¿Dónde estamos? —le pregunto a James.

     —Dentro de un aerodeslizador de la Elite.

     Es la voz de Liz. Ni bien se escucha su respuesta, una mano delgada se impacta con fuerza contra mi frente.

     — ¡¡Eso duele!!

     Literalmente, eso duele.

     Y duele demasiado.

     ¿Es que nadie se da cuenta de que estoy herida?

     ¿Y cómo es que Liz puede verme pero yo no puedo verla a ella?

     — ¡¡Eres una estúpida!! ¡¡Debiste irte en cuanto viste que nos estaban atrapando!!

     ¿Tan pronto comenzarán los regaños?

     —No podía irme, todo pasó demasiado rápido.

     Intento excusarme, pero lo cierto es que no tengo idea de qué decir a mi favor.

     —Ellos nos estaban esperando, sabían que estábamos dentro de ese hotel —dice Harumi, se escucha demasiado indiferente como para estar dentro de un aerodeslizador de la Elite con la inminente amenaza de muerte sobre nuestras cabezas.

     —Alguien tuvo que habernos delatado —dice David.

     —Yo… Hay algo que no les dije.

     Mis ojos comienzan a acostumbrarse a la oscuridad y finalmente puedo ver sus siluetas.

     Resulta un poco extraño no ver a Sheryl aquí… ¡No! ¡Tiene que estar viva! ¡Tiene que estarlo!

     — ¿Qué es lo que no nos has dicho? —inquiere Liz y se cruza de brazos.

     Tomo una gran bocanada de aire y les explico todo lo ocurrido en el hotel, omitiendo que el sujeto con el que hablé era el padre de James. Me siento incapaz de sincerarme al cien por ciento con él, sé que lo heriría si le digo que su padre es quien ha intentado asesinarnos. Sin embargo, sé que era él. Era su voz. Pero James no debe saberlo, no puede saberlo. Y si llega a enterarse, no seré yo quien se lo diga.

     Al terminar mi relato, la mano de Liz vuelve a impactarse contra mi cabeza.

     — ¡¡Eso duele, Liz!!

     — ¡Eres una estúpida! —Secunda Harumi, sus palabras hieren más que los golpes de Liz—. Pudiste haberlo dicho, nosotros podíamos haber ideado un plan. ¡Toda la ciudad está destruida ahora! ¡Eso, sin mencionar que a nosotros nos llevarán ante el Jefe de la Elite!

     —Esta vez sí que lo hiciste, Perla —tercia Onyx con tono hiriente.

     —Tenía miedo —respondo—. No quería que nadie saliera lastimado.

     —Y preferiste cerrar la maldita boca antes que decirnos que estabas bajo amenaza —continúa Harumi.

     — ¡Nada de esto habría pasado si nos hubieras dicho lo que ocurría desde un principio, Perla! —Exclama Liz—. ¡Ahora todos vamos a morir y la culpa será solamente tuya!

     Me siento diminuta entre tantos regaños.

     —Tendremos que pensar rápido, idear un plan para cuando hayamos llegado ahí —sigue diciendo Liz—. Necesitamos escapar de nuevo, estaremos condenados si nos encierran en alguna celda de detención.

     —Quizá alguien del exterior pueda…

     —Espero que no estés pensando lo que creo que estás pensando —dice Jackie con severidad—. Perla, Sheryl no vendrá a salvarte. ¿Acaso no viste lo que pasó en ese hotel?

     — ¡¡Sheryl estaría con nosotros si alguno de ustedes hubiera querido ir a buscarla!!

     Mi voz resuena con un eco que taladra en el interior de mis oídos.

     La furia, la tristeza y la impotencia se apoderan de mí.

     ¡Sheryl tiene que estar viva! ¡Tiene que estarlo! ¡Me niego a pensar lo contrario!

     —Si es cierto que nos dirigimos a donde la Elite, mi hermano estará ahí. Él nos salvará —dice Harumi.

     — ¿Cómo estás tan segura de que tu hermano querrá ayudarnos? —pregunta James escéptico.

     —Hasta donde sabemos, ese sujeto también podría traicionarnos —secunda Onyx.

     —Yo confío en él —insiste Harumi con firmeza.

     —Sea lo que sea, no tenemos mucho tiempo para pensarlo —dice Diamond.

     —Diamond tiene razón —concede Jackie—. En cuanto estemos ahí, nos separarán. A Perla la mantendrán lejos de nosotros, sin mencionar que a nuestros Pokemon los trasladarán a otro sitio.

     —A partir de ahora, todos deben hacer exactamente lo que yo diga —interviene Liz, Jackie no está muy conforme pero igualmente asiente—. Confíen en mí.

     Asentimos y ella nos explica su plan.

     No me agrada, en absoluto, pero confío plenamente en ella.

     Ojalá Sheryl estuviera aquí…

Pokemon V: La Batalla Contra la EliteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora