Sousuke corría lo más rápido que sus piernas le permitían hacia la casa que compartía con su esposo. Tanto sus pulmones como su cabeza estaban a punto de estallar por el esfuerzo y la preocupación que inundaba su mente.
Tan sólo hace una hora estaba en el restaurante de sus tíos ayudándolos y riendo con Kazu-nii. Llamó a Makoto para preguntarle si tenía antojo de algo para llevárselo, pero la respuesta que escuchó lo alarmó súbitamente: lo que escuchó fue un doloroso gimoteo de Makoto e, inesperadamente, la llamada se cortó. Intento llamar nuevamente, pero el teléfono estaba apagado.
Se despidió presuroso de sus parientes y empezó la extenuante carrera que terminó al llegar a su hogar en un tiempo récord.
─ ¡Makoto! ─ gritó tan sólo al entrar.
No hubo respuesta.
El silencio, que apreciaba y relajaba en otras ocasiones, ahora lo abrumaba y parecía augurar algo trágico.
─ ¡Makoto! ─ subió frenético las escaleras al piso superior, donde estaba la habitación que compartía con su pareja. Al entrar a está, sólo vio la cama desordenada, la televisión encendida y algunos libros esparcidos por el suelo. Pero no a Makoto.
Sousuke estaba a punto de arrancarse el cabello por la desesperación, cuando escuchó el agua del inodoro sonar. El ruido de la manija del baño destrabándose. Makoto salía del baño con una toalla húmeda para calmar el calor que sentía.
Ambos se miraron de frente, igualmente de sorprendidos.
─ Sousuke, que sorpresa. No te esperaba tan pronto.
Makoto sonrió inocente, ignorante de la preocupación de su pareja. Sousuke sintió, gracias a esa sonrisa, que el alivio inundaba su cuerpo de una manera inaudita.
Abrazó a su esposo con premura y lo estrechó tan fuerte como se lo permitía el embarazo de 7 meses de Makoto.
─ Sou─ Makoto le acariciaba la espalda, reconfortándolo─ ¿Pasa algo?
Tardó unos segundos en responder a esa simple pregunta. Su garganta estaba seca y los labios le temblaban un poco.
─ Makoto. Me alegra que estés bien─ soltó un gran suspiro en la oreja de su amado compañero.
─ Sousuke─ Makoto acunó el rostro de su esposo entre sus manos e hizo que lo mirara de frente─ Estoy muy bien. Mi madre vino a hacerme compañía en la tarde. Me ayudó a bañarme y preparó la cena para nosotros. Te manda saludos y dice que el domingo pasemos a almorzar por su casa.
Sousuke tomó las manos que sujetaban su rostro. Las besó con ternura, conmoviendo a su pareja.
─ Pensé... que pasó algo malo... ─ reconoció Sousuke.
─ ¿Eh? ¿Por qué pensaste eso?
─ Te llamé y sólo escuche un quejido de dolor.
─ ¡Ah! Eso fue porque justo cuando me llamaste, uno de los gemelos me dio una patada muy fuerte. Han estado inquietos hoy.
─ Intenté llamarte muchas veces.
─ Eso... bueno, te explico. Después de esa patada, casi suelto el teléfono y por el movimiento que hice, se resbalaron los libros que estaban en mi regazo; por evitar eso, se cayó mi teléfono y se desarmó. La batería se quedó debajo de la cama, así que no pude alcanzarla para que mi teléfono funcionara. Con este vientre no puedo agacharme─ dijo acariciándose el vientre, contento.
En otra ocasión, en otra vida, se hubiera maldecido a sí mismo por ser tan derrotista y siempre pensar lo peor. Pero ahora, hasta quería reír. Le alegraba tanto que la vida siempre quisiera darle la contraria y demostrarle que existían las historias felices.
Makoto observaba como el rostro de Sousuke relajaba sus rasgos y formaban una dulce sonrisa. Estaba por responderle a ese gesto, pero sintió un dolor que lo obligó a fruncir el ceño.
─ Makoto ¿Los gemelos otra vez?─ vio que su pareja asentía con una mueca de incomodidad─ Acuéstate, recuerda lo que dijo el doctor.
Sousuke lo condujo a la cama. Lo ayudó a subir los pies y ponerlos en alto con un par de almohadas.
Rememoró lo felices que estaban al enterarse de su embarazo, lo sorprendidos que estuvieron al saber que serían gemelos y la inesperada recomendación médica que decía que era mejor si Makoto guardaba reposo durante los últimos meses de embarazo. Era por precaución, una manera amable de decir que podría haber complicaciones.
Sousuke peinaba con sus dedos el cabello de su esposo, reconociendo lo valiente y fuerte que era al soportar esos meses de inquietud y espera. Estaba cansado, sí. Incluso molesto en ocasiones. Pero su alegría al pensar en tener a sus bebés en sus brazos, lo inundaba de forma inconmensurable.
─ Sousuke. Dame tu mano─ pidió suavemente. Guío la mano de su esposo a su prominente barriga─ Siente. Háblales. Los gemelos saben que su papá está aquí.
No era la primera vez que lo hacía, pero siempre era fantástico. Sus pequeños parecían reaccionar a su voz y moverse hacia donde se encontrará su mano. Y aunque eso incomodará un poco a Makoto, no se quejaba. Eran momentos invaluables de la vida.
─ Son muy fuertes. Como tú. Apuesto que se parecerán más a ti que a mí─ dijo Makoto,alegre.
─ Y yo espero que ambos tengan tu sonrisa y carácter. No quiero lidiar con dos mini-yos peleando conmigo por ti.
Makoto rió ante esa idea. Sousuke lo besó en la mejilla, logrando sonrojarlo. Luego dio un beso al gran vientre de su querido esposo. Y dijo:
─ Pequeños, los estamos esperando. Nuestra familia de dos ya quiere darles la bienvenida.
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¡¡¡Feliz Souweek a todas!!!
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Cada día es mejor
FanfictionPrompt #SOUWEEK2019 por el cumpleaños Sousuke Yamazaki Soumako AU