P13: Alucinaciones.

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—Entonces los periodos de la literatura moderna a lo largo de la historia van desde la literatura romántica…—Joel frunció sus labios.—el posromanticismo, el realismo, el naturalismo, el…—apartó la mirada del ordenador  frente a él y dejó que el eco que había en la enorme sala en la que se encontraba sentado quedase en segundo plano.  Llevó sus ojos hasta la ventana y su corazón dejó de latir un momento.

¡Estaba teniendo alucinaciones!
Echaba tanto de menos su casa que ya hasta estaba  alucinando.—Señor Pimentel…¿podría hacernos el gran favor de poner atención en clase?—cuestionó la profesora haciéndolo reaccionar.

Joel volvió a llevar sus ojos hasta el serio rostro de la profesora y sintió sus mejillas arder.—Lo lamento…—murmuró cerrando el ordenador de golpe.—Necesito ir a la enfermería…—agregó poniéndose de pie para salir del aula.

Avanzó tan rápido como sus piernas se lo permitieron por el pasillo que conducía a la salida del recinto. Necesitaba con urgencia llegar a la enfermería y conseguir algún medicamento que lo dejase de ver alucinaciones. Y entonces la vio.

De pie frente a él; Daniela Uccello le ofreció una pequeña sonrisa que fue directamente al corazón del muchacho. Una sensación abrumadora recorrió su cuerpo entero de pies a cabeza, la misma sensación que había sentido la primera vez que la había besado.

Daniela avanzó lentamente hasta él y se detuvo a un par de metros de distancia dudando sobre si era una buena idea acercarse más o mantenerse al margen. Él era el hombre más lindo que había visto alguna vez en su vida, las gafas de lectura –unas nuevas gafas de lectura- habían vuelto pero su atuendo más casual y su cabello revuelto le seguían quitando el aliento justo como la primera vez que lo había visto así.

Los ojos marrones de Joel Pimentel la escudriñaron un par de minutos y automáticamente las ganas de envolverla en un largo abrazo se apoderaron de él. Quería abrazarla, besarla y decirle que la había extrañado demasiado. Cerró sus ojos un momento tratando de que la alucinación finalmente terminara pero cuando los volvió a abrir; ella seguía estando de pie frente a él.

—¿Qué haces aquí?—cuestionó Joel sin expresión alguna. El corazón de la chica se volvió a agrietar. El tono frío que él estaba usando había ido directamente como una daga al centro su alma y la idea de que haber ido o había sido una buena idea se volvió a hacer presente.

—¿Podemos hablar…?—preguntó la muchacha metiendo sus manos en los bolsillos de su abrigo.

—Realmente no deberías estar aquí…—inquirió monótonamente como si de un robot programado se tratase.
Los ojos de la muchacha se quedaron estáticos en los del chico. Joel inspiró profundamente y la volvió a mirar fijamente.—Por favor…—añadió en un hilo de voz.

—Está bien.—respondió él aferrando con más fuerza su ordenador portátil. Joel comenzó a caminar en silencio y automáticamente Daniela lo siguió admirando los pasillos del imponente lugar en el que estaban. Columbia era completamente hermosa definitivamente.

Atravesaron el enorme patio hasta que llegaron a lo que ella creyó que eran los dormitorios. Joel no la miró en ningún momento y aunque ella trataba de aparentar que estaba bien con eso; lo cierto era que  en el fondo le dolía.

—Pasa…—murmuró él abriendo una puerta. El olor de la loción del muchacho inundó sus fosas nasales y sus piernas comenzaron a temblar ligeramente. Seguramente era los estragos que había dejado esa mañana cuando se había puesto loción para comenzar su jornada escolar.

Una cama individual –completamente hecha- ocupaba gran parte del lugar y aunque no había demasiados muebles además de un guardarropa, una cómoda pequeña con una pequeña pantalla plasma encima y un escritorio repleto de libros; le parecía bastante acogedor.

—Esto es…diferente.—comentó en voz baja sin saber realmente como comenzar  a hablarle.

—El lugar perfecto para un nerd.—respondió Joel cruzando sus brazos por encima de su pecho. Daniela se giró sobe sus talones y se quedó quieta observándolo fijamente.

—Joel…

—Cuando Ghalia fue a mi casa para intentar hablar conmigo pensé que había sido muy claro cuando le dije que me iba a Columbia y que no quería saber nada más sobre cualquiera de las dos…pasaron más de ocho semanas desde entonces pero el día de hoy me doy cuenta que realmente no te lo dijo.—comenzó.

Daniela suspiró.—Si me lo dijo…

—¿Entonces…?—cuestionó en voz baja.—¿Qué se supone que estás haciendo aquí…?

—Quiero hablar contigo.—respondió de inmediato.—Entiendo que sigues completamente enfadado conmigo pero…necesito que me escuches…

—¿Y que se supone que tengo que escuchar?—cuestionó.—Todo lo que tenía que saber; ya lo sé…

Daniela negó lentamente dándose cuenta que  aquello iba a ser mucho más difícil de lo que ella había pensado.

SE BUSCA NERD ¡URGENTE! (SSB #4)|JOEL PIMENTEL|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora