Kongpob se quedó viendo a su novio, Arthit, quien estaba ocupado empacando sus cosas para irse a su viaje de negocios de una semana a partir de mañana. Es por eso que, hoy sábado, no fueron a ningún lado ni hicieron nada. Kongpob ya había terminado su trabajo planchando la camisa de Arthit. Su novio sólo tenía que empacarla en su maleta.
—Deja de verme —Arthit, quien acaba de terminar con sus cosas, se puso de pie en frente de Kong con las manos en la cintura. —Haz algo. Aún debo preparar el documento.
Kong no lo obedeció y siguió mirándolo.
—Ahora mismo hago algo. Te estoy mirando.
Arthit suspiró. Se quedó en silencio por un momento, pensando en cómo hacer que ese niño grande saliera del dormitorio.
—¿Puedes comprarme algo?
—¿Necesitas algo?
—Uhm —asintió Arthit. —Cosas de oficina. Te haré una lista, así no tendrás que recordar qué comprar. No olvides mi leche rosa de camino a casa.
—De acuerdo.
Kong se fue al fin. Arthit no quería echarlo, pero apenas podía concentrarse en lo que estaba haciendo si Kong estaba por ahí. Además, él sólo se lo quedaba viendo todo el tiempo.
Dos horas pasaron. La papelería no estaba muy lejos del edificio de apartamentos, pero Kong aún no había vuelto. Arthit empezó a preocuparse. Lo llamó a su celular, pero el aparato estaba en la cama. Cuando decidió ir detrás de Kong, el chico abrió la puerta al mismo tiempo que Arthit.
—Oh, P'Arthit, ¿debes ir a otro lado? —Le preguntó Kong sin culpa.
Arthit se sintió aliviado y molesto.
—La misma pregunta va para ti —lanzó su billetera que ya estaba en su bolsillo y tomó su leche rosa de la mano de Kong.
—Lo siento, me tardé mucho comprando tus cosas —habló Kong. Se sentó en el sofá al lado de Arthit. —Sabía que te molestaría si estaba aquí porque no podía sacarte los ojos de encima. Era molesto, ¿no?
Arthit miró a Kong, quien bajó la mirada. Arthit sabía bien que Kong podía sentir que estaba molesto. Y ahora, su novio se sentía culpable.
—Eras molesto —dijo Arthit. —Me veías mucho, apenas podía ocuparme de mis cosas.
Esas palabras tuvieron éxito para que Kong al fin lo mirara.
—Eras tan adorable, P'Arthit. No podía evitar no verte.
—¡No me des excusas baratas! —Arthit se levantó del sofá. —¿En dónde están mis cosas?
—Las puse sobre el refrigerador.
Arthit regresó a la recámara para poner sus cosas en su maletín. Kong lo siguió.
—Aún no terminas.
Arthit dijo que sí.
—No hay mucha ropa por empacar, pero sí documentos.
Kong se acomodó en la cama, mirando a su novio. No hizo nada más que eso. No era la primera vez que Arthit iba a un viaje de negocios, pero Kong no podía acostumbrarse a eso. Mientras se perdía en su mente, Kong no se dio cuenta de que Arthit ya se había colocado de pie frente a él.
Kong volvió a la realidad cuando Arthit lo sorprendió con un beso en la mejilla.
—¿Por qué te sorprendes? —Sonrió Arthit.
—Me besaste.
—¿En serio? —Arthit preguntó de vuelta. Pretendía no haberlo hecho. —¿Estás seguro de que no lo imaginaste? Parecías estar soñando despierto.
ESTÁS LEYENDO
1. La historia de la pareja que no podía vivir sin el otro
FanficEsta es la historia sobre la vida diaria de Kongpob y Arthit como pareja en sus cinco años juntos. Se han vuelto más unidos y honestos con el otro, y lo más importante es que... se han vuelto más necesitados. La existencia del otro se volvió esencia...