Capitulo. 27

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Jamás podría describir el sentimiento que me invadió cuando aquella tarde finalmente pudimos regresar a nuestro hogar... Mi alma se hundió dolorosamente y ningún dolor físico pudo compararse al de mi corazón. Abraham tenía razón, nuestra casita, nuestro pequeño hogar había sufrido grandes consecuencias en el incendio. Sus paredes tenían un color oscuro y parte del techo se había despedazado por completo y del gran árbol que por muchos años nos dio sombra tan solo quedaban ramas secas; de haber estado allí seguramente hubiésemos salido heridos.

El incendio no había provocado grandes daños al campo que nos pertenecía, pues por fortuna y desgracia a la vez, el viento empujó las llamas hacia el bosque. Sin embargo, al no haber nadie en casa, nadie pudo alertar de lo que sucedía y en aquella situación todos se enfocaron solamente en salvar los campos y animales.

— Qué desgracia. — Escuché murmurar a Tony Russo. El hombre se había convertido en mi apoyo mientras esperaba en nuestro jardín que sacaran nuestras pertenencias.

Vivir allí inmediatamente sería imposible, era peligroso para todos, más teniendo a Lila, Peter, Claid y Rose, que podían enfermar muy fácilmente. Sin embargo, la sola idea de vivir bajo el mismo techo que los Stephen no era precisamente mi ideal en esos momentos.

— ¿Naomi?

La leve vocecita de Eleonor me alertó, no había visto a mi hermana en todo el día, por lo que cuando mis ojos se encontraron con los suyos no pude aguantar más y gruesas lágrimas resbalaron por mis mejillas; mi hermana no tardó en correr hacia mí y temblando me abrazó, podía incluso sentir el desenfrenado latir de su corazón. Había tenido tanto miedo que ahora me era imposible controlarme... Tony palmeó mi espalda cariñosamente y tras un suspiro pesado se unió al resto de hombres que incursionaban en nuestro maltrecho hogar. La confusión de Eleonor fue mayúscula y tras el susto inicial detalló mi aspecto aún más confundida, entonces me di cuenta de que ella quizás no sabía todo lo sucedido; tenía sentido, pues de otro modo hubiese regresado al bosque, o hubiese relevado a Jane y por supuesto que jamás hubiese dejado a Elizabeth a solas con ese hombre.

— ¿Qué sucedió? ¿Dónde están los demás? — Preocupada incluso observó el interior del carruaje donde me encontraba sentada, pero nuestros hermanos no estaban allí.

— El incendio alcanzó nuestra casa... — Susurré aún sin poder creérmelo, nuestro hogar... La casa donde crecimos, donde se encontraban mis más valiosos recuerdos, parecía deshacerse en cenizas ante mis ojos. Pero a sabiendas de que no podía simplemente echarme a llorar todo el día, limpié mis lágrimas y me obligué a recuperar la compostura. — Los demás están bien, siguen en casa de los Brown.

Consciente del dolor en mi corazón, mi hermana volvió a abrazarme acunando mi cabeza en su pecho mientras ambas observábamos como los Russo sacaban de nuestro hogar el baúl de nuestra madre. Por suerte muchas de nuestras cosas más valiosas seguían intactas...

— Perdimos una parte de la cosecha, pero nuestro mayor problema será la ceniza, algunos animales se perdieron también durante el incendio. Tardarán semanas en volver todo a la normalidad. — Le expliqué, aunque realmente mi mente y corazón se encontraban mis lejos en ese momento. — Pero nuestra casa... Tardarán mucho en repararla.

— ¿Qué haremos entonces? ¿Viviremos con los Russo? — Cuanto hubiese deseado poder decirle que sí.

— No... Nuestros vecinos también tuvieron pérdidas. Los Russo no tienen espacio para alojarnos a todos, los McDougal estaban agrandando su casa cuando todo paso, así que los Brown los alojan a ellos... Alojarnos en la ciudad en estos momentos es una locura, gastaríamos demasiado. — Las palabras de mis hermanos retumbaban en mi mente, sus negativas, sus quejas... Pero ¿Qué más podía hacer? — Nos mudaremos a la mansión Stephen, ya todo parece estar arreglado y estaremos todos juntos...

Jeune fille indomptableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora