Flower + C.Y x H.K

E P I L O G O

—Quien lo diría, hace tres años YeonJun no quería conocer a su alma gemela y deseaba dejar a la rosa marchitarse. Pero ahora es todo un Romeo contigo.

El peligris se sonrojo ante tal revelación.

Mientras que el nombrado entraba por la puerta del departamento que ahora compartía con el amor de su vida. A pesar de que no creía en aquello y que le parecía de lo más absurdo, ahora amaba y le encantaba cada parte de Kai, desde sus virtudes hasta sus más grandes defectos. Lo celaba y se ponía mal cuándo el menor se molestaba con el.

Aunque la mayoria del tiempo estaban juntos ya sea dándose mimos o abrazándose. Ciertamente el mayor no recordaba ni una sola vez que ambos hayan discutido o peleado. Por que en esos tres maravillosos años de ser pareja, no estaba el gritarse o golpearse. Por que se amaban mutuamente. El amor que le tenía uno con el otro era real, se habían llegado a enamorar tanto del otro, que simplemente no podían imaginarse el uno lejos del otro.

—¿Dijeron mi nombre?

El menor sonrió con un leve color carmesi adueñándose de sus mejillas. El mayor lo abrazo y junto sus labios.

Mientras que el mejor amigo del peligris dejaba sus ojos en blanco.

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Kai estaba sentado en el jardín del instituto, aún le faltaba un año por terminarla mientras que a su lindo novio ya tenía un trabajo estable. Hablando del pelinegro, este se encontraba con la cabeza recostada en el regazo del menor y su prontamente prometido. Por que estaba demasiado seguro de querer una vida con el chico que le sonreía con su característica sonrisa de gomita y el cual ahora mismo, acariciaba sus cabellos.

Las clases del menor estaban suspendidas por dos horas, por lo que esperarían ahí, juntos.
El pelinegro se encargaría de crear una vida para el menor, todo a su tiempo.

Por que si había esperado diecinueve años por el, esperaría otros diecinueve años para casarse con el, oficialmente. El menor sonrió, pues con el cargaba siempre un pétalo de la rosa, el cual saco sin hacer mucho esfuerzo del bolsillo de sus jeans rasgados.

—Hyung....¿Puede darme un beso?

Sin pensarlo demasiado, tomo a su lindo novio entre sus manos y como pudo lo subió a su regazo. No le importaba si los estaban observando. Con una mano en la cintura del peligris y la otra en su mejilla, se acercó lentamente al rostro contrario, juntando sus labios con los ajenos, haciendo un beso dulce, tierno. Tratando de demostrar en aquella acción el amor y aprecio que se tenían ambos chicos.

Por que le agradecían a la madre luna por haberlos juntado. Y jamás se dejarían separar.