Me encontraba despierto a las cinco y media de la mañana, estaba estático viendo el techo, mi mente estaba en blanco y no tenía ninguna preocupación encima, estaba totalmente relajado y así estuve por varios minutos hasta que sonó mi alarma, sin expresión alguna apagué aquel aparato productor de un ruido irritante, me senté en mi cama y sonreí levemente para así tomar algunas ropas, bajar las escaleras, entrar al baño y quitarme la ropa, observé mi cuerpo desnudo en el espejo, no quería ser egocéntrico pero amaba mi silueta, cuando me veía solamente podía ver perfección, tras mi demostración de autoadmiracón entré a la ducha, giré el grifo del agua caliente y pocos segundos después pude sentir como aquel líquido caliente caía sobre mi cabeza, recorría mi espalda y pecho para después seguir por el resto, el agua me quemaba un poco pero era un dolor placentero para mí, lo caliente siempre fue algo que adoré, tomando el jabón lo pasé por todo mi cuerpo para después colocar en mi cabeza el shampoo, me lo quité con el agua y luego me pasé la crema, finalizado todo eso salí de la ducha y me saqué el cuerpo con una toalla amarilla la cual colgaba de las paredes de vidrio del área de la ducha y con el secador sequé mi cabello, una vez listo me coloqué un boxer negro algo ajustado de Kalvin Klein, unos jeans holgados de color azul, una remera negra, encima de la anterior un hoodie negro con dos líneas blancas y una roja en el medio de cada manga, unas medias blancas y un zapatos azules con blanco, salí del baño y del perchero tomé mi gorra roja la cual coloqué en mi cabeza, tomé mi mochila negra y salí de mi casa, en el transcurso al Liceo me encontré nuevamente con Celina, la cual caminaba más dormida que despierta, a cada paso que daba su cuerpo se zarandeaba de un lado a otro, una vez a su lado sonriente le dije.
-Hola enana ¿cómo estás?
La chica con sus ojos entrecerrados por el sueño me miró y dijo.
-Hola Rafa, estoy cagada de sueño ¿tú?
Riendo ante su comentario y acomodando mi gorra respondí.
-Pues yo no me quejo, hoy estoy bastante bien
Mi amiga mostrando su característica sonrisa siguió caminando al igual que yo, estábamos casi llegando al Instituto cuando una persona pasó a toda velocidad en su motocicleta casi golpeandome con ésta, rápidamente grité molesto.
-¡Imbécil ten más cuidado!
Al oír mi grito el conductor frenó de golpe dejando un rastro negro en el suelo, bajó de su motocicleta y comenzó a caminar en mi dirección, una vez frente a mí se quitó el casco y dijo con su gruesa e intimidante voz.
-¿Algún problema niñato?
Tras oír lo que dijo, con algo de indignación levanté mi ceja derecha, no pensaba discutir con el, era obvio que con un sólo golpe me dejaría noqueado, se podían notar sus músculos incluso con toda su ropa puesta, iba a decir algo pero mi amiga saltó en mi defensa.
-No te metas con él, no es su culpa que seas un tarado
El desconocido rió sin quitar su mirada de mí y respondió al comentario de mi amiga.
-Oh, lo siento principito, la próxima vez que pase por su lado reduciré la velocidad
Aquel irritante tono burlón en su voz resonó en mi cabeza, levantando mi mirada con algo de molestia dije.
-Primero no me llames así, segundo no seas un imbécil y tercero ya déjanos en paz que debemos llegar a clases
El motociclista negó con su cabeza algo incrédulo, una sonrisa divertida pero algo irritante para mí se dibujó en su rostro para contestar así.
-Bueno principito, dejaré que tú y la niña elfo se vayan a clases
Sin dejar que alguno respondiera se fue, la verdad su presencia me molestaba un poco pero debía admitir que era bastante carismático, seguimos el camino hasta el Instituto y al entrar nos separamos, cada uno en dirección a su salón.
Ya dentro de mi aula y sentado en mi lugar charlé un poco con Kisha, una chica árabe la cual compartía clase conmigo, era bastante inteligente y amable, al entrar la profesora de Literatura la chica volvió a su lugar el cual era en la primer fila, bastante lejos de mi, viendo a la profesora hablar noté como Alex se volteaba a verme y movía su boca diciéndome.-¿Entiendes algo de lo que dice?
Riendo un poco con un tono de voz bajo respondí.
-Si y ¿tú?
Por la expresión en su rostro ya sabía la respuesta, no había entendido ni una palabra de lo que la mujer había dicho, por eso me acerqué a él y comencé a explicarle todo, en el proceso de ese acto sonó la campana, no esperé ni un minuto para ir en busca de mi amiga, ya en los pasillos del Instituto vi a Ezequiel molestando a Celina, fruncí el ceño y me dirigí hasta él.
-¿Algún problema?
La mirada de Celi suplicaba por ayuda, eso me enfadó aún más, la quería como si fuese mi hermana menor, el cavernícola que se encontraba incomodandola me dijo.
-¿Qué te crees? No eres nada más que un rarito sin amigos y sobretodo un marica
Sus palabras me habían herido bastante, mis ojos se humedecieron un poco tras recordar mis problemas con mi familia pero antes de que pudiera decir algo oí un voz conocida.
-¿Tienes algún problema con mis amigos?
Efectivamente esa voz gruesa era del chico de la motocicleta, no podía creer que estuviera defendiendonos.
-Si tengo un problema o no, no es de tu incumbencia
Ambos se enfrentaron, el ambiente estaba muy tenso, parecía que iban a agarrarse a golpes, pocos segundos después el desconocido respondió.
-Claro que es de mi incumbencia lo que pase con ellos
Ezequiel ya enfadado dijo molesto y burlón.
-¿Qué tanto te importan la machorra y el marica?
Parecía que esas palabras habían enfurecido al motociclista ya que apretó la mandíbula y sin dejarme intervenir le dio un puñetazo en la boca al imbécil que nos molestaba, aquel golpe fue tan fuerte y rápido que dejó al chico en el suelo.
-¡MIERDA! Vaya putazo le has metido...
Estaba perplejo ante la situación y no sabía que más decir además de lo anterior, Celina simplemente veía a Ezequiel en el suelo con una leve sonrisa, imaginé que por la cabeza de mi amiga pasaba un "te lo merecías por tarado", reí un poco y le sonreí dulcemente al desconocido en agradecimiento, cuando iba a decir algo para romper el silencio se oyó el grito de la directora.
-¡TODOS USTEDES A MI OFICINA AHORA!
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Tus juegos
RomantizmUn alocado, ingenuo y sensible adolescente homosexual, un chico hetero popular, bromista y deportista, de ésta combinación no puede salir nada bueno ¿verdad?, el comienzo de todo es una simple broma, un simple juego de poder y grandeza el cual cambi...