Abrió los ojos, despertándose de su sueño, tanto pensar en ciertas cosas la cansaba más de la cuenta y la hacía caer en los brazos de Morfeo. Su pesadilla personal, su amor adolescente, le rondaba la cabeza desde que se despertaba hasta que se dormía, incluso atormentándola en sueños, no había ningún momento en el que estuviera tranquila.
Sí, había soñado con él, no recordaba exactamente por qué, ni cuales habían sido sus palabras, recordaba estar teniendo una pesadilla, no recordaba de que iba, pues la había olvidado cuando en medio de su sueño se había colado su voz imponente y demandante, esa masculina voz que haría derretirse a cualquiera y a la vez congelarlo sin escapatoria. Su voz la había calmado en medio de su sueño, solo él lo lograba, como siempre, y por eso no podía más que frustrarse, porque estaba perdida y ya no había vuelta a atrás.
Cogió el cojín que tenía al lado y se lo puso en la cara, Sesshomaru Taisho era difícil de sacar de su corazón y que fuera la persona más atractiva que había visto en su vida no ayudaba mucho. Ni en un millón de años conseguiría olvidarse de ese rostro tan perfecto.
—¡Dichosos genes del señor Taisho!—Pensó recordando por un momento que Sesshomaru era muy parecido físicamente a su padre.
Se giró en la cama y su corazón dio un respingo. Ahí, en el borde de su cama, había un chico sentado, un hombre de espalda ancha y cabellos plateados quién parecía observar algo entre sus manos.
Se preguntó por un momento qué haría allí, tan callado. No era que Sesshomaru fuera una persona de muchas palabras, hacerlo juntar más de dos frases en una conversación ya era un logro, pero colarse en su cuarto en medio de la noche y no avisarla de que estaba allí... eso, eso no era propio de él.
Su cuerpo se incorporó casi sin esfuerzo mientras observaba la espalda de su acompañante. Estaba tan absorto en sus pensamientos que en ningún momento se había dado cuenta de que ella ya estaba despierta y lo observaba con curiosidad, así que decidió hacérselo saber, que ella estaba despierta, confundida, mirando su espalda ancha.
—Se... Sesshomaru... ¿Qué...? ¿Qué haces aquí?
Juraría que había dado un pequeño respingo al verse descubierto, pero lo desechó, echándole la culpa mentalmente a que acababa de despertarse y que todavía estaba medio dormida, aunque cuando Sesshomaru se giró, con la mirada seria, observándola de arriba a abajo como si la estuviera mirando por primera vez en la vida, con esos penetrantes ojos dorados, no pudo evitar abrir la boca con asombro, porque era la primera vez que la observaba de esa manera tan... ¿Cómo podía explicarlo? ¿Sensual? Aunque tal vez solo fuera su imaginación.
Su corazón empezó a latir desbordado cuando vio como él se acercaba lentamente a ella y agarraba uno de sus mechones de cabello negro rebeldes entre sus finos y masculinos dedos, llevándolo a sus labios sin siquiera separar la vista de sus grandes ojos.
Se sentía como una presa fácil ante un depredador letal, pero claro, ¿Cómo se iba a sentir de otra manera cuando él la estaba mirando así? Tan serio y tan fijo en ella, como si nada ni nadie más existiera en el mundo.
No pudo evitar que sus mejillas se tiznaran de rojo, su cara en ese momento parecía un tomate maduro, y más cuando vio que él se acercaba a su rostro. Definitivamente estaba dormida todavía, eso no podía ser real, no podía ser cierto, pero tampoco iba a desaprovechar un sueño que era tan hermoso, por lo que cerró los ojos y se dejó llevar, esperando a que sus labios, esos con los que soñaba desde que no era más que una simple niña, llegaran a su destino.
Pero lo que soñó en ese instante nunca pasó, pues aunque cerró los ojos y esperó paciente con las mejillas al rojo vivo, lo que contrastaba con su piel pálida, lo único que llegó a su rostro fue una mano que se plantó frente a sus ojos y la obligó lentamente a volverse a tumbar, hasta que su cabeza volvió a tocar la mullida almohada.
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El día que llegaste a mí
FanficSesshomaru siempre ha sido un chico frío y calculador, resentido con el mundo y con su familia. Su carencia de sentimientos lo ha llevado a permanecer en la soledad de su pequeño universo, pero... ¿Qué pasará cuando una dulce niña de ojos chocolate...