1456 horas

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"La melodía más cálida

Enciende el fuego dentro de mí

Y así se van desmoronando

Esos sueños que nunca viví.

Oh, cálida melodía

Oh, fuerte amanecer

Déjame ver el día

Déjame desfallecer"

- S.H.

Nunca comprendí del todo lo que significaba estar rodeado de otros, incluso en mis momentos más lúcidos, creí que se trataba de un juego aburrido en el cual todos perdían, incluyéndome. Un juego en el que morías o matabas; un juego en el que deseaba nunca morir, pero tampoco matar... hasta que fui un adulto.

Lamento tanto haber avergonzado a quienes depositaron su confianza en mí, herí a muchas personas a lo largo de mi vida y mientras transitaba el tortuoso camino de la adolescencia, descubrí cosas que me hubiese gustado no encontrar.

Aprendí el significado del primer beso, también del primer fracaso, aprendí lo que se sentía estar en la cima y en lo más bajo. Aprendí a infundir dolor, desesperanza, tristeza y miedo. Y fue cuando esto ocurrió que conocí una parte de mí que no sabía que existía, y para ser honesto, me gustó.

Hasta ese momento, y también a partir de él, muchas cosas empezaron a cambiar para mí y para quienes me rodeaban; el más fino detalle era modificado con tal precisión que pareciera que siempre fue así. Cosas nuevas pasaban, nuevas personas llegaban y, a su vez, nuevas flores se marchitaban dejando consigo un extraño olor pútrido que se volvió adictivo con el paso de los días.

No temo a la muerte, porque a ella pertenezco.

En las noches hago un recapitulado en mi mente, y con mucho cuidado, selecciono aquellos momentos más importantes, aquellas anécdotas que significaron tanto para alguien como yo. Siempre sentí que estaba destinado a vivir de esta manera, huyendo de mis impulsos y de quien soy en realidad; ¿sabes? Es difícil comprenderte al 100% por eso tratas de despellejar cada parte de tu personalidad y darle un significado coherente.

Trate tan duro de hacerlo, pero cada vez me sumergía más profundo y más oscuro era todo, una oscuridad seductora que me impedía mirar hacia la luz, porque no pertenecía a ella, si no a la oscuridad, solo ahí.

Recuerdo que en una ocasión salí a comprar unas herramientas para arreglar la puerta del armario de mi cuarto, rechinaba horrible y pensé que ajustándola todo iría mejor, ya no lo soportaba... Pero de alguna forma terminé ocultando un cuerpo a 30 kilómetros de mi casa, sudando a chorros y temiendo ser descubierto por lo que había vuelto a hacer. No estaban buscando a alguien en específico, pero sentía que estaban buscándome a mí.

Todo este tiempo se trató de mí.

Mi madre siempre sonreía ante las adversidades, pero también era el tipo de mujer que deposita la culpa en otras personas con el fin de poder subsistir con su propia miseria, la falta de culpa hace todo más fácil. Si eres pobre es culpa del gobierno, no de tu desinterés por conseguir un trabajo; si eres gordo es culpa de la comida chatarra, no de tus hábitos alimenticios; si eres un asesino serial es culpa de tu madre que siempre te hizo saber lo mucho que te odiaba, no de tu debilidad emocional para lidiar con el odio de tu progenitora.

Así me siento ahora, y estoy cansado. Cansado de respirar, de vivir, de sufrir, y de saber que incluso muerto deberé lidiar conmigo mismo.

La primera vez que maté a alguien experimenté sensaciones diferentes, pero fueron la cúspide de lo prohibido y a su vez, de lo maravilloso que hay en este mundo, logré comprenderlo cuando volvía a casa. Las manos me temblaban, y sentía que mi corazón se saldría por mi garganta, no podía hilar ideas lógicas porque todo parecía estar sucediendo tan rápido, como si se tratase de un sueño. Ojalá lo hubiese sido.

[ONE SHOT] 1456 horas - Shinsou HitoshiWhere stories live. Discover now